Addicted. |Gemeliers|

Capitulo 14/2ª

Abro lentamente los ojos y dándome la vuelta encontrándome con Daniel.

Un momento...¿Qué hace el aqui?

-Dani..., despierta.-susurro dándole golpecitos en el hombro.

Me echo a reír cuando este se tapa aun mas con las sábanas hasta arriba.

-Un ratito mas, mamá.-dice con la voz adormilada y haciendo el mismo gesto de antes.

-Vale, vale.-digo entre risas levantándome para ir abajo.

Este chico es increíble.

Al llegar a abajo, me doy cuenta de que solo estamos el y yo en casa.

Claro tonta, hoy es Jueves y Nuria tiene turno de mañana.

Que poco lista soy.

Me preparo el desayuno y el de Daniel y lo dejo preparado en la mesa de la cocina. Comienzo a desayunar cuando el baja frotandose los ojos y con su tupe despeinado.

Que guapo es...

-Buenos días princesa.-dice y me da un suave beso en la mejilla haciendo que me ruborice.

-¿Como has llegado tu aqui? No recuerdo que estuvieses en mi cama cuando me fui a dormir.-encarno una deja divertida y este suelta una leve y sonora carcajada.

-No podía dormir, entonces me supuse que no te importaría tener un inquilino en tu cama.-dice con la sonrisa torcida y posando su mirada en la mía.

-Mmm...si fuese a sí todas las mañanas.-murmuro en un susurro pero creo que este lo ha escuchado.-Ay, ¡no me mires así!-digo tapándome la cara con las dos manos.

-Si estas muy guapa.-murmura entre risas y le fulmino con la mirada.-Es verdad y Daniel Oviedo siempre dice las cosas como son. ¿No es cierto?

-Cierto, cierto.-digo y bebo el ultimo sorbo de Nesquik que quedaba.

-Oye Dani..., ¿por que no me quieres enseñar tu otra habitación?-pregunto al recordar la última vez que se lo pregunte y me lo negó.

-Hace bastante tiempo que no entro en ella, me trae muchos recuerdo de cuando era chico.-dice con un hilo en la voz y noto como sus ojos se cristalizan.

-Me la podrías enseñar. Anda por favor, mi vida, mi amor.-digo levantando su cara por la barbilla y este niega riendo varias veces.-¿No te doy pena?-digo poniendo cara de cachorrita abandonada.

-¡Venga vaaale! Pero solo hoy eh. Y sin preguntas.-dice y yo doy palmaditas y le depósito varios besos en la mejilla.

-¡Tranquilo! Ya sabes que soy una tumba.-respondo echándome el pelo hacía atrás cual diva.

-Creída.

-Creído.

-Me quieres.

-Tú a mí más.

-Muchísimo.-responde el besando mis labios.

[...]

-¿Preparada?-dice cuando estamos apunto de adentrarnos a la misteriosa habitación.

-¡Sí!-afirmo y este la abre.

Me quedo totalmente impresionada, es muy diferente a la de ellos.

Esta pintada con un tono azul cielo, bastante bonito diría yo. En las estanterías están llenas de libros y de fotos de cuando era pequeños y no tan pequeños. Al igual que un rincón de su pared. Arriba pone 'la central de los recuerdos' y hay diversas fotos desde que eran pequeños hasta los 14 años deduzco, luego sigo por otra estantería y hay coches de juguetes y álbumes de fotos. En esta  habitación también hay una bonita litera, donde supongo que dormían cuando eran niños.

-Y bien, ¿que te parece?

-Vaya, no me esperaba encontrarme con esto.-digo divisando los diferentes contenidos de las estanterías.

-Hace mucho tiempo que no venía aqui.-dice sentándose en una silla.

-¿Puedo ver las fotos de la pared?-pregunto y este asiente con la cabeza dándome paso.

En una, Jesús y el salen abrazados, otra junto con sus primos, lo deduzco por el simple echo de que tienen un parecido incalculable.

En otra de ellas, sale una niña, morena oscura de pelo, con la mirada puesta en uno de los gemelos, el cual no deduzco cual es debido a que cuando eran niños eran iguales, no era capaz de diferenciarles.

-¿Quien es esta niña?-digo señalándola, aun que solo se le ve la mitad de la cara ya que están en una ruleta subidos y al parecer estaban riendo.

-¿Enserio? ¿No lo sabes?-pregunta bastante sorprendido y niego rotundamente con la cabeza.-Eras tú Erika.

-¿Qué?-me alarmo y abro bien los ojos, bajo la mirada y hay mas fotos en las que sale la misma niña y me doy cuenta de que efectivamente soy yo.-¿Por que salgo en estas fotos? No me acuerdo de aquello.

-Tu madre y la mía eran uña y carne, y siempre jugábamos todas las tardes, hasta los diez años creo. No se si decirte esto pero..-le corto.

-¿Decirme el que?-pregunto y este juguetea con sus pulseras sonriendo, nervioso diría yo.

-Estaba enamorado perdidamente de tí. La verdad es que solo éramos unos críos y de aquella no tenía claro definir que es el amor, pero me tenías loco niña.-suelto una leve risa acompañado de una sonrisa.-¡Es cierto! Me acuerdo que cuando te fuiste en segundo de primaria a aquel campamento de ingles, nos habíamos encerrado en esta misma habitación, en aquel armario con la esperanza de que no te fueras aquel eterno mes.

Y de repente me acuerdo de aquello...

Yo también estaba enamorada de Daniel. Y la verdad, pase mitad de mi infancia con el y su gemelo.

Los mejores años de mi vida.

-¡Me acuerdo de este niño!-digo señalando una foto que deduzco que estaban en párvulos, por la pequeña fecha que hay a un lado.

-Era Pablo.-dice con un hilo de voz.-¿te acuerdas de lo que le pasó?

-Cla...claro.-digo no muy segura y continuo.-Estabais muy unidos y, cuando tuvo el accidente lo pasaste muy mal. No podías dormir bien y me pedías que durmiese contigo.-sonrío mirándole de reojo.-Yo también le echo de menos.

-Ojalá estuviese aquí conmigo.

Voy hacía el y le abrazo, rodeando mis brazos su cuello y los suyos mis caderas, escondiendo su cabeza en el hueco de mi cuello. Y le acaricio suavemente la espalda.

-Nunca viene mal recordar, ¿no crees?-susurro.

-Lo sé, pero es muy difícil asumir todo lo ocurrido en tan poco tiempo.-responde en el mismo tono que yo.

-¿Quieres que nos vayamos?-pregunto y este niega.

-Tengo el álbum de cuando terminamos párvulos.-dice cogiéndolo de la estantería y abriendo una de las páginas al azar.

-¡Pero si somos Miriam y yo!-me entra una ataque de risa.-¡Ay dios parecemos tontas en esta foto!-visualizo la foto en la que estamos pintando con las manos una 'obra maestra' en la cual salimos riéndonos pintándonos la una a la otra.

Seguimos viendo fotos y recordando momentos de nuestra infancia hasta que las horas vuelan y se hace de noche.

No viene nunca mal una dosis de recuerdos...

"Si quieres nos tropezamos y lo
llamamos destino."