1 favor.
2 favores.
3 favores.
La carga se acumula.
4 favores.
5 favores.
6 favores.
Mis hombros ya no aguantan.
7 favores.
8 favores.
9 favores.
10 favores.
Exploto.
Estallo en mil pedazos mientras la gente me ve como si estuviera loca.
(De hecho lo estoy).
La gente se aprovecha de mi.
Se aprovecha de mi trastorno.
Saben que si no lo hacen ellos lo haré yo.
Que todo lo hago yo.
Nunca me sentí más humillada.
Me gustaría relajarme, aunque sea un poco.
No tener que preocuparme por lo que los demás hagan o digan.
No tener que aguantar crisis para que no me miren como un bicho raro.
De hecho NO TENERLAS.
Saber que puedo confiar en los demás.
Que ellos pueden hacer lo mismo que yo.
Pero no.
Si no lo hago yo, no va a salir bien.
Y la carga aumenta.
Hasta que ya no puedo más y me rompo en mil pedazos.
Y ahí, rota, en el suelo, la gente aprovecha para recalcarme todo lo que he hecho mal, me pantean, hacen de mi lo que se le antoje y yo...
Bueno, yo muero un poco más con cada vez...