Soy una decepción.
Una maldita decepción.
No importa cuánto me esfuerzo.
No importa cuánto planee todo para que salga bien.
No importa qué tan cuidadosa sea.
Termino arruinándolo todo.
Mi madre se encarga de recordármelo a cada instante.
Mis profesores también.
Mis amigos también.
Todo el mundo.
Al parecer dar lo mejor de mi no es suficiente para ellos.
Siempre quieren más.
Nunca están satisfechos.
Se olvidan que sólo soy un humano y no soy perfecta.
Alcanzar la perfección es lo que deseo.
Ser suficiente para ellos.
Ser suficiente para mi.
Pero la ansiedad me gana y termino arruinándolo todo.
Término siendo una decepción.