Capítulo 2

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Anoche Valery llegó a casa demasiado tarde, realmente es más de lo usual, no quise decirle nada para no pelear a altas horas de la noche pero si me sentí un poco mal, triste y algo deprimida, pero debo entenderla. Cuando se acostó en la casa no me dijo ni buenas noches en el oído ni un beso, solo se acostó y ya, esas pequeñas cosas que me volvían loca la está dejando atrás.

Al despertar encuentro la cama vacía, suspiro triste para estirarme un poco, mirar todo a mi alrededor y levantarme para ir hacia el baño, tampoco la encuentro ahí, hago lo que tengo que hacer, voy a la cocina un poco arreglada, hoy puedo llegar un poco tarde al trabajo, veo a Valery reírse con el celular y sonrojada, coqueteando con su cabello, algo dentro de mí se removió.

—Buenos días — Dice al verme llegar a la cocina.

—Buen día — Respondo con la misma sequedad, me sirvo café.

—¡Wow! — Deja el celular y camina hacia a mí — ¿Y ese trato? — Pregunta ofendida.

—¡Vaya! ¿Te diste cuenta de cómo me tratas? — Digo sarcásticamente.

No dijo nada, fui con mi taza de café al cuarto para elegir mi ropa. Escojo un pantalón de jeans, blusa de cuadros azul con negro y blanco, mis converse azules, siempre me ha gustado vestirme. Me visto, al terminar me veo en el espejo a Valery que está recargada en el marco de la puerta observándome con una sonrisa tonta en sus labios, eso hace que mi corazón se acerele.

—Cuando te vistes así — Camina hacia a mí con su sonrisa sexy — Te ves sexy, adorable y seductora — Besa mi cuello con suavidad y lentitud, me abraza por detrás mirando hacia el espejo — Eres hermosa, amor.

—¿Dejaste de hablar con tu enamorada? — Digo molesta por los celos y me aparto de ella.

—¿Cuál enamorada? — Pregunta con asombro.

—¿Cómo me veo? — Pregunto ignorando su pregunta fuera de lugar.

—No ignores mi pregunta — Dice molesta.

—Duele ser ignorada — Digo recogiendo mi bolsa y mis cosas — Me iré.

Paso por su lado y me toma del brazo, se me queda mirando tan profundamente que recuerdo las veces cuando me miraba así para hacerme detener y retarme a hablar pero esta vez no funcionará, estoy tomando el control de mí, la piel se me eriza y mi corazón late desesperadamente porque está taladrando mi alma sin ningún descaro, trato de liberarme de su agarre.

Pero me toma de la cintura ligeramente pegándome a ella imponiéndose ante mi rebeldía de no ceder ante ella como antes. Suelto una ligera sonrisa y me ilumino, rodeo su cuello con mis brazos, nos acercamos poco a poco para darnos un beso tierno, apasionado y con este beso me acaba de comprar y hacerme sentir bien, la odio por tener ese poder en mí y que pueda solucionar todo así.

El beso se intensifica y los gemidos salen a flote haciendo que nos peguemos más, deseándonos cada vez más, se incrementa la temperatura, siento que quemo por dentro, por el deseo de tenerla dentro de mí. Sus manos acarician mi espalda y de vez en cuando tocan mi culo. Mi necesidad de sentirla es cada vez es mayor y ella lo alimenta con cada toque, la odio.

—¿Amor? — Dice besando suavemente mis labios — Amor.

—Mande — Respondo besando su cuello para tomar aire.

—Me dejas sin aliento — Comenta entre gemidos — Te amo.

—Estás tan ligada a mis pensamientos — Digo mordiendo su cuello — Te amo.

—¡Hey! — Empieza a reírse — ¿Debemos irnos? — Pregunta sin soltarme.

—Creo... — Digo distraída por su piel.

Mariposas OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora