Capítulo 22

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Tengo una semana entera esperando la respuesta de Valery sobre si somos y no pareja, últimamente no se la pasa en la casa, llega cuando quiere, no me avisa si saldrá ni con quien, menos hacia dónde. No es dulce, cariñosa, ni me mira, nada es como antes, la he perdido. Sé que mis malas acciones hicieron esto, nunca creí que fuera por mi parte que todo se acabara así, ni de esta manera.

Hago todo automático, sin vida, sin emoción, sin amor. Hoy es otro de esos días que me despierto sin Valery a mi lado, miro el lado derecho de la cama y está vacía. Me levanto de la cama tratando de no llorar, creo que estoy entrando en depresión, discutimos al día siguiente, he llorado todos estos días. Estoy decidida a tenerla conmigo nuevamente pero todo es tan duro.

Entro en el baño aun soñolienta, me despierto cada tanto por la noche pero en el día en mi oficina me quedo dormida. Me miro en el espejo y veo ojeras, mis ojos tristes y hundidos, estoy más flaca, no me provoca comer, ni vestirme bien. Sacudo mi cabeza, tomo mi cepillo de dientes y empiezo a lavar mis dientes, soy una estúpida porque ella si está bien, disfrutando de la vida.

Me ducho con agua fría para despejar todo sueño. Después de una hora salgo de la ducha, me seco un poco, me envuelvo en mi toalla y en mi cabello también pero esta vez un poco renovada en mis fuerzas. Abro la puerta del cuarto, escucho a Valery hablar por celular, solo la abro un poco para escuchar y poder verla, quiero saber que está hablando y con quién.

—Claro... nos veremos hoy... por supuesto, como siempre... — Se ríe y la veo sentada en nuestra cama jugando con su cabello, está coqueteando con alguien más, mi pecho se aprieta, mi corazón se contrae, un vacío en mi estómago se instala, mis ojos arden por las lágrimas retenidas — Sí, mi amor... — Siento como mi corazón desaparece y mi alma cae al suelo — Sí, a mí también me gusta... a la misma hora, cariño — Termina la llamada.

Se queda sentada en la cama mirando el piso sonriendo, poco a poco la cierro, pego mi espalda a la pared. Ahora mismo, es el mejor momento para hundirme y quebrarme para renacer como el fénix. Escucho que se mueve y me recompongo y camino hacia el cuarto con un suspiro y con la frente en alto abro la puerta, Valery se asombra al verme entrar al cuarto.

La miro y paso de ella como si ya no me importara en lo absoluto, no vuelvo a mirarla, aunque me duele en el alma pero no me permitiré sufrir más por ella, me quito la toalla de mi cuerpo, siento la mirada de Valery sobre mí pero no me permito mirarla. Duele mucho sentir su mirada y que ahora esté con alguien más, me duele saber que ya no es mía y que la perdí.

Abro mis gavetas para tomar una de mis bragas, camino hasta el closet para escoger un vestido negro, ajustado a mi cuerpo, cometo el error de mirar a Valery, está con la boca abierta y mirándome como si fuera la única maravilla en el mundo, un nudo en mi garganta se arma y se hace fuerte cada vez más, carraspeo y me centro en lo que me pondré.

—¿Vas a trabajar? — Pregunta y me sorprendo porque pensé que no me hablaría.

—Sí — Respondo cortante y sale del cuarto.

Me coloco mi sujetador de encaje negro, conecto el secador, me siento y empiezo a secarme el cabello. Mi celular empieza a sonar, gruño molesta, siempre tienen que interrumpir en el momento menos oportuno, veo que es Amanda quien me llama, suspiro y sonrío para camuflar mi tristeza y mi dolor por mi voz, tomo el celular y espero a que deje de llamar pero no lo hace.

—¿Qué pasó? — Pregunto un poco de mal humor.

—¡Ya es tarde y tú no has llegado! ¡Eso pasa! — Exclama casi gritando — ¿Sabes lo que pasa sin ti aquí? ¿Eres consciente? — Pregunta gritando — ¡No! ¡Porque no estás aquí! —Escucho un suspiro de resignación — Estamos llenos de clientela, ven por favor.

Mariposas OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora