Me han estado enviando flores y más regalos que no sé quién es. Esto me ha inspirado a hacer lo mismo con Valery, creo que puedo conquistarla así esté con su ex novia, si es mía, la amo y ella siente lo mismo por mí seguiré luchando pero si ya no me ama ni está enamorada de mí, entonces guindo los guantes y me retiro de esta lucha. Me levanto de la cama con un poco de pereza.
Elijo de ropa mis jean rotos en las rodillas, que abrazan perfectamente mi culo, una blusa blanca ajustada a mi cuerpo, y una camisa de leñador, mis converse y el cabello recogido en una coleta alta. Me gusta vestirme así, me veo más sexy que cuando me visto con mis vestidos pero sigo sin perder mi hermosura. Salgo del departamento y comienzo a textearle a Amanda para que consiga mi desayuno.
Primero paso por la tienda donde pedí el peluche, luego a la floristería para darles la dirección, le escribo una nota. Recibo un mensaje de Amanda que no podrá hacer eso porque está ocupada resolviendo un problema con su vecina, ruedo mis ojos y camino por subway para comprar mi desayuno, no siempre le tendré miedo a sitios así por culpa de Valery, debo seguir independiente.
Estoy de buen humor hoy, creo que nada me hará sentir mal, entro al local para pedir mi sándwich para llevar esta vez, me gusta comer en la comodidad de mi silla. El chico me entrega mi sándwich, le pago y salgo de la fila, caminar hace bien, me destenso y puedo pensar en todas las cosas que tengo que hacer, no me gusta andar tan apresurada en el día, contemplar todo es perfecto.
Me doy cuenta de que casi llego es cuando cruzo la última esquina que da con mi lugar de trabajo, para mi sorpresa veo a Danielle recostada sobre la puerta de un auto con las piernas cruzadas al igual que sus brazos. Me escondo para que no me vea, se mueve abriendo la puerta del conductor y entra, al poco tiempo veo a Valery pasar delante del auto y entra en el asiento del copiloto, asiente con una sonrisa y un destello en sus ojos, para que su ex le dé un beso en la boca.
Salgo de mi escondite cuando ellas se van, suspiro y sonrío, espero que el regalo le guste, camino hacia mi trabajo sin perder una pizca de alegría en mí. Todos me dan los buenos días y les respondo con una sonrisa, soy de pocas palabras cuando estoy recién despierta, a veces puedo pasar todo el día sin hablar. Camino hasta la oficina y no encuentro a ningunas de las chicas en los pasillos.
Ya se acerca la boda de Elizabeth, estoy ansiosa por ver los retoques finales que le están dando, cada vez las ideas fluyen y el trabajo en equipo aumenta. Deben estar trabajando con los vestidos o lidiando con las novias y damas. Es muy rara la vez que salgo para ayudar con la elección de algún vestido en las vitrinas, siempre estoy metida aquí porque me gusta organizar todo.
—¿Jefa? — Me llama una empleada nueva y me detengo girando sobre mis talones.
—¿Dígame? — Está algo agitada y sonrío.
—Una chica le vino a traer esto — Me entrega un chocolate, una rosa con una nota.
—Gracias — Los tomo y ella se retira.
Suspiro cansada, doy unos pocos pasos y abro la puerta de mi oficina, tiro todo en el escritorio y me quedo con la nota que ella me escribió en las manos, no me atrevo a leerla. Me siento en la silla y tomo la invitación a la boda de Elizabeth y Tamara, hace unos días me la entregó, ya le compré un regalo perfecto para las dos y que lo disfrutaran bastante, sonrío.
Ver esa invitación y esos seis pases para la recepción no me da mucha alegría, estoy pensando seriamente en no asistir, será la primera boda en la que no asista y no es para nada mala idea. Valery no asistirá porque está muy feliz con su ex, no creo que quiera desperdiciar tiempo yendo a un evento donde estará su ex, con sus amigas y dos amores que son pasado.
