Capítulo 1

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El bus se detuvo en un lugar desierto, un nudo se me formo en la garganta y me apreté contra mis maletas.

-Necesito que se bajen y formen una fila una al lado de la otra- hablo una mujer con una boina verde.

Baje junto a mis maletas, me puse junto a una chica rubia con muchos tatuajes. La mujer nos miraba de arriba hacia abajo, mis piernas comenzaron a temblar. Trague saliva cuando llegó un hombre y comenzó a gritar.

-No están aquí para jugar, esta es la verdadera vida, quiero que cada uno tome sus cosas y vaya a las cabañas dispuestas, mañana partiremos temprano, solo pueden llevar lo necesario, cada cama tiene un uniforme-

Seguí la fila que se comenzaba a mover. Entre a la cabaña que me tocaba. Tome la ropa y me comencé a cambiar, en una mochila que había a un lado metí mis cosas. El uniforme o como quiera que se llame esto me quedaba más o menos grande.

Me recosté en la parte de arriba de uno de los camarotes. Cerré mis ojos sin darme cuenta las lágrimas comenzaban a salir.

Me quedé así por mucho tiempo.

-¡Levántate!- me gritaron, abrí mis ojos y estaba ese hombre de ojos azules mirándome con rabia -¿Apellido?-

-Sm...smi...Smith- dije tartamudeando.

-Toma tus cosas y sal con tus compañeras-

Baje rápidamente, tome la mochila y mire mis maletas que se quedan ahí. Me puse en la fila y observe que habían unos camiones verdes grandes.

Nos hicieron subirnos, me acomode en una de las esquinas afirmando bien mi mochila, las demás mujeres iban conversando y sacaron un cigarrillo.

-¡Hey tu enana! ¿Quieres?- me dijo una.

-No...fumo- dije tímidamente, asintió y siguió conversando.

Estuve mirando el paisaje lluvioso hasta que el camión se detuvo más o menos después de haber andado unas dos horas.

-Ahora tendrán que seguir a pie- grito la mujer grande.

Comenzamos a caminar, los bototos se sentían muy pesados. Llegamos a una parte que sólo había barro. Nos quedamos mirando entre todas y cruzamos sin decir nada.

El camino se hacía cada vez más pesado ya no soportaba el dolor de espalda. Necesitaba agua, mi boca estaba seca.

Llegamos a una parte que estaba iluminada por antorchas. Vimos una larga fila de soldados.

Mi corazón se comenzó a agitar. Nos formamos frente a todos esos soldados, sentía mi rostro tieso, me la imagino todo con lodo.

-Ahora cada mujer será asignada a dos hombres- dijo el hombre de ojos azules -Quiero que sean un grupo ¡Entendido soldados!-

-¡Si mi capitán!- respondieron todos al unísono.

Mi corazón no se podía calmar. El hombre comenzó a nombrar a las mujeres, llegó el momento de escuchar mi apellido. Di un paso adelante y cerré mis ojos.

-Smith- volvió a decir -Paso adelante Dorian y Montesinos- abrí mis ojos al ver a dos hombres frente a mí que miraban un punto fijo.

Mis manos comenzaron a sudar, ellos giraron y los comencé a seguir. Me sentía sumamente cansada y mi vista comenzó a volverse borrosa.

Lo único que recuerdo son esos ojos cafés grandes que me miraban con preocupación.

-¿Te puedes levantar niñata? Quedamos atrás por tu culpa- escuche que me decía un hombre, al abrir los ojos vi unos grandes ojos verdes mirándome con rabia -Levántate y vámonos Dorian- dijo él.

Completamente una Locura  #AmantesDeLasLetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora