Capítulo 6

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Narra Lenna


Al momento que cerré la puerta me deje caer tras ella, escondí la cabeza en mis piernas tratando de reponer el aire que me faltaba.

Ver el mar hizo que mil recuerdos se apoderan de mi mente, momentos vividos que me encantaría olvidar por el resto de mi vida, poder borrar mi memoria y seguir sin el tormento de lo que sucedió.

Mire la habitación, está muy bien cuidada y todo muy convencional. Ambientada en el siglo diecisiete, me levante para poder entrar al gran baño, lo único que necesito es una ducha relajante. Di la llave del agua y comencé a sacarme la ropa, tanteo el agua con el pie, entro una vez que la siento bien, dejo que el agua caiga por mi cuerpo, cierro los ojos y esos grandes ojos cafés vienen a mí.

La noche anterior escuche toda la discusión con su madre, no recuerdo que fue lo que me paso, solo que me encontraba leyendo, me levante a guardar el libro y todo mi mundo se puso negro, cuando desperté Derek estaba teniendo una acalorada discusión con la teniente.

No me puedo enamorar de él, no puedo pensar, no me puedo proyectar con Derek, no es para mí y yo no soy para él.

Abro los ojos al darme cuenta que estoy llorando, gano mi cabeza bajo el agua, como si eso pudiera borrar mis pensamientos, como si pudiera borrar lo que Derek me hace sentir. Nunca me he enamorado, le tengo miedo al amor las personas sufren mucho y por esa razón se comenten errores.

Salí envolviéndome con una toalla que había en el baño. Al abrir la puerta me pare en seco mirando directamente a la cama.

-Perdóname por entrar así- dijo Derek llevando su mano a los ojos –No estoy mirando nada, solo que me dejaste preocupado y al no encontrarte en la cama me desespere-

-Tranquilo opte por una ducha, me relajaba más- dije riendo –Te puedes sacar la mano de la cara si quieres- la saco lentamente, se levantó hacia la puerta.

-Espero a que te vistas y luego vuelvo a entrar- asentí, salió dejándome con una gran sonrisa. Me vestí rápidamente, pero me detuve al momento que secaba mi cabello

¿Por qué me comporto así?

Tire la toalla al cesto de la ropa sucia y abrí la puerta. Frente a ella estaba el mirando el suelo nervioso, levanto su vista y nuestras miradas se encontraron. Trague saliva, ¡No puede ser que con solo verlo mis piernas se doblen! Me enderece y lo mire seria.

-¿Quieres dormir?- negué –Vamos a comer entonces, mi abuelo nos espera-

-¿Cómo sabias que no dormiría?- comenzó a reír.

-Con solo ver como mirabas el jardín supe que querías verlo desde más cerca- me rasque el codo. –Vamos- me estiro su mano y la tome sin pensarlo.

Caminamos escaleras abajo, sentí como mi mano comenzaba a sudar, me intente soltar pero la afirmo con más fuerza. ¡Mierda es tan terco!

En ese mismo momento su teléfono comienza a sonar, le hago una seña para que me suelte. Me siento liberada una vez que lo hace. Contesta su teléfono pero su ceño esta fruncido.

-Bueno...iré contigo....si, solo espera a que vuelva...no lo sé...no puedo seguir hablando...bueno también te extraño...por supuesto que me encantaría está contigo ahora y no aquí- en ese preciso momento deje de oír, es como si los elefantes volvieran a pasar por sobre mí.

Todo me comenzó a dar vueltas. Me sujete en una mesa que había tras de mí, necesitaba aire mucho aire, vi las puertas principales y camine hacia ellas, como Derek me había dado la espalda no se dio cuenta que me aleje. Al salir comencé a correr por el gran jardín. Todo se me hacía más pequeño, mis mejillas se llenaron de lágrimas.

¡El prefería estar en otro lado que aquí junto a mí, solo soy un estorbo para el!

Llegue a un gran puente, por debajo pasaba un canal con agua muy transparente, me apoye en las barandas, cerré mis ojos y me comencé a tranquilizar por el sonido del agua que corría bajo de mí.

-Corres como si estuvieras en una maratón- escucho decir tras de mí, no digo nada y aprieto más mis ojos -¿Por qué saliste así?- siento su mano en mi hombro. –No me gusta que te quedas callada- me gira suavemente, pero sigo apretando mis ojos, pasa las manos por mis mejillas secando mis lágrimas –Te dije que las princesas no lloraban- en ese momento siento sus labios en mis mejillas –Nose que te pudo pasar para que seas así, pero quiero sanar todas tus heridas- Abrí mis ojos para solo ver el café de los suyos –Eres hermosa-

-¿Por qué me tratas así?- dije mirando hacia otro lado,

-Porque eres única, no había conocido una persona como tú-

-Oh aquí empezamos, eres diferente a las demás y bla, bla- su expresión cambio radicalmente.

-Creo que deberíamos ir a comer-

-No tengo hambre- dije recordando la conversación de hace un momento.

-No has comido nada desde ayer-

-Bueno ese es mi problema y no el tuyo- dije caminando por donde había venido.

-¿Podrías dejar de ser tan terca cariño?- no me dio tiempo para responder, en ese momento tomo de mi mano me giro dramáticamente, solo escuche su risa, sentí como tomaba mi mentón y unía sus labios con los míos.

En ese mismo instante sentí como se apoderaba por completo de mis labios, cerré mis ojos solo para sentirlo, su lengua abrió paso para encontrarse con la mía, mis movimientos eran torpes, el me guiaba a cada momento. Tomo mis manos y las cruzo en su cuello, tomo mi cintura y me apretó hacia él. En ese momento quise dejar de besarlo, pero de su parte el beso se intensifico y como si algo me guiara envolví mis manos en sus cabellos.

Nos separamos unos segundos para poder respirar. Dio un último beso y apoyo su frente junto a la mía. Comencé a jugar con sus cabellos.

-Deberíamos ir a comer- me dice sonriendo.

-Si...-digo sacando la voz –Si...vamos...a...comer- digo sin moverme. Besa mi mejilla. Baja las manos de su cuello y las tomas para que comencemos a caminar dentro de la casa.

Completamente una Locura  #AmantesDeLasLetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora