Capítulo 17

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Quede mirando a Fati. Estaba totalmente mal de la cabeza. Me había levantado temprano. Estaba sentada tratando de digerir la noticia. Golpee mi boca con mis manos y la volví a mirar.

-No me mires así Len- fruncí mi ceño -Sabes que debo ir a esa reunión a México y este otro tema también es importante y quien mejor que tú para que vaya-

-¿Y porque yo no voy a México y tú al otro tema?- di que sí, di que sí.

-El tema está en que la cita ya está hecha conmigo y el otro tema, como le llamas esta hecho contigo- la fulmine con la mira.

-Mira deja repetir todo nuevamente- tome aire -Yo llegue súper entusiasmada a trabajar, hasta que me pasaste la hoja que tengo aquí en mis manos- la moví y ella se cruzó de brazos -Aquí dice cita a las 15:00 horas con Alberto Hamilton- ella asiente -Si mal no recuerdo Hamilton era nuestro coronel o comandante, ya no recuerdo esos grados- vuelve a asentir -¿Quieres que me enfrente cara a cara con él?-

-No se trata de eso Lenna, es algo que debemos hacer, no puedo mandar a Lupe, si la otra jefa de todo esto eres tú- ella tenía razón pero no me sentía cómoda viéndole la cara a ese viejo decrepito. Bufe, aún faltaban muchas horas pero sabría que me pondría nerviosa. -Se volvió a casar, está remodelando una nueva casa y por eso contrato nuestra ayuda, necesito que hagamos el mejor trabajo con él, pagara un dineral- asentí y me levante para irme a mi oficina.

Comencé a caminar de un lado a otro, No tuve idea si Derek se casó o no con Pilar. Si es así ya deben tener hijos. Sus hijos son nietos de Hamilton y si veo a un niño con los mismos ojos de Derek me pondré a llorar y saldré corriendo. Vale...muy extremista pero no era capaz de afrontar todo como así. Sonreír por obligación y verle la cara nuevamente a estúpido de Hamilton. '

Me deje caer en mi sofá, me serví un café bien cargado y me lo tome de un tirón. Mire por la ventana. Amaba mi vista. Se podía gran parte de la cuidad. Compramos los tres últimos pisos del mejor edificio.

Decidí mejor terminar con unos trabajos atrasados que tenía.

(...)

Mire la hora y ya eran las 14:10. No alcanzaría ir a comer. Tome mi porción de cereal con yogurt y me la iría comiendo en el auto. No eran fanática de esa cosa cuatro ruedas pero así no llegaba tarde a ninguna parte. Baje hasta el subterráneo y me subí a mi auto. Me metí una cucharada de cereal a la boca y salí de ahí.

Me puse muy nerviosa al ver que ya estaba llegando. No me había costado llegar ya que siempre es en el barrio más alto.

Fati no había querido irse de la cuidad. En estos cinco años solo me mantenía en la empresa. Pero esta comenzó a crecer y tuve que comenzar a salir a terreno y aprender lo que ella hacía. Es mejor que lo hagamos nosotras y no estemos después con problemas.

Me detuve frente a la gran reja. Un guardia se acercó a mí.

-Lenna Smith, tengo una cita con la señora Hamilton- dije casi sin mirarlo.

-Está bien, adelante señorita Lenna- asentí y el gran portón se abrió. Me puse en marcha nuevamente hasta llegar al estacionamiento. Baje del auto y la puerta principal se abrió de inmediato. Tome todas mis cosas del asiento trasero. Le sonreí al ama de llaves y entre junto a ella.

-Los señores bajaran de inmediato- pensé que solo era la señora. Mis manos comenzaron a sudar.

-Aquí espero- dije con mi mejor sonrisa. Parte de esto es agradable no exaltarse y querer matar a algún cliente. Ahí veo a una mujer colorina bajando por las escaleras. Se veía muy joven pero no menos de cuarenta. Me sonrió al casi llegar a mí me abrió los brazos y me beso en la mejilla.

-Muchas gracias por venir querida-

-Soy Lenna Smith- dije presentándome.

-Yo Paloma Hamilton- es risueña. Bueno todas son iguales hasta que no haces lo que ellas quieren ¡Larga historia!

-¿Por dónde comenzamos?- dije pasándole los libros con los colores y todo lo debido.

-Por la sala principal, es tan grande la amaras- como iba detrás de ella pude poner los ojos en blancos. Era bastante grande, pero nada nuevo para mí.

Comenzamos a debatir sobre los colores. Yo estaba distraída lo que quería era no ver a Hamilton. Me costaba seguirle el hilo a todo lo que pedía.

-Perdón por la tardanza- escuche tras de mí. Me quede helada pero gire de inmediato. Fati me mataría si no era cordial.

-Buenas tardes señor Hamilton- dije estirándole la manos. Me reconoció de inmediato. Tome aire sin que se notara tanto. Tomo mi mano.

-Soy co...- lo corte de inmediato, me saldría con que era comandante o que se yo que mierda.

-Ya no pertenezco al regimiento- dije relajada -Debatía con su esposa si el color beige combinaría con los sillones que están ya aquí- necesitaba terminar esto luego.

-Si cariño, Lenna es muy buena con los temas de las combinaciones ¿Qué opinas?- seguía sin quitarme la vista de encima.

-Lo que tú quieras cariño- se sentó y saco un abanó de su chaqueta. Lo encendió.

-Si me disculpan iré por unos folletos que quiero que vean- asentí sonriente. Su esposa se fue y se levantó y se plantó frente a mí.

-¿Qué estás haciendo aquí?- me dice con su ya recordado tono autoritario.

-Trabajando Hamilton y si le molesta puedo tomar mis cosas e irme, pero no creo que a su nueva mujer le guste- ya no me intimidaba, ya no era la estúpida niña que se quedaba callada antes sus gritos y mirada.

-No te quiero ver aquí otra vez-

-Eso sería imposible, estos trabajos van por sesiones- le levante una ceja - Y somos los únicos en la cuidad que lo hacemos-

-¿Qué mierda te crees?- me grito frente a mi rostro.

-¡Ya no me debería hablar en ese tono, ya no estoy en sus putas y estrictas filas!- dije ya asteada -¡¿Pasa algo que no quiera que esté aquí?! Que yo recuerde no hice nada en su contra, hice lo que me pidió- puse la mano en mi labio -Si mal no recuerdo me pidió alejarme de su ahora supongo yerno y eso es lo que hice ¿No?- comencé a arreglar mis cosas, no estaría un solo momento más en esta casa.

-Aquí están los folletos- dice Paloma, frunció el ceño al ver que había guardado todo. Hamilton solo se puso a mirar por la ventana. -¿Ya te vas?- me dice cabizbaja.

-Sí, no soy bienvenida por su esposo- gira inmediatamente y me mata con su mirada -Haremos cita para otro día- dije besándola en la mejilla, le entregue mi tarjeta -Ahí está mi número de teléfono y mi correo electrónico-

-Muy bien, ahí estamos en comunicación, muchas gracias por venir Lenna-

-El gusto es mío- dije asintiendo -Señor Hamilton- el solo asintió y salí lo más rápido de ahí. Mi respiración estaba agitada. Me senté en el auto tirando todo atrás. Me costó tranquilizarme. Salí muy rápido de esa casa. Fátima tendrá que seguir con esto.

Pero me extraño la reacción de él. Como si fuera malo que estuviera ahí. Como si algo escondiera.

Completamente una Locura  #AmantesDeLasLetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora