Capitulo 13: Dulce celebración

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POV ANASTASIA

Debo reconocer que acabo de perder el poder. Había comenzado a tomar venganza por todas las lágrimas que derrame por su culpa. Comienzo con mi plan cuando entramos a la casa de doña Ester. El olor a chocolate que había en la casa era una tentación. Lily era muy pequeña para este vicio, así que solo compramos lo necesario, ósea 2 litros de chocolate líquido, dos cajas de bombones y gran peluche que dice <<te amo>>.

Llegamos a la casona y le entregamos a Lara, la pequeña. Ella dijo que no tenía problemas en hacerse cargo de la más pequeña de clan Grey por ahora. Así que se la llevo a la habitación. Voy a la cocina y busco un bol grande donde vierto solo uno de los dos litros de chocolate. Hago un pequeño robo y lo pruebo y me derrito. Está en su punto. Un poco amargo y a la vez dulce, igual que el amor.

Tomo unas frutillas y las corto por la mitad dejándolas en otro pocillo. También unos trozos de kiwi y piña. Con solo cortarlas mi boca se hace agua. Coloco todo en una bandeja y subo a la habitación de Cristian. Coloco sobre la cama una sábana vieja para no machar la demás.

Lo bueno es que Cristian está en el despacho, así que tengo vía libre para hacer lo que quiera en la habitación. Tomo un baño rápido para refrescarme y a la vez sacar el sudor que ha aparecido durante el día. Busca una ropa interior color blanco con negro, es de raso estampado. La parte de arriba es sin sostén, es escotado y se amarra en el espacio de mis senos. La parte de abajo es de la misma tela y diseño, pequeño.

Este conjunto lo diseño yo, se veía muy bien en papel pero cuando lo comencé a hacer y lo tuve en mis manos me dije <<oh por Dios con este mato>>. El diseño salió cuando estaba pensando en Cristian. Y la tela la encontré en la tienda de don cocodrilo y me costó bastante. Ni que fuera de exportación.

Seco mi pelo y con tiras de género hago unas ondas locas. No me gusta usar planchas ni nada de eso. El shampoo es natural y lo hace doña Nila y hace como un año ha comenzado a crear nuevos aromas.

Termino de arreglarme, aplico un poco de brillo labial y vuelvo a la habitación. El frio del suelo ayuda un poco a bajar la calentura que tengo en todo el cuerpo. Busco unas velas grandes que puedan soportar una noche larga y las encuentro en el último cajón de la cómoda. En ese momento se abre la puerta y siento que alguien me mira.

Veo de reojo que Cristian está parado junto a la puerta y mirándome. Me ruborizo. Pero sigo sacando las velas. Saco solamente 3. Una para el velador, otras para la cómoda y otra en la ventana. Solo seremos Cristian, yo, la luz de las velas y la luna por si quiere observar.

Coquetamente me levanto y comienzo a colocar las velas en su lugar. Cuando ve mi vestuario, jadea. Eso es lo quiero. Pasa por mi lado y sigue viéndome. Termino y camino hasta quedar en frente de él. Veo que sus ojos no me dejan de mirar y sonrió.

-desnúdate y acuéstate en la cama. Pero necesito que te acueste de abdomen. Esta noche quiero tu espalda- digo con voz ronca. El asiente con la cabeza y lo hace. En un minuto su cuerpo bien formado queda desnudo frente de mí y veo que camina a la cama y se acuesta como le dije.

Me acerco. Con un uña recorro sus piernas, sus glúteos y cuando menos se lo espera muerdo su trasero. Salta por la impresión y gime. Desde que me case he perdido bastante mi inocencia y mi diosa interior ha salido como nunca, vestida con ropa sexi y unos labios color rojo puto maraco intenso.

Antes de sentarme busco el bol con chocolate y el con la fruta. Tomo asiento en sus glúteos y vierto un poco de chocolate en su espalda. Con mi legua quito el chocolate y hago que mis pezones rosen su espalda mientras deja un camino de besos desde su espalda hasta el cuello. Le doy unos trozos de frutas con chocolate y hago lo mismo con su espalda varias veces.

-ahora, date la vuelta- y él lo hace. Su erección queda justo en la entrada de mi sexo pero no entra, solo se rosan. Vuelvo a dejar caer chocolate en su cuerpo y con mis dedos comienzo a hacer caminos. Lo vuelvo a lamer hasta que no quede rastro de chocolate.

Él está inquieto, sé que me quiero tocar pero no lo dejo. Meto varios trozos de fruta en el chocolate. Saco un pedazo de frutilla y lo coloco en mi boca. Me acerco a él, y se lo doy, pero en un momento la que está debajo de la cama acostada soy yo.

-eres una maldita diosa. Y con esas manos y esa ropa no me ayuda a controlarme- dice y me besa. En ese momento el bol donde estaba el chocolate se da vuelta y se esparce por todo el plástico, dejando la mayor parte de mi cuerpo con él. Él sonríe de manera maliciosa y mi pulso se acelera.

-me la voy a cobrar y muy cara- dice con voz muy ronca. Con cuidado desamarra mi parte de arriba y me la lanza a no sé qué parte de la habitación. Hace lo mismo con las bragas dejándome desnuda y bañada de chocolate. Me besa y acaricia mi cuerpo en el proceso.

-eres tan dulce, nunca pensé que pudieras serla más, pero me equivoque- dice mientras uno de sus dedos entre en sexo. El vaivén que toma su dedo es delicioso y sin darme cuenta doy vuelta el bol de la fruta. Me vuelve a besar y me penetra de una manera lenta y muy pasional. Estoy ardiendo y la fruta que está en mi mano se hace añicos cuando al aprieto por la placer que estoy sintiendo.

-Cristian- susurro. Él toma un poco del chocolate y lo vierte en mi boca, los labios y mi lengua son bañadas por el chocolate y luego me besa. Oh por Dios, este beso es delicioso y demasiado dulce. Se comienza a mover más rápido y sé que no aguantare más.

-nena, te amo... tanto. Eres... tan dulce...- besa mi cuello. Muevo mi mano más abajo y me aferro su espalda pero estoy bañada en chocolate estoy resbalosa y hace que resbale. Eso hace que entre más en mí, un fuerte jadeo sale de mi boca y cuando se mueve me corro. Clavo mis dientes en su hombro y el gruñe. A los segundos se corre conmigo y caemos a la cama mientras nuestra respiración vuelve a la normalidad.

-además de dulce, eres salvaje- me dice.

-tenía que marcarte. Muchas mujeres te quieren para ti y eso no lo voy a permitir- le digo.

-¿celosa?-

-sí, sé que eres mío pero ellos no lo saben- le digo.

-por Dios mujer... te amo tanto...- dice mientras se vuelve a poner arriba de mí. Siento que algo duro queda en mi vientre.

-¿otra ronda?- le digo. El asiente y me besa. Pues que se le va a hacer. Es hora de celebrar. Ojala mañana pueda levantarme y lo más importante que pueda caminar.


OTRO CAPITULO MAS... 

SE QUE LES DEBO EL DE AYER PERO ESTA MUY CANSADA...

 ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, ALGO HOT... 

LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO

El Perdón: Miradas de amor, Cristian y Anastasia (2 T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora