Lo alejo de mi rostro y me paro. Corro hacia la puerta que da al interior de la escuela, esquivando algunos estudiantes que iban hacia la siguiente clase, pero una mano me toma de la muñeca.
—Suéltame-murmuro, ambos estábamos a mitad del pasillos.
—Miguel, escuchame..
—Ruben, suéltame-su mano tenía la mía, y podía sentir como esta temblaba.
—Sólo escucha, es lo único que te pido-suelta mi muñeca y capta la atención de todos.
¿Qué se supone que va a hacer?