Abre la puerta de su casa, y con una sonrisa me deja pasar. La casa por dentro es tétrica, puedes sentir el aire acumulado en la sala y los sillones de cuero desgastados, todo es muy raro y.. da miedo.
—Siéntate, pondré mi maleta en mi cuarto.
Asiento, y me siento en uno de los sillones. Ruben sube las escaleras, y lo pierdo de vista.
—¡Boo!
Alguien exclama en mi oreja.
Y grito.