En el camino no dejo de observar las rosas junto a Baby's Breath—algo así como margaritas pequeñas que siempre decoran los ramos—y sonrío al saber que me las regaló la persona de la cual nunca creía que sería posible.
—M-Mangel...-murmura después de un silencio-Debo decirte algo, y quiero que me escuches con atención-asiento un tanto asustado por sus palabras.
—¿Q-Qué pasa?-pregunto, toma mi cuello entre sus manos y siento sus labios cerca a los míos.
—Soy un asesino...-y siento la respiración faltar cada vez más hasta el punto de sentir mi cara quemar.
¡Mierda! ¡Maldita pesadilla!
