Sus ojos avellanas se abren de par en par, y se lleva una mano a la boca indignada.
—¿Qué fue lo que dijiste?- habló, su voz es tan chillona que puedo sentir mis oídos sangrar.
—Lo que oíste, perra- y esta vez habla Daphne, la cual me sonríe al escucharme escapar una risa.
