Abro los ojos de a poco a poco, y la luz cae directo en mis ojos, doy un gruñido y paso una mano en estos, pero gimo de dolor y con mis dedos trato de tocar la parte superior de mi pómulo, pero duele demasiado. Escucho alguien entrar a la habitación, y lo primero que veo es a mi amigo Alex.
—¡Joder, tío!—exclama y camina hacia mí con una sonrisa—Es bueno saber que despertaste, estaba preocupado.. nunca pensé que él haría algo como esto.
Me acomodo en la camilla, y una enfermera ingresa.
—¿Qué fue lo que pasó?—pregunto.
—Ruben te golpeó con el bate de beisbol en un ataque de ira, pudimos sacarte a tiempo.. tienes una pequeña contusión, y has estado durmiendo por dos días.
La enfermera explica, y hecha una pomada en la zona adolorida y me doy cuenta que tengo una pequeña venda en la mano, trato de moverla pero duele peor.
—No, no muevas tus dedos. Dos de ellos se han fracturado, Miguel todos estaban preocupados—veo el carnet en su uniforme, y en letras grandes dice: Daphne.
Abro los ojos de par en par, ¿Daphne enfermera? ¿Espera, qué?
—No se supone que tú eras la novia de Ruben, y ambos me mataron..—digo algo confundido, Alex me mira preocupado.
Ella ríe.
—Fue un sueño. Soy tu compañera desde hace un año, somos mejores amigos y.. Ruben y yo no salimos, él sale contigo en secreto.
Me sonrojo.
—¿Podrían explicarme cómo diablos llegué aquí y que pasó?
Ambos asienten, y me preparo para escuchar la historia.
Ahora estoy en camino a la habitación 203. Soy especialista en ver casos de sociópatas, como en Ruben. Él es un sociópata, no tiene remordimiento ni empatía por sus acciones; él ha sido condenado a pena de muerte por matar a su familia, entre ellos su madre, padre, hermanos, sobrina y un amigo. Su abogado logró que la pena de muerte se transfiriera en cadena perpetua, pero en este hospital.
Recuerdo la primera vez que entré a su habitación, estaba mirando a la nada y su flequillo era demasiado largo tanto así, que tapa gran parte de su rostro. Sus ojos verdes yacían opacos, y se mostraba serio.
—Bien, ¿Ruben verdad?—pregunto tratando de interactuar con el paciente.
Él se mantiene callado, y me siento cerca de él.
—¡Aléjate o te mataré!
Me mantuve quieto. En estos casos sólo debes mantenerte en silencio, y tratar de saber cuál será su siguiente movimiento. Al no ver que me mueve, suelta un suspiro y puedo notar su sonrisa asomarse.
—Sí, soy Ruben.
Sonrío.
—Bien, Ruben..¿Por qué estás aquí?
Alza los hombros como si no fuera la gran cosa, y relama sus labios diciendo:
—Maté a unas cuantas personas.
Y su mirada es la más frívola que he podido ver, su sonrisa me asusta y puedo sentir mi cuerpo temblar de miedo.
No fue un buen inicio, pero de eso trataba mi trabajo, aunque algunas veces me sorprendiera la forma en la que dicen las cosas debía acostumbrarme. Pero, recuerdo aquella vez en la que Ruben y yo nos considerábamos amigos, éramos algo unidos, o bueno lo necesario entre doctor y paciente.
