Historia de Sarah: Ojos Rojos

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Sarah era la mayor del grupo, pelo largo y oscuro, con pecas, blanca piel y para su edad, algo desarrollada física y mentalmente, era una chica muy madura, cuando estaba contenta era genial, divertida, afectuosa, atenta, amable, pero cuando tenía que ser seria, era todo un sargento.
Por eso, sus padres tenían plena confianza en ella. A veces, cuando tenían que ir al trabajo, la dejaban sola en la parcela con la única compañía de Luna, su perra, tan dócil como protectora.

A Sarah no le molestaba quedarse sola, tan solo eran unas horas, al medio día sus padres volvían de trabajar, y solo tenía que prepararse el desayuno, algo que podría hacer cualquier niño a esa edad.
Pero, aquella madrugada, sus padres no estaban en casa, ya le habían dicho que no estarían ya que trabajan de noche, y que cerrara bien la puerta. Y que dejase a Luna fuera.
Sarah hizo todo lo que sus padres le habían dicho y finalmente se quedó dormida en su cuarto.

No eran más de las 5'00 horas cuando los ladridos de Luna la despertaron. "Luna cállate" le gritó desde su dormitorio, pero el animal no paraba de ladrar, Sarah decidió ir a ver que le sucedía al animal, no era de noche pero aún no había amanecido del todo. Hacía algo de frío ya por la época del año que nos encontrábamos, pero Sarah salió en pijama. Cuando llegó vio como tenía todo el lomo erizado, y estaba temblado, "¿Qué te pasa chica?" Dijo poniéndose de rodillas junto al animal. Entonces, se dio cuenta de que el animal no paraba de ladrar a un punto fijo del jardín, al verlo, Sarah quedó horrorizada, justo frente a ellas, había dos bolas rojas, más bien, parecían unos ojos, nos había llegado a decir la chica, flotando. No cesaban de mirarlas fijamente, como ya te e dicho, parecían dos ojos de fuego, totalmente rojos, cuando Sara los vio, Luna comenzó a sollozar, tenía miedo, Sarah, aterrada, cogio a Luna por el collar y tiró con fuerza de ella para meterla dentro de casa. Pero, al levantarse, los ojos salieron disparados hacia ellas y luego desaparecieron sin dejar rastro.

Aún recuerdo la cara de terror y las lágrimas de sus ojos cuando nos lo contó y nos enseñó el sitio exacto donde todo había ocurrido.
Nunca lo contó en casa, pero durante mucho tiempo no quiso quedarse sola, y si lo hacía, Luna no se separaba de su lado.

Cuando terminó de contar, la que yo suponía primera historia, sino para que toda la parafernalia de la foto, su cara parecía más desahogada, más serena por haberse quitado ese peso de encima. Pero aun así, seguía nervioso. Una vez dado el primer paso, ya no había vuelta atrás. Lo quería contra todo del tirón, como cuando te depilas con cera, es mejor no pensarlo y arrancar la banda de un tirón.
Tomé un sorbo de mi moka, ya frío, y continué mirando a Pablo, y luego la fotografía. ¿Quien iba a ser el siguiente? ¿Alma? Si es que verdaderamente lo era, ¿o el propio Pablo? Lo descubriría enseguida.

-Vaya, as conseguido ponerme los pelos de punta, -la verdad, es que aún no sabía cómo encajar aquel relato con mí tesis. - Parece sacado de un cuento de terror.

Pablo me miró molesto. Lo que para él fue un posible trauma, para mí era una chorrada de imaginación infantil. Nos lo habían explicado en la universidad. Pero esa información prefería reservar mela para mi misma, el chico se levantó y se fue, supuse que al baño. Cuando estubo lo suficientemente lejos, Alma me dio un manotazo.
- Eh, a que viene eso.- No hacia falta contestar, con la cara, Alma me lo decía todo.
-Te estás pasando Susi.- realmente estaba muy molesta, más de lo que había imaginado. - Para él, esto es muy duro recordarlo, pasaron cosas muy malas, y esto es solo el principio. Si fuese por orden ahora, tendría que contarte su historia, así que espero que seas más sensible de como lo has sido hasta ahora.
- Está bien, lo lamento, no me e portado bien y lo reconozco. Pero, que tiene que ver toda esta historia con mi tesis.
-Pronto lo sabrás, - tras de mí, se encontraba Pablo. Más serio que nervioso, imponente, y sobre todo, algo triste. Volvió a su asiento, bebió un sorbo de su café, los tres nos quedamos en silencio, momento en el que Alma, aprovecho para levantarse e ir al baño. Pablo no me quitaba los ojos de encima, y yo no podía apartar la mirada de él. Respiré profundo, y antes de que pudiera decir palabra, él se me adelantado.
-Espero que estés preparada para lo que viene a continuación, no voy al parar hasta terminar de contarte todo. Cuando aya terminado, podrás preguntar y juzgar por ti misma si verdaderamente esto va a valer para tu tesis o te vas a replantear tu tema.

Aquello me dejó atónita, parecía mucho más seguro de si mismo y aquello me dejó sin palabras. "Cuando quieras. "

-Se que Alma te a dicho que si fuese por orden la siguiente historia, tendría que ser la mía, así que seré fiel a la realidad y así lo aré, continuaré con mi relato.

Ojos En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora