Ya me habían dado el alta, el médico me dijo que sería de gran ayuda que hablase con un especialista, decline el consejo del medico, pero si acepté las pastillas para poder dormir.
Cuando salí del hospital, me sorprendió encontrar a Pablo, no esperaba ver a nadie, mis padres estaban en el extranjero, y no tenía más familia que mis compañeros de facultad, y no es que fuese muy popular, así que nadie había reparado en mi ausencia, aunque solo fuesen 48 horas, que era el tiempo de rigor para mantenerme en observación.-Vaya, no esperaba verte por aquí, es toda una sorpresa. - dije para no darle mucha importancia al tema. Sin embargo, Pablo no pestañeo.
-Veo que ya estás bien. - dijo muy serio, entonces reparé en el traje, todo negro.Decidí ir al entierro, pero, primero quería cambiarme de ropa, así que le dije a Pablo que si no le importaba, que me acompañara a mi casa, y es que, aun que no lo quisiera reconocer, una parte de mi tenía miedo a quedarme sola.
Cuando llegamos a mi apartamento, vi como Pablo lo miraba con sorpresa, y la verdad es que no estaba demasiado ordenado, mas bien, parecía una cuadra. Sobre la mesa, estaba mi portátil, y una montaña de libros sobre los miedos infantiles, recé para que Pablo no reparara en ellos, por suerte o desgracia, no era lo único que estaba desparramado, había ropa por todas partes y muchas notas pegadas con celo por todo el apartamento y una papelera llena a reventar de latas de refrescos y bolas de papel arrugadas.
- Siento el desastre, enseguida salgo.- le dije y salí corriendo hacia mi cuarto, rebusque en mi armario algo decente para ir al entierro, todo lo que encontraba me parecía poco apropiado, así que poco a poco, mi cama empezó a parecer un mercadillo de tanta ropa que había sobre ella, al fin, opté por un vestido oscuro de media pierna de manga corta y unos zapatos de tacón, para dar el toque adulto y profesional, me decidí por una americana oscura, un look serio, como era normal por la situación que se me venia encima y por otro lado, algo desenfadado, fui al baño que tenia dentro de la habitación me maquillé un poco, algo que no fuese muy ostentoso, y me decidí por una sombra de ojos marrón claro y un pintalabios cereza oscuro, me recogí el pelo en un moño, como los que solía hacerme cuando iba a la facultad, y salí de mi cuarto corriendo en un tiempo récord, para mi propia marca, que solía ser de un promedio de tres cuartos de hora para arreglarme. Pablo estaba de espaldas, mirando las fotos y libros que tenia sobre una repisa, entonces, vio reflejada en una de las fotos mi silueta tras él y se giró, se quedó sorprendido mirándome, creo que era la primera vez que me miraba de ese modo desde que lo había conocido.
- Estas preciosa.- dijo boquiabierto. Aquellas palabras hicieron que me ruborizase. Aquello me hizo recordar cuando Pablo se había quedado conmigo en el hospital y cuando no me soltó la mano con lo de su relato. Entonces, me di cuenta, sin querer, había comenzado a sentir algo por aquel chico que apenas conocía. Intenté quitarme enseguida aquellos pensamientos de la cabeza, fui hacia la puerta y le hice señas para que me siguiera, al entrar en el ascensor, su mano rozó la mía y un escalofrío recorrió mi espalda, "relájate Susana"
Cogimos otro taxi y nos dirigimos al cementerio de Montjuic, aunque hacia buen día, algo en el ambiente estaba extraño. En el cementerio había mucha gente, y en una esquina, apartados de todo el bullicio de gente, divise a un pequeño grupo, todos ellos muy serios, fue entonces cuando me percaté de la expresión de Pablo, primero de sorpresa, luego de preocupación, sin media palabra, se dirigió con paso acelerado donde se encontraban los otros.
Sin esperar invitación fui tras él, una parte de mi se podía imaginar lo que era inminente, aquellos eran los chicos de la foto.
Pablo llegó antes, puesto que sus zancadas eran mayores que las mias, y los tacones no eran de gran ayuda en esa situación, el barro hacia que me undiera cada dos por tres, y no había forma de avanzar. Cuando me di cuenta, Pablo ya había llegado y yo, aun estando relativamente cerca, pude ver como aquellos niños habían desaparecido, sin embargo, su esencia aun perduraba.-Pablo cuando tiempo, a pasado una eternidad desde la última vez.- Comentó uno de los chicos.
- Sí, quizás demasiado. - corroboró el aludido.
-¿Y ella?- Preguntó otro de los chicos, refiriéndose a mi. Mi cuerpo empezó a temblar, todos me miraban muy serios, Pablo me hizo una señal para que me acercase.
- Os presento a Susana , también era amiga de Alma. Esta escribiendo una tesis sobre miedos infantiles. - todos se pusieron en guardia. -Lo sabe todo- lo dijo sin rodeos.
-Así que ella es la culpable de que Alma se volviese a obsesionar con aquello que juramos no revelar a nadie y que no volveríamos a sacar el tema. -dijo la que a mi parecer, debía ser la prima de Alma, el parecido era realmente asombroso entre las dos primas.
-¿Disculpa, culpa de que? Fue Alma cuando se enteró por otra amiga en común de lo que estaba haciendo. Ella me llamó para preguntar me sobre mi tesis, fue ella la que me puso en contacto con Pablo, y fue ella la que se interesó por mi trabajo, yo no le pedí nada, solo le dije las pautas de mi trabajo, no es mi problema si se obsesionó y menos si no estaba muy cuerda. -Me tape la boca pero el mal ya estaba hecho.- No, no quería decir eso...- Pero Maya me dio una bofetada, con lágrimas en los ojos y mirándome con odio.
- Qué sabrás tu de estar cuerda. Tu no entiendes nada, no estabas allí, te crees muy lista porque crees que con tu estudio de la psicología te crees lo suficientemente capacitada para poder analizar nos, pero la realidad es que no sabes nada. -Y dicho esto, se fue corriendo, seguida de cerca por la otra chica que la alcanzó al momento y comenzó a consolarla.
-Buen trabajo Pablo - Dijo el chico que aún no había hablado y fue tras las chicas que se habían metido dentro del edificio. El otro chico no dijo nada, su cara de desprecio era como un libro abierto, no hacía falta decir nada más. También desaparecido entre la gente buscando a sus amigos.
Pablo y yo nos habíamos quedado solos en aquel rincón rodeados de tumbas. Por primera vez en mi vida, ubiese deseado tener una cremallera en el buzón que tenía por boca. Me avergonzaba de mi misma, pero sobre todo, me avergonzaba lo que Pablo podía estar pensando de mi, había empezado a importarme mucho lo que aquel chico pensaba o no de mi. No me atreví al mirarlo a la cara.
- Pablo yo... No puedo justificar mi comportamiento. - y antes de que me contestara, me fui corriendo del lugar. A veces, es curioso lo que puedes correr, aunque sea con tacones, cuando quieres salir corriendo de un sitio donde no te sientes comoda. Pablo no había intentado pararme, lo que significaba que estaba furioso conmigo, al igual que los otros por mi comportamiento.
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Ojos En La Oscuridad
ParanormalTerrores de la niñez, fobias a lo desconocido, cosas que aún que lo desees, no puedes explicar ya que es imposible que te crean... Por mucho que lo intente, Isa, no cree en nada de esto, ya que cree que todo es producto de la mente infantil, o eso c...