Capítulo 5: El Mensaje de Móvil

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Ya fuera de peligro, y lo suficientemente lejos del cementerio de Montjuic, Pablo y yo fuimos a una cafetería cerca de Sants, el local no estaba muy lleno, decidimos entrar y sentarnos en una mesa en una esquina del local, pegados a una ventana, no habíamos cruzado palabra desde que Pablo me había rescatado.

La camarera nos tomó nota Pablo pidió un café descafeinado y para mi una tila, la camarera nos miró preocupada pero no dijo nada.

-¿Quieres que hablemos de ello? -Quiso saber Pablo, no sabia que contestar, tenia un nudo en la garganta que me impedía pronunciar palabra. Había pasado de ser la especialista a paciente, en menos de 72 horas, rompí a llorar, no estaba preparada para asumir todo aquello. -No pasa nada, ya pasó todo, estoy aquí. - En ese instante, le sonó el móvil, Pablo se levantó un momento y salió a hablar fuera. En ese instante, llegó la camarera y dejó sobre la mesa las bebidas, entonces me sonó el móvil, como Pablo aun estaba hablando, miré haber para ver lo que era, "un mensaje" que raro pensé, ya nadie manda, será propaganda, sin embargo, cuando lo abrí, note como mi pulso se me aceleraba y como me resbalaba el móvil de entre los dedos. Un sudor frio recorrió todo mi cuerpo. Pablo, que seguía fuera, me miró a través del cristal, al ver mi cara desencajada por el miedo entró corriendo.

-Susi, que sucede?- me preguntó al ver mi cara, yo tan sólo tube valor de señalarle el móvil.

"17'30 horas.
Remitente: Alma.

Ahora ya sabes lo que significa pasar miedo de verdad."

-Sí a sido alguno de vosotros, os juro que os mato- Dijo Pablo a sus compañeros, había quedado con ellos en el parque que estaba cerca de Sants. Yo aún estaba en estado de shock.
- De que hablas Pablo?- Quiso saber uno de los chicos. - Nosotros no hemos hecho nada.- Entonces Pablo les pasó mi móvil, todos quedaron perplejos.
-Pablo ese tipo de bromas jamás las haríamos nosotros. - Replicó una de las chicas, - por quien nos has tomado, y justo después de haber enterrado a Alma.
Oír aquel nombre me provocó un respingo, entonces, mis ojos se fijaron en Maya, la prima de Alma, y si...
-Has sido tú, no?- Le grité poniéndome frente a ella. - Tu has sido la única que podría hacerme eso. - Todos se giraron hacia ella. - Te recuerdo que también era mi amiga, ahora dime, como narices hiciste para colarte para cerrar la puerta, provocar la sombra y sobre todo, ¿como hiciste para que saliesen esos malditos ojos rojos?- Fue entonces cuando comprendí que, efectivamente, no había sido ninguno de ellos. Sarah comenzó a sollozar, y los otros comenzaron a temblar, y sus caras eran de auténtico terror.

- Tu también los has visto?- Preguntó Sarah con la voz temblorosa. Asenti muy despacio, asimilando lo que aquello significaba. Todo era real, un escalofrio recorrió mi espalda, y un sudor frio invadió todo mi cuerpo.- Y si no habéis sido vosotros, ¿quien me a mandado ese mensaje? - Todos enmudecimos.

Ya era de noche cuando acompañada por Pablo, entraba por la puerta de mi casa.
-Gracias por quedarte conmigo, me quedo más tranquila sabiendo que no estaré sola. - Le había dicho antes de llegar, y la verdad era que necesitaba con mucha urgencia sentir que tenía alguien a mi lado.
Cenamos unas pizzas aun que ninguno de los dos tenia mucha hambre. Me cambié de ropa y le presté un pantalón y una camiseta de deporte, "es de un amigo que se lo dejó un día y no a venido a reclamarlo" le dije entre risas para cortar un poco la tensión, cuando terminamos de cenar, nos sentamos en el sofá con una manta, en la tele, estaban dando un capitulo de cuarto milenio, curiosamente sobre fantasmas, que ironía. Puse la tele en silencio y me giré hacia Pablo.

- Pablo, tu y Alma, erais pareja, ¿no es así?- El me miró con cara de sorpresa, -Lo digo por como te mirava y todo eso...
- La verdad es que no. - No esperaba que me contestara tan rápido. - Solo eramos amigos, nunca la miré con esos ojos, la verdad es que a ninguna de ellas las e mirado jamás así. - Noté que me iba poniendo cada vez más rojo.
-¿Así como? A que te refieres...- dije a media voz tragando saliva, noté que mi pulso se aceleraba, quizás a él no, pero estaba casi convencida de que Alma si que sentía algo por él, y ahora estaba muerta, y yo, que lo conocía desde hacía menos de una semana, me encontraba a solas con él en mi casa y a pocos centímetros de su boca. Un mechón de pelo cruzó mi cara, Pablo lo apartó rozando me con su mano la mejilla. No quería que se apartara, así que puse mi mano sobre la suya, mis ojos comenzaron a cerrarse al notar sus labios sobre mi boca.
Inconscientemente, mi cuerpo fue balanceándose hacia atrás y como Pablo se apoyaba sobre el para seguir besando nos, sus dedos se entrelazaron, pero no tomo cuando habíamos estado hablando en el bar, era totalmente distinto. Algo en nosotros había cambiado. Ahora teníamos algo en común. Los dos habíamos visto el horror de cerca, y aunque una parte de mi odiaba el hecho de haberme visto involucrada en toda aquella historia sin sentido, una parte de mi estaba en paz, ya que,  despues de todo, junto a él todos mis problemas y miedos habían desaparecido, y extrañamente, estaba feliz de estar con él. Y antes de que nos ubiesemos dado cuenta, nuestros cuerpos se habían sincronizado en perfecta armonía con el universo, totalmente desnudos, entre caricias y sosurros, nuestros cuerpos se fundieron en el sofá, entre toda aquella ropa y libros, la atmósfera era cálida, reconfortante, parecía que los problemas se desvanacian con los besos de Pablo, era feliz, y estaba empezando a sentir algo muy especial por aquel chico, ¿podría ser que me estaba enamorado de Pablo? Y lo más importante, el se sentiría así por mi?

Nos habíamos quedado dormidos y abrazados cuando sonó el móvil de Pablo. Era Carlos, uno de los chicos del entierro, Pablo se puso en pie y descolgó.

- Carlos que pasa?- Contestó adormilado acariciando mi espalda desnuda. Sus ojos se abrieron de golpe separándose de mi.- Enseguida vamos para allá.- tiró el aparato encima del sofá y como un rayo, comenzó a vestirse apresuradamente.
- Qué sucede? - quise saber yo, mientras me vestía tan rápido como me fuese posible. - Pablo, que sucede?
-Es Maya, Carlos dice que a encontrado algo en el cuarto de Alma y tiene que vernos ahora.

Aquella noticia me alteró mucho, que podía haber encontrado que fuese tan grave como para llamar en plena noche. Mi cuerpo se puso rígido y palideci. Parecía que mi pesadilla continuaba, y lo que había tenido con Pablo había sino un bonito sueño, como una estrella fugaz. Pero como tono bonito sueño, el mio llegaba a su fin y ahora, volvía al horror de la cruda realidad.

Ojos En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora