Capítulo 2

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- ¿¡Qué!? - Dije sin dar crédito a lo que había oído - ¿cómo que soy tu hermana? - Mi primer día en el Claro y ya me sueltan que soy hermana de uno.

- Pues eso, que eres mi hermana... - Me contestó Gally con una sonrisa.
Me quedé mirádole fijamente, seria, sin decir nada y me di la vuelta. Me dirigí hacia el bosque. Según Alby, allí estaba el cementerio, pero me daba igual. Oí que alguien se acercaba a mí.
- ¡Ni se os ocurra seguirme! - Les grité.
Llegué junto a un árbol y me senté, apoyé la cabeza en el tronco y cerré los ojos.
- Tengo un hermano... - Susurré casi para mis adentros. No es lo que una se espera cuando llegas a un lugar lleno de tíos sin acordarte de nada. <<¿Y cómo me podía recordar él? Había mencionado algo de Cambio o algo así... ¿Qué es eso?>> Tenía la cabeza llena de preguntas, pero una era la que más me molestaba al no saber la respuesta, y parecía que nadie me la quería decir. << ¿Qué coño hay detrás de esos muros?>> Volví a abrir los ojos, mirando hacia el cielo, y escuché pasos acercarse.

- Pensaba que no te encontraría. - Dijo Chuck sentándose en frente de mí y mirándome con esa sonrisa que tenía siempre.

- Chuck, dime una cosa. ¿Cómo Gally puede recordarme?

- Pasó por el Cambio. Los que pasan por eso recuperan algunos de sus recuerdos, pero nunca quieren decir cuáles. Y por lo visto Gally te recordó. Aunque creo que tienes suerte de ser su hermana, así no será igual que con nosotros.

- No sé si reír o llorar.

- O mejor vamos a buscarte un sitio para dormir esta noche. Y hay una caja para ti. Supongo que necesitas más cosas que nosotros.

Tardé en entender lo que me decía. Y me daba vergüenza que hubiesen visto eso.

- Pues vamos a por la caja y a ver dónde puedo dormir. - Me levanté y regresé al Claro. Todos habían vuelto a sus trabajos, y Chuck y yo fuimos a coger mi caja.

- Donde yo duermo hay un sitio al lado, si no te molesta dormir conmigo...

- No, no me molesta. A lo mejor incluso me siento más cómoda contigo, ya que te conozco. - Le encontré doble sentido a esa frase, y Chuck parecía que también, por la leve risilla que soltó. - No era mi intención que sonara tan mal. - Nos reímos a la vez.
Llegamos a un lugar donde había muchas hamacas. Chuck me llevó a un sitio donde había tres hamacas juntas.

- ¿Quién duerme en esa?

- Thomas. Si prefieres dormir sola...

- No, da igual.

Dejé la caja en el suelo y me senté para ver lo que había dentro.

- Interesante, ¿verdad? - preguntó Chuck irónicamente.

- A ti no te lo parecerá, pero a mí sí, me hace mucha falta, querido Chuck. - Le contesté y cerré la caja. Me levanté y me extrañó no ver a muchos de los clarianos, incluyendo Gally.

- Qué extraño, no están por aquí. - Murmuró Chuck.
En ese momento salieron algunos de la Hacienda. Entre ellos Gally, que se acercó corriendo hasta mí.

- ¡Buenas noticias, pingaja! Vamos a construirte una pequeña cabaña para ti y para la otra chica, si despierta. Así no tendrás que dormir con estos cara fucos y nos aseguramos de que a nadie se le descontrolen las hormonas.

- Eh... Vale... Bien.

- Cualquier cosa que necesites, me avisas. - Y se fue.

- Sigo sin poder creerme que Gally sea así de bueno contigo, no es normal en él.

- Bueno, soy su hermana, es normal, ¿no?

- Sí, pero estamos acostumbrados a aguantar sus malos tratos... En fin, vamos a comer, todos están ya allí.

Fuimos a comer y nos sentamos apartados de los demás.

- Oye, ¿Thomas dónde está? No le he visto en todo el día. - Pregunté con intriga.

- Está fuera, en el laberinto, es corredor. Esos tíos son los mejores. Me encantaría ser un corredor.

<< Así que lo que hay detrás de esos muros es un laberinto.>>

La tardé se pasó rápida. Chuck y yo estuvimos hablando la mayor parte del tiempo. Cuando oscureció un poco, varios chicos entraron al Claro desde el interior de los muros de piedra, llevando a otro chico que se retorcía. Varios clarianos se acercaron a ellos y se llevaron al que se retorcía. Al rato se empezaron a escuchar gritos.

- Le han picado. - me explicó Chuck. - Cuando te pican te inyectan el suero y esperan a que te mejores. Y ahí es cuando pasas por el Cambio.

- O sea que a Gally le picaron y por eso me recordó.

- Exacto.

Lo que quedaba de tarde se me pasó rápido. Anocheció y los clarianos encendieron una hoguera enorme. También dibujaron un círculo en el suelo, y peleban contra Gally, que los derribaba a todos. Yo no tenía ganas de estar en la fiesta esa y me alejé. Me senté en el suelo, con la espalda apoyada en un tronco que había caído. Allí me quedé jugando con una ramita que había en el suelo durante un rato y después escuché a alguien acercarse. Supuse que era Chuck.

- Hola querido Chuck. - dije sin apartar la vista de la ramita. 

- No soy Chuck. - Me contestó una voz amable y dulce. No sabía quién era.

- ¿Quién eres? - Esta vez sí me di la vuelta para ver quién era. Era un chico alto, delgado, rubio y con los ojos marrones. Se sentó a mi lado.

- Soy Newt. Encantado, verducha. - Me respondió con tono de burla.

- Igualmente... ¿Soléis hacer esta especie de fiesta cuando viene alguien nuevo?

- No, pero esta vez ha sido una chica la que ha venido.

- Ah...

Hubo un silencio en el que me sentí muy incómoda. La ramita no podía destrozarla más, así que cogí otra e hice lo mismo que con la anterior.

- ¿Por qué has venido? - Le pregunté para romper este incómodo silencio.

- Para hablar contigo, pero no das mucha conversación.

- Porque estoy cansada... - Susurré.

Apoyé mi cabeza en el hombro de Newt, que pareció no molestarle. Me fijé en que los muros se habían cerrado. No pregunté  nada porque estaba demasiado cansada. Y al final me dormí.

EL CLARO | [Newt y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora