EL CLARO | [Newt y tú]

Capítulo 5

Seguía en el laberinto. Todo lo de antes, lo de los corredores, todo había sido mentira. Seguramente al estar tan cansada y haberme sentado detrás de las enredaderas me había dormido. Seguían oyéndose los sonidos metálicos de las arañas. Ya no sentía dolor ni en la pierna ni en el brazo. Salí de las enredaderas y me di cuenta de que una araña estaba en frente de mí. Pero ya era tarde. Se abalanzó sobre mí y ya, todo había acabado.

Me desperté de repente. Me costaba respirar. No estaba muerta, la araña no me había matado. Alguien estaba de pie, al lado de mi cama.
<<Gally.>>
Pero me equivocaba. No era Gally. Era Newt.

- Por fin despiertas, pingaja. Nos tenías a todos preocupados. - Me dijo con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

Me incorporé un poco y me dieron punzadas de dolor en la pierna y el brazo. No pude reprimir un gemido de dolor.

- ¿Cuánto tiempo...? - No hizo falta que terminase la pregunta.

- Cuatro días. Chuck ha llorado todas las noches porque decía que le daba miedo que murieses. - Mientras me decía esto se sentó en el borde de la cama. – ¿Te sientes mareada o algo?

- Sí, me cuesta respirar un poco...

- Voy a llamar a Clint.

- ¡No! - Me sonrojé un poco. - No quiero que venga nadie ahora.

- Entonces te dejo sola. Descansa un poco. - Me dijo y se fue.

Me tumbé en la cama otra vez. Y otra vez me dolió la pierna. Miré las heridas y la del brazo la tenía cosida. La pierna la tapaba una venda, pero suponía que también estaba cosida.
Alguien entró por la puerta y rápidamente me incorporé un poco.

- ¡______! - Me dijo Chuck viniendo corriendo a abrazarme. Le devolví el abrazo. El dolor se me olvidó cuando Chuck me abrazó.

- Chuck... - fue inevitable que una gran sonrisa surcara mi rostro, estaba muy feliz de estar con Chuck. La puerta de la pequeña habitación se volvió a abrir y Alby entró.

- Chuck, ¿puedes dejarnos solos un momento?

- Vale... - Le dijo vacilando un poco.

- ¿Qué pasa, Alby? - Le pregunté cuando Chuck cerró la puerta.

- Bueno _____. Has sobrevivido una noche entera en el laberinto, y eso nadie antes lo había conseguido. Esta tarde habrá una Reunión con todos los guardianes, a ver qué hacemos contigo. - Terminó de decirlo y se marchó.

<<¿Una reunión con todos los guardianes?>>

Por la tarde me ayudaron a andar. Cojeaba bastante, ya que aún la herida no estaba curada del todo. Al entrar en una gran sala de la Hacienda, Alby me dijo que me sentara en una silla que había al fondo. En frente había un semicírculo formado por más sillas, en las que se sentaron Minho, Newt, Gally y más chicos que no conocía. Una estaba libre, y supuse que era de Alby, que no se sentó, se quedó de pie. Los nervios ocuparon todo mi cuerpo. Tenía miedo de lo que pudiesen decir.
<< ¿Por qué tengo miedo? No pueden decir nada malo. Tranquilízate, _______.>>

- ____, ¿estás bien? Estás pálida. Si quieres vete y luego te decimos lo que hemos decidido. - Me dijo Alby. No quería irme, quería saber todo lo que dijesen de mí.

- No, estoy bien, es por los nervios. - Me sonrío y volvió a su sitio.

- Bien. Ayer ______ sobrevivó a una noche entera en el laberinto. Nunca nadie había conseguido eso antes. Antes de decidir si la hacemos corredora o no, _____, ¿podrías decirnos qué fue lo que viste? - se dio la vuelta para mirarme.

- Eh... Vi unas arañas enormes, metálicas... - Titubeé un poco.

- Laceradores. - Susurró Minho, pero alcancé a escucharlo.

- ¿Viste algo más? - Preguntó Alby con un deje de impaciencia en su voz.

- No. - Me temblaba la voz. No sabía por qué, pero sentía que si me levantaba me caería. Me di cuenta de que Alby me había echado una mirada extrañada y a la vez preocuapada.

- Tú pierna... ¡Mediqueros! - Gritó.

Me levanté y bajé la mirada a mi pierna. Tenía la venda llena de sangre, la cual iba cayendo poco a poco por mi pierna. No me había dado cuenta por los nervios.

- ¿Puedes andar? - Me preguntó apresuradamente Clint. La pierna me ardía y no podía moverla.

- N-No...

Me cogió y me llevó a la habitación donde estaba antes. Me dejó en la cama. Llevaba puesta una camiseta blanca que me cubría hasta las rodillas, dejándolas al descubierto.

- Estira la pierna. - Me ordenó y me quitó la venda. Algunos hilos se habían roto y la herida se había abierto. Clint pasó una gasa impregnada en alcohol por mi pierna y me empezó a escocer muchísimo. Depués tiró la gasa y quitó los hilos que quedaban. Y por último volvió a coser la herida, que fue lo que más dolió.

- Duérmete. Cuando despiertes te diremos lo que han dicho en la Reunión. - Dijo con un tono de voz suave y se fue cerrando la puerta tras él. Apoyé la cabeza en la almohada e intenté dormirme, pero el dolor me lo impedía. Y pensé en Newt.
<< Ojalá estuviera aquí Newt.>>
Yo misma me extrañé con mi propio pensamiento. Los normal sería que quisiera estar con Chuck, ya que desde que vine él ha estado conmigo todo el tiempo. Pero sólo quería que estuviese Newt. Al final me quedé dormida.

Me desperté con un peso al lado de mi pierna. Gally estaba sentado a mi lado.

- ¿Estás mejor? - Me preguntó con una mirada maternal.

- Sí. - Le respondí con una sonrisa.

- Me alegro. Por cierto, tal vez no sea ahora el momento adecuado pero... La cabaña que te estábamos construyendo ya está terminada. Cuando estés mejor podrás estrenarla.
- ¿La otra chica dormirá allí también?- Le pregunté cuando me acordé de que no era la única chica del Claro.

- Si despierta sí. Le hemos hecho dos habitaciones, si no despierta a la otra le das el uso que quieras.

Mi sonrisa se amplió.

- Me tengo que ir. Vendré a verte después.

Volvía a estar sola. Intenté incorporarme un poco para ver si lograba ver algo por la ventana. No veía mucho, pero vi que todos estaban trabajando. Winston matando cerdos, Chuck llevaba una bolsa con algo oscuro dentro y se la dio a un clariano que trabajaba en los jardines. Fritanga trabajaba en su preciada cocina... Todos estaban haciendo algo. Me quedé sentada, pensando en algo que hacer para entretenerme mientras estaba sola. De pronto la puerta se abrió y entraron Minho y Alby. Me acordé de que tal vez me dirían que era corredora, pero no quería serlo. Me daba miedo volver a entrar en ese sitio, ni volver a ver a los laceradores.

-______, tenemos que decirte algo. - Me dijo Minho serio.