Capítulo 6

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- ¿Habéis decidido que voy a ser corredora? - Pregunté con un poco de ironía.

<< Dime que no, por favor.>>

- No, no hemos decidido nada. Hubo un problema.

- Ah... - Le contesté aliviada, sabiendo que no habían dicho nada que no quisiese.

- Decides tú. Serías una gran ayuda para los corredores, y para todos los clarianos en general. Pero bueno, es tu decisión - me dijo Minho sentándose en una silla que había al lado de la mesita.

- No sé... Llevo sólo aquí un día y hago lo que nunca nadie ha hecho, pasar una noche en el laberinto. Me desmayo, a los cuatro días despierto y me pedís que vuelva a entrar ahí. ¿No pasan las cosas muy rápido? - Dije con un deje de ironía - tengo que pensármelo...

- De acuerdo - me dijo y se fue, con Alby detrás.

<< No hace falta ser muy espabilado para saber que mi respuesta es no.>> Pensé un poco molesta.

- ¿¡Cómo que le has dicho a Minho que no quieres ser corredora?! - Gritó Chuck cuando se enteró de lo que le dije a Minho. Estábamos sentados en donde Chuck y yo nos sentamos el primer día que llegué aquí, al principio del bosque.
- No le he dicho que no, le he dicho que me lo pensaré... Pero no quiero ser corredora, y menos a los cuatro días de estar aquí, y habiendo pasado una noche de pesadilla dentro de esa cosa.

- ¡Pero los corredores son lo más guay! ¡Tienes una suerte tremenda! ¡No puedes rechazarlo! - Un brillo en los ojos de Chuck apareció cuando empezó a hablar. Sonreí, pero lo hice inconscientemente, en esos momentos no quería sonreír. Me encontraba mal, física y moralmente, pero lo peor era que no sabía por qué.

- Tal vez no lo rechace... O sí - sentencié.

- ¿Sabes? Me haría ilusión que fueras corredora - dijo con una sonrisilla un poco pícara y el brillo de ilusión todavía grabado en sus ojos.

Fruncí un poco el ceño, extrañada, pero no dije nada, me limité a quedarme callada. Me recosté en el césped, mirando hacia el cielo, con la mente en blanco.
¿Aceptaría ser corredora? Por lo que parecía, muchos querían ser corredores...<<A lo mejor sería buena idea aprovechar esta oportunidad antes de que sea tarde...>> Sería la envidia de algunos, suena un poco egoísta, pero da igual. Lo tenía decidido, y muy claro. <<Sí, eso es lo que haré.>> Una sonrisa surcó mi rostro.

- Chuck, ya lo he decidido - le dije con la sonrisa aún en mi cara.

- ¿Sí? ¿Qué has elegido? - dijo levantándose de un salto.

- No lo sé, no me acuerdo - contesté con un deje de ironía en mi voz. Chuck se quedó petrificado al escuchar mi contestación. Y sin esperar a que insistiese en que se lo dijera me fui. Quería hablar con Gally, y con Newt.

- ¡______! - escuché mi nombre a lo lejos. Me paré y giré sobre mis talones para ver quién me llamaba. Era Jeff, el mediquero. Me extrañó un poco que mo fuese Clint, ya que era él siempre el que "me cuidaba".

- ¿Qué pasa?

- ¿Estás bien? ¿Te duele la pierna? - me preguntó con preocupación en sus ojos.

- Eh, sí claro. ¿Por? - le pregunté extrañada.

- Cojeas muchísimo.

- Pues no, no me duele, estoy bien - le dediqué una sonrisa.

- Vale... - contestó algo incómodo. - Si te duele o algo nos lo dices a Clint y a mí. Hasta luego, _____.

- Adiós - dije, pero creo que no me oyó.

Seguí andando, buscando a Gally o Newt, pero no encontraba a ninguno de los dos. Aunque encontré a alguien que también era interesante en esos momentos.

- Minho, ¿puedo hablar contigo?

Se giró y vi en su cara que no le apetecía mucho hablar.

- Sí - dijo después de soltar un suspiro.

- Si no es el mejor momento podemos hablar en otro momento...

- No, no. Da igual. ¿Qué quieres?

- He estado pensando lo de ser corredora y he decidido que... - un fuerte sonido interrumpió nuestra conversación. Dirigí mi vista al origen del ruido. Los muros del Laberinto se estaban cerrando. Volví a encarar a Minho, que tenía la vista puesta en los muros. Cuando se percató de mi mirada, él dirigió la suya a mí, de nuevo.

- ¿Y qué has decidido? - preguntó una vez que el sonido cesó.

- Que no quiero ser corredora. Al menos no por ahora.

- ¿Como que no por ahora? - en su voz noté una pizca de incredulidad.

- Pues que no me apetece mucho entrar ahí habiendo pasado una gran noche. Además, no puedo correr, no con la herida que tengo en la pierna.

- Llevas razón...

- Mientras me recupero puedo ayudar en otras cosas, y tendré más tiempo para pensar mejor la respuesta definitiva...

- Mmmm... Supongo que sí... Tengo que dejarte, _____. Se lo diré a Alby y a ver qué puedes hacer mientras tanto - dijo y se alejó corriendo.

<<Tal vez Clint deje que le ayude...>>
Empecé a buscarlo con la mirada por el Claro, sin éxito. Decidí emprender camino hacia la sala donde me había tenido estos últimos días. Abrí la puerta y allí me lo encontré, ordenando sus cosas.

- Hola, _____. ¿Qué tal vas? - saludó sin despegar la mirada de su trabajo.

- Muy bien, ¿y tú? - le dije en tono alegre.

- Atareado, como ves. ¿Puedes ayudarme? Me hace falta algo de ayuda...

- Claro - contesté acercándome a él y poniéndome a su lado.

- Joder... Nos faltan cosas. Como la Caja no suba rápido vamos a tener problemas, sobretodo con tus heridas.
- ¿Cuándo tiene que subir la Caja?

- Creo que mañana. Por la mañana.

- Por cierto, quería preguntarte si Jeff y tú necesitáis ayuda... Hasta que se me cure la herida de la pierna y pueda correr.

- ¿Hasta que puedas correr? Ah ya, no había caído. Sí, tal vez haya algo en lo que puedas ayudarnos.

- A lo mejor haya algo que puedas enseñarme, así podría ayudaros...-

- ¿Enseñarte a curar heridas y cosas de esas? - cuestionó dejando a un lado su trabajo y centrando su mirada en mí.

- Sí. ¿Pasa algo?

- No, es sólo que me sorprende que quieras aprender a curar una herida.

- ¿Por qué?

- No sé, simplemente me sorprende. Pero cuando quieras te enseño - me dedicó una cálida sonrisa.

Seguimos ordenando el material y apuntando las cosas que nos faltaban. Y Clint llevaba razón, eran muchas.

Nos sobresaltamos cuando la puerta se abrió con un fuerte golpe, y alguien entraba con otra persona encogida a la que le chorreaba sangre del abdomen. Cuando vi la cara de quien sangraba se me cayó el alma a los pies. Era Newt.

EL CLARO | [Newt y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora