EL CLARO | [Newt y tú]

Capítulo 13

--- ¿Necesitas ayuda con algo? --- pregunté para calmarle los humos.
--- Sí, ayúdame a limpiar un poco todo esto --- contestó más calmado, pero aún fríamente.
Hice lo que me pidió y al poco acabé la tarea. Toda la mañana transcurrió en silencio, cuando el clariano del matadero vino a que Clint revisara su herida éste no dejó que yo participara.
--- ¿No me vas a dejar hacer nada por no coser a ese chico ayer?--- le encaré. Que no me dirigiera la palabra podía soportarlo, pero que no me dejara participar me tocaba las narices.
En vez de contestar, se dirigió a la puerta y salió, dando un portazo.
A los pocos minutos salí yo y fui buscando a Chuck. Estaba de pie, hablando con un clariano, así que me acerqué a ellos.
--- Hola, _____. ¿Ya habéis acabado todo el trabajo? --- preguntó Chuck amablemente una vez que el otro clariano se alejó.
--- Tampoco era mucho, me he pasado casi toda la mañana mirando las musarañas, para variar. Y Clint sigue enfadado conmigo.
--- No sabía que se había enfadado.
--- Sí, porque no pude coser una herida. Y me echó en cara que hablé con Newt.
--- ¿Hablas en serio?
--- Por desgraca, sí. Se ha tomado todo muy a pecho y está cabreadísimo.
--- Qué gilipullo. ¿Vas a pedirle perdón?
--- No, no voy a hablarle, la que debería estar enfadada soy yo, no él.
Chuck no contestó. Cogimos nuestra comida y fuimos a sentarnos donde siempre. Al poco escuchamos a un clariano acercarse a nosotros.
--- ¿Cómo van las cosas con Clint,_____? --- preguntó Newt. Me sorprendí al escuchar su voz, pero le dediqué una sonrisa cuando se sentó con nosotros.
--- No quiere hablarme --- ahí lo dejé, no pensaba contarle que se enfadó más aún por verme hablar con él.
--- Ya se le pasará.
El resto de la comida hablamos de temas varios, compartiendo risas y anécdotas de clarianos antes de que llegara a este lugar. Cada día que pasaba me sentía más a gusto, la gente que había aquí era más agradable de lo que parecía y todos trabajaban en equipo, cada uno aportaba su granito de arena para hacer los días agradables y la comodidad mayor.
Después de comer fui hacia mi lugar de trabajo, esperando encontrarme con un muy enfadado Clint. Y, efectivamente, así fue. Él ya estaba allí.
--- ¿Por qué me haces esto? --- dijo de repente.
--- ¿A qué te refieres?
--- ¿Por qué me has sustituido por Newt? Pensaba que también me querías --- dijo con voz triste.
--- No te he sustituido por nadie, Newt es mi amigo, igual que tú.
--- Antes no hablabas con él.
--- ¿Y qué?
--- Que ahora que yo me he enfadado entonces te vas con él.
--- ¿Qué coño dices? Te equivocas, yo no hablo con él porque tú estés enfadado --- contesté molesta.
--- Sólo hace falta ver cómo lo miras --- parecía que iba bebido, decía las cosas pasando de enfado a tristeza.
--- No sé de dónde te sacas eso, pero te equivocas. Ni te he sustituido por nadie, ni me gusta Newt ni nada. No sé qué te ha dado para comportarte así.
--- Eres una zorra. Sólo quieres atención.
--- Ni se te ocurra volver a insultarme. Yo de zorra ni tengo nada, si eres un celoso de clonc te jodes, a mí déjame en paz --- le encaré. Él se me acercó, y antes de que pudiera reaccionar me dio una bofetada. En seguida se dio cuenta de lo que hizo y me pidió perdón.
--- ______, perdóname, no sé qué me ha pasado. Lo siento, lo siento, lo siento. No quería hacerte daño, perdóname --- insistió preocupado, intentando abrazarme. Me alejé. Más que dolida, estaba cabreada y, para qué engañarnos, me sentía humillada.
--- No me toques --- dije.
--- Te juro que no era mi intención, ha sido un impulso repentino.
--- Cállate ya --- él obedeció.
Quería irme, pero no podía, no podía ser la única de todo el Claro que no trabajara. Me aparté de Clint, aunque no me fui. Tampoco podía ir a ver a la otra chica como excusa, Jeff ya se ocupaba de ella.

El tiempo transcurría infernalmente lento. De poco en poco Clint me pedía perdón, insistiendo en que me quería, que no quería hacerme daño, que le dolía estar mal conmigo... Pero eso no era suficiente para que le perdonara. Mi orgullo era mayor de lo que podía llegar a imaginar, y que me hubiera puesto una mano encima era excusa suficiente para que no volviera a dirigirle la palabra más, era el detonante perfecto para poder expresarle que no me gustaba que me besara ni me cogiera la cintura.
También era el impulso perfecto para tomar la decisión que tanto me costaba tomar.
Mi pierna estaba ya curada, esa noche iría sin falta a hablar con Minho, no volvería a pisar la sala de los mediqueros más que si era porque me había pasado algo.
--- No voy a volver a trabajar contigo, esta noche voy a hablar con Minho --- comuniqué a Clint fría. Había barajado la idea de no decirle nada y no presentarme los siguientes días, pero decidí decírselo.
Él suspiró.
Esa tarde fueron algunos clarianos que necesitaban ayuda, esta vez sí que pude tratarles.
Cuando por fin llegó la hora de la cena, una sonrisa se me escapó al ver allí a los corredores. Sin pensármelo dos veces fui hacia Minho.
--- Oye Minho, ¿podemos hablar un momento?