Capítulo 24

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Día 2 en Dubai
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Sentía mis párpados aún pesados, pero luché con mi cuerpo hasta que pude abrirlos. La brillante luz volvió.

-Estoy muerta–me dije a mi misma.

La luz se hacía cada vez más intensa, intenté cerrar los ojos por su intensidad pero una voz me lo impidió.

-No estas muerta Hay, no cierre los ojos hermanita, por favor, se fuerte–esa voz era la de Taylor.

Luego recibí un fuerte abrazo. Un aroma me invadió completamente, ese grato olor me hizo recordar a una sola persona: Ryan

Y sí, efectivamente era él. ¿Pero que hacia él aquí? ¿No se supone que estuviera en Nueva York?

-Has despertado mi amor. No sabes el susto que me haz dado. Te Amo Hay–dijo mientras junto sus labios con los míos.

-Yo te amo más–logré pronunciar roncamente.

-No hables mi amor. No te esfuerces.

En ese momento me di cuenta de que Taylor había desaparecido. Pasaron unos segundos y vi como venían los médicos corriendo junto con Isabelle y Papá. Taylor los acompañaba.

-Dios, gracias, ha despertado–dijo mi padre y luego se arrodilló mientras sus lagrimas recorrían sus mejillas.

Los médicos comenzaron a hacerme pruebas, me chequearon las pupilas de los ojos y luego me preguntaron datos sobre mí , como mi nombre, edad y cosas así. ¿No se supone que ellos conocieran esos detalles? ¿Porque me los preguntaban? No entendía nada de lo que estaba pasando.

Una vez que terminaron las pruebas, hablaron inmediatamente.

-No ha entrado en coma, sus vitales están bien y sus pupilas no están dilatadas. Además, su funcionamiento cerebral está intacto. Lo que nos da a entender que ha funcionado. Haremos unos análisis de sangre para saber si el medicamento ha hecho su efecto y si no ha dejado daños en su sangre. La dejaremos hospitalizada hasta que se acoplé y vuelva en si. Disculpen, los inconvenientes y el susto. Cuando tengamos las muestras de sangre y los resultados de estas volveré. Gracias por ser parte de nuestra prueba experimental.

El doctor se fue pero mis dudas no junto con él.

-¿Que rayos ha pasado?–pregunté a mi padre sin entender.

-Te sometimos a una prueba experimental, es una vacuna que se cree que sea la cura a la Gemeltitis. Tu no querías, pero firmamos el papel, porque queremos tenerte con vida y porque te amamos. Cuando te inyectaron, tu cuerpo no respondió y quedaste inconsciente. Como era una vacuna no antes utilizada los doctores nos dijeron que quizás tu cuerpo la había rechazado y que lo mas probables caerías en coma. Por poco muero cuando me dijeron eso, me arrepentí de haber firmado aquel papel, solo quería tu bien, pero al verte despierta o través, sé que tomé la decisión correcta–dijo mi padre mientras secaba sus lagrimas con un pañuelo.

-Y entonces, ¿si he despertado significa que la inyección a funcionado?

-No lo sabemos Hayley, los doctores creen que sí, pero te tendrán que hacer las pruebas de sangre para estar completamente seguros de que estas sana.

"Sana" esa palabra retumbó en mis oídos. Había una posibilidad de que la enfermedad se haya ido. Eso significaba una posibilidad de seguir viviendo. Antes quería morir pero el saber que mi padre esta a mi lado, saber que tengo el amor de mi novio, el de Isabelle y el de mi hermana. Me hacía feliz. No me importaba que mi madre me odiara. Ella no volvería a convertir mi vida en un desastre, no iba a ser más la causante de mis lagrimas en la noche. Tenía muchas razones para vivir y ella no me lo impediría. No más, mi sufrimiento había acabado. Ahora todo sería diferente. Hailey Evans Collins, o sea yo, había cambiado.

El Secreto de las Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora