Capítulo 12

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MI PAPÁ...

Me hice un saco de nervios. No me llevaba muy bien con mi papá, aunque me llevaba peor con mi madre. Mi papá no me trataba tan mal, no tanto como mi madre.

Pero ... A él no le había perdonado que se dejara llevar por lo que mi madre pensaba de mí y que comenzara a tratarme diferente. Todo por mi madre. Él solia ser más cariñoso conmigo, hasta que mi madre comenzó a meterle cosas en la cabeza. Pero si algo estaba segura es que mi padre no me odiaba, solo se había apartado de mí porque mi madre se lo había pedido. Aunque a pesar de esto, Taylor también era su favorita. O por lo menos, eso pensaba yo.

Casi no lo veía, ya que siempre estaba en la empresa y en viajes empresariales. Pero ahí estaba hoy. Sentado en la parte posterior del carro de Isabelle.

-¿Papa que haces aquí?-le dije.

-Tengo algo muy importante que decirte.

Me voltee para despedirme de Ryan y no estaba, se había ido. Quizás había notado que estaba en una situación incomoda al ver a mi padre en la parte posterior del carro.

-Dime que quieres decirme–dije seria.

-Móntate en el carro y hablaremos–me dijo.

¿Que era lo importante que tenía que decirme mi padre?
¿Acaso había pasado algo en casa? ¿Porque no estaba el en su trabajo? Estaba demasiado intrigada así que me monte en el auto dispuesta a escuchar lo que tenía que decirme.

-Ya estoy adentro, ahora, ¿que tienes que decirme?–le pregunté muy intrigada y seria.

-Hailey, ¿te acuerdas cuando solíamos salir a pasear todas las tardes? ¿Cuando te compraba un mantecado todas las semanas? ¿Cuando tenías la confianza de ir y darme un abrazo? ¿Te acuerdas de estas cosas?–me preguntó.

-Sí, me acuerdo, ¿como olvidar cuando me amabas? Los momentos felices que pasamos como padre e hija, pero, eso ya es pasado, eso ya se a ido. Las cosas han cambiado, te dejaste influenciar por mi madre, creyendo y haciéndole caso a sus cuentos. En parte era razón lo que ella te decía, moriré y lo entiendo pero eso no me hace menos importante que Taylor, merecía el mismo cariño y amor, al contrario quizás más porque moriría antes–le dije aguantando las lagrimas.

No quería llorar, quería demostrar que era fuerte.

-Sí, tienes razón. Actué como un imbécil. No di el ejemplo de padre que debía dar. Estoy arrepentido de eso. No aguanto mas pensar que morirás pronto y que no he hecho nada para demostrarte lo importarte que eres para mí.

-¿Ahora soy importante para ti?, te olvidaste de mí y ahora quieres que acepte tus disculpas.

-No me perdones si no quieres, te entiendo, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo de ahora en adelante siempre, estaré dispuesto a darte mi ayuda a aconsejarte y escucharte. Tal como era antes–me dijo.

En sus ojos pude notar sinceridad. ¿Pero y si solo eran cosas mías? ¿Y si mentía para ganar algo a cambio? ¿Pero que ganaría a cambio él con que yo lo perdonara? NADA. Él era millonario y lo tenía todo.

-No se si pueda, lo pensaré. Pero, ¿y que hay de mamá? se molestará mucho si sabe de esto–le dije.

-No me importa lo que diga tu madre, haré la labor de padre a partir de hoy.

El Secreto de las Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora