Respiré profundo y entré. Rápidamente, me encontré con la misma mirada que había visto durante años, una mirada firme y sin temor alguno. Yo también la
mire firmemente, esta vez, no tendría miedo alguno al igual que ella.-Toma asiento–dijo seriamente.
Me senté, sin esperar ni un segundo.
Ese día que había esperado por años había llegado. Hoy hablaría con mi madre.
Suspiró y me volvió a mirar.
-Bueno, ¿que quieres hablar conmigo?
-Supongo que ya lo sabes, quiero la verdad–dije con firmeza.
-Bueno, empecemos, que no tengo mucho tiempo, ya que, en una hora tengo una reunión ejecutiva y tengo que prepararme. Preguntamé lo que quieras, que yo te responderé–dijo cínicamente.
-No te haré perder tu tiempo, Lauren. Iré directo al grano. ¿Porque me odias?–pregunté.
-¿Eso? Es fácil de comprender. Nunca quise tenerte. Fuiste la culpable de muchos dolores en mi vida.
-Bueno, pero sabías que estabas embarazada. ¿No se supone que entonces te protegieras, si no querías tener hijos?–dije como si fuera algo obvio.
-Sí, quería hijos, pero solo uno.
-No escoges la cantidad de hijos que tendrás. Que te salgan gemelas es una probabilidad–aclaré.
-No fue tan sencillo como parece. Te contaré, todo lo que sufrí por tu culpa–dijo con coraje.
-Te escucho–dije sin más.
-Estaba embarazada de Taylor. Me costó mucho tenerla, ya que era estéril. Durante años, intenté tener un hijo, y todos mis esfuerzos fracasaron. Hasta que llegó ella iluminándome con su luz. Todo iba bien en el embarazo, hasta que llegaste tú. Me acuerdo cuando fui a hacerme un sonograma y descubrieron que había una masa que oprimía los pulmones de Tay. Lloré mucho al enterarme. Mi vientre comenzó a hincharse más de lo debido. Luego, descubrieron que esa masa era otro feto, eras tú. Además, descubrieron que junto a tu feto había una masa de cáncer. Tus pulmones se pegaron a los de Tay. Por tu culpa ambas tienen gemeltitis. Me comenzaron a dar síntomas, ajenos al embarazo. Estuve en el hospital durante meses, al borde de la muerte y los médicos no sabían que tenía. Hasta que descubrieron que el cáncer se había regado a mí cuerpo. Tengo metástasis. Todos los días tengo que ir a una maldita clínica a inyectarme para no morir. Tengo futuro y mucho poder. Pero mi salud me fue arrebatada gracias a ti–dijo con coraje.
-¿Que? ¿Tienes Cáncer?–pregunté sorprendida–¿Y porque simplemente no me abortaste, si no me querías?
-Sí, lo he ocultado bien, ¿verdad? No lo hice porque te necesitaba para transplantarle un nuevo pulmón a Taylor, ya que uno de los suyos fue afectado con el cáncer.
-¿Cómo? ¿Taylor tiene cáncer?–pregunté anonadada.
-Taylor tuvo cáncer en sus pulmones, se le destrozó uno completo. Ya el cáncer se le ha ido. Pero tiene que medicarse día a día para intentar que su pulmón funcione bien y eso lo sabes. Intenté, buscar un doctor que transplantara uno de tus pulmones a Taylor, pero ninguno aceptó. Esa es una de las razones por las que te seguiré odiando. Tú morirás dentro de tres días pero, Taylor, pude quedarse sin respirar dentro de cualquier momento. Solo uno de sus pulmones funciona por tu culpa.
Sentí una puñalada en mi pecho. Me dolió mucho saber eso. "Por mi culpa" esas palabras resonaron en mi interior. Taylor, tenía solamente uno de sus pulmones funcionando. Me invadió un fuerte dolor por unos minutos, pero luego recordé que yo no tenía culpa de esto. No permitiría que mi madre metiera ideas falsas en mi cabeza. Suspiré, para luego preguntar.
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El Secreto de las Gemelas
Novela JuvenilMi nombre es Hailey Evans Collins y tengo una hermana gemela, somos totalmente diferentes, no solo porque no soy la favorita de la casa, si no porque seré la primera en morir, para ser exactos a los 16 años; gracias a que tengo "gemeltitis"- es una...