Tenía que salir de esta casa, en este mismo instante, ¿pero como lo haría sin que nadie sospechara?
Tocaron la puerta, lo suficientemente fuerte como para recordarme que no levantar una sospecha era casi imposible.
-¿Hailey estas ahí? Llevas mucho tiempo dentro. ¿Todo bien?
-Si, estoy aquí.
Miré el reloj de mi celular y efectivamente, llevaba diez minutos completamente pálida, sin saber como reaccionar y encerrada en el baño. ¿Como no levantar sospechas o preocupación para la madre de Ryan?
-¿Te puedo ayudar en algo?-preguntó.
-Tengo que pensar en algo y rápido-susurré, al decirme estas palabras a mi misma, inmediatamente, una asombrosa idea llegó a mi cabeza.
Abrí la puerta para encontrarme con una cara de confusión por parte de la madre de Ryan.
-Sí, creo que necesito su ayuda-dije con una cara apenada mientras salía del baño. No podía creer que yo estaba haciendo esto.
-No te abochornes, a todos nos pasan cosas vergonzosas ¿en que te ayudo, cariño?-sonrío con amabilidad.
-Resulta que me he comido una bolsa entera de papitas mientras veía la película con Ryan. Y ahora estoy notando los efectos. Me duele el estomago, tengo nauseas y estoy...-me interrumpió.
-¿Diarreas? - me preguntó.
No. Esto no me puede estar pasando. ¿Que pensara de mi, la novia de su hijo? Pensé, en el mensaje de Taylor, era algo urgente. No podía ponerme con orgullo en este momento, tenía que actuar.
-Sí, eso. Me tengo que ir a mi casa, para darme un baño y tomarme algún medicamento para el dolor-dije demasiado apenada.
-Por supuesto, entiendo-indicó con una gran sonrisa.
-Necesito que me haga un favor, no le diga esto a Ryan porque me moriría de la vergüenza. -le suplique.
-Claro, veré que me invento, me caes muy bien, corazón.
La abracé y me despedí. Ella se ofreció a acompañarme hasta la puerta pero le dije que no se molestara. Que me excusara con Ryan, ya que él estaba esperándome. Luego de que ella se dirigiera al sótano, salí por la puerta trasera de la casa. El guardaespaldas me esperaba al frente así que al salir por la parte de atrás, donde se encontraba el jardín, no me vería.
Una vez en el jardín, que por cierto, era hermoso, lo rodeaban una colección de cactus y orquídeas; me dirigí a la verja de atrás de la casa y la brinqué. Obviamente, me aseguré primero de que no hubieran perros en la siguiente casa. Esta gigante casa era de un veterano que estaba encamado, sus hijos lo abandonaron y pidieron su herencia por adelantada. Su hija se quedó a su lado y se encargaba de cuidarlo. Ryan pasaba algunas tardes a visitarlo y algunas veces el anciano pensaba que este era su hijo menor. Corrí rápidamente por el patio de la casa, me dirigí al portón y salí. Llamé a un taxi, caminé un tramo y me senté a esperar en un pequeño parque que había más adelante.
********
-¿Su nombre?
-Hai....Taylor Evans Collins-dije confusa, no estaba preparada para hacerme pasar por mi hermana.
-¿Disculpe?
-Taylor Evans Collins-indiqué un poco más segura.
-¿A quien visitará?-preguntó.
-A mi hermana, Hailey Evans Collins.
-Ohh la chica que trayeron de emergencia, habitación 305. Firme por aquí-dijo mientras me extendía un papel.
ESTÁS LEYENDO
El Secreto de las Gemelas
Teen FictionMi nombre es Hailey Evans Collins y tengo una hermana gemela, somos totalmente diferentes, no solo porque no soy la favorita de la casa, si no porque seré la primera en morir, para ser exactos a los 16 años; gracias a que tengo "gemeltitis"- es una...