Capitulo 9.

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Me despierto a causa del sonido que producía mi teléfono móvil, compruebo el numero que me llamaba y atiendo en el momento.

-Rose. -dije bostezando.

-Hey, ¿estas durmiendo?

-Claro, es Sábado, sabes que duermo temprano -dije parándome para mirar por la ventana- ademas, sigue nevando, esta perfecto para dormir, ¿no crees?- le pregunte.

-Bien si, lo esta, pero habíamos organizado hacer algo con el grupo ¿no lo recuerdas?

-Si, pero pensé que lo íbamos a dejar para otro momento, por el temporal.

-No dijimos lo que haríamos, en el grupo de WhatsApp dijimos que iríamos a Starbucks por unos Frappuccinos y conversaríamos, como no respondías supuse que estabas durmiendo, así que... ¿que te parece?

-Bien, ¿a que hora hay que estar allí?

-Once y media, adiós, nos vemos en dos horas. -dijo ella cortando.

Comprobé la hora de mi reloj y como supuse, eran las nueve y media de la mañana, mataría a Rose por no dejarme dormir hasta tarde. Camine al baño, me lave los dientes, la cara y cepille mi cabello dejándolo lacio, al terminar camine a mi armario, saque un jean negro, una remera mangas largas blanca, un suéter del mismo color, me coloque mis botas y agarre mi abrigo para salir de mi habitación con este en mano. Al bajar no me encontré con Stefan allí, así que supuse que estaría durmiendo todavía, mire la hora, aún faltaba una hora y media para estar en Starbucks, decidí agarrar el libro que estaba leyendo, lo quería terminar y era una buena ocasión, ya que tenia tiempo de sobra. Me recosté sobre el sofá y me hundí en el mundo de la literatura.

Al terminar de leer el libro (por fin), comprobé la hora de mi reloj y este marcaba las once y diez de la mañana, salte del sofá, me puse mi abrigo y salí corriendo de mi departamento con mi móvil en mano y mandandole un mensaje a Stefan que volvería para el almuerzo. Por suerte Starbucks no queda muy lejos de casa, ya que vivo en el centro, acelere mis pasos esas cinco cuadras, ya que odio llegar tarde y al llegar ya estaban allí Rose, Camila, Lucia, Frank, Liam, Dilan y Tristan sentados en una mesa. 

-Hola, lamento la demora. -dije saludando uno por uno con un beso en la mejilla y sentándome entre Rose y Dilan.

-Esta bien, hemos esperado a que llegues así pedíamos todos juntos. -me sonrió Camila.

-Gracias. -dije sacándome mi abrigo y colgándolo en el respaldo de mi silla.

-Bien, iré a pedir las cosas ¿todos lo de siempre? -pregunta Dilan.

-Si. -dijimos todos al unisono, ya sabíamos todos los gustos de cada uno ya que la pasábamos en Starbucks.

-Bien, ¿Carrie me acompañas? Así me ayudas a traer las cosas.

-Claro. -le sonreí y me pare de mi lugar.

Al cabo de unos minutos nos estaban entregando nuestros pedidos y nosotros los llevábamos hacia la mesa donde se encontraban nuestros amigos. Me senté nuevamente al lado de Dilan y Rose para comenzar a beber mi café mientras entablábamos conversación con los demás.

-Bien, pero por supuesto que he tenido que convencer a mi padre de que estudiar Ciencia no era lo mio, le he dicho que iría a Barcelona y comenzaría mi carrera de arte, realmente se ha cabreado un poco pero creo que es cuestión de tiempo, se le pasara. -nos contaba Lucia mientras sostenía su café en mano.

-Claro que se le pasara, algún día, solo que tus padres siempre fueron muy estrictos con el tema de los estudios, me parece raro que tu padre no te haya encerrado en tu cuarto hasta poder mandarte directamente con una camiseta de fuerza a Harvard. -agrego Tristan animado.

-Podrías estudiar Arte en Harvard, allí esta esa carrera. -dije yo sonriendo.

-No, claro que no, no quiero tener que estar encerrada estudiando todo el día para demostrar quien es mejor en Harvard, no me gusta esa universidad, quiero viajar a Barcelona y estudiar en una universidad común y expresar libremente mi arte. -me respondió ella.

No le respondí, así que solo me limite a terminarme mi café mientras escuchaba la interesante conversación que tenían mis amigos.

-Le he dicho a mis padres que soy gay. -soltó Frank de repente.

Mire a mi alrededor y las caras de todos mis amigos eran épicas, estaban realmente sorprendidos al igual que yo. Nunca creí que le diría a sus padres la verdad sobre su homosexualidad ya que Frank era una persona bastante reservada, y solo nosotros sabíamos sobre ese tema, ya que eramos los mas cercanos.

-¿Que han dicho ellos? -pregunto Camila.

-Pues, por suerte no se lo han tomado a mal. -dijo sonriendo.

Eso me ponía contenta, Frank era un buen chico y no merecía que nada malo le pase.

-¿Cuando les haz dicho? -de pronto me entro curiosidad.

-Ayer por la noche, en la cena, me han dicho que se ponían felices de que se los cuente y que pueda confiar en ellos, ya saben como son, creo que mejores padres no podría pedir. -dijo el terminando su café.

-Pues felicidades Frank, estoy muy feliz por ti -dijo Dilan que se encontraba a mi lado- podríamos celebrar esta noche en casa, mis padres irán a visitar a mis abuelos todo el fin de semana largo con mis hermanas, tengo la casa sola, podríamos hacer una pijamada, todos.

Dilan, siempre buscando excusas para beber o para simplemente hacer algo en las noches ¿Que este chico no puede simplemente pasar una noche solo con el culo en el sillón mirando películas? Al cabo de unos minutos todos quedamos en que estaríamos en casa de Dilan a las ocho de la noche, así pediríamos pizza, helado, y él se encargaría del alcohol.

Al salir de Starbucks me puse mi abrigo y comencé a despedirme de todos para poder caminar a casa.

-Adiós Dilan, nos vemos a la noche. -le dije acercándome a él.

-Oye, déjame que te lleve a casa, me queda de pasada y hace frío para que vayas caminando. -dijo alejándose un paso hacia atrás cuando se dio cuenta de que lo saludaría con un beso en la mejilla.

-Son solo cinco cuadras, enserio no hace falta. -dije riendo.

Mire a mi alrededor y ya todos se habían ido, habíamos quedado solos.

-Vaaaamos, no te hagas la difícil. -dijo agarrando mi mano y arrastrándome hasta su coche.

Subimos a este y Dilan encendió la calefacción, realmente hacia mucho frío fuera, había parado de nevar pero el frío continuaba allí al igual que las nubes grises.

Al llegar a mi cuadra Dilan estaciono fuera de mi casa, le salude con un beso en la mejilla para luego darle las gracias por el aventon y salí del coche, subí las escaleras y abrí la puerta para poder entrar a mi cálido hogar, que por cierto olía muy bien. Me acerque a la cocina y vi a Stefan cocinando espaguetis en una olla y su exquisita salsa en otra, agarre un pedazo de pan que había en la mesada y lo moje en la salsa probandola, estaba riquísima, como siempre.

-¿Te haz levantado de buen humor? -pregunte besando su mejilla en forma de saludo.

-Algo, vendrá un amigo a almorzar hoy, quiero que le conozcas.

-¿Alguien del trabajo?- pregunte limpiando mis manos con un repasador.

-Si, se llama Ian. -me contesto sonriendo.

-Bien.- le respondí de la misma manera.

La bailarina de balletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora