El sonido del gatillo.

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Escuchas el tiroteo cerca, y por instinto buscas donde esconderte, en tu alma sabes que te busca a ti, sientes que debe ser ella y quiere terminar de una vez por todas. No tienes donde ocultarte, y no te sientes con las fuerzas, esta vez, de correr a tu casa, así que te tambaleas en tu lugar aterrada por un segundo, hasta que uno de los policías, el último que habías visto en su puesto, aburrido, llega para cubrirte y alejarte del lugar.

Debes correr ahora junto a él, ese hombre está entrenado y debe tener instrucciones para salvarte, pero no lo haces, no quieres moverte, no sin saber en donde esta Hannibal, y lo buscas con la mirada desesperadamente, el instinto de supervivencia y el de protección a otros luchan en cuestión de segundos para decidir si correr junto al guardia y salvarte o arriesgarte y esperar a tener una señal de que Hannibal esta bien.

-Señorita, debemos irnos, sigame. - te dice con cierta desesperación el policía, te toma del brazo para guiarte mientras otro grupo de balazos se escucha de nuevo, junto a algunos gritos de otros policías del FBI.

Has visto películas de terror y sabes lo que una decisión echa con el corazón y no con el cerebro pueden causar, es cliché de película sin presupuesto, y aún así lo haces. Usando todas tus fuerzas te liberas del agarre del policía y das un par de pasos hacia el lugar donde habías dejado al psiquiatra.
-¡¡Hannibal!!- gritas con todas tus fuerzas, pero tu voz quebrada por el terror y la adrenalina suena menos armoniosa y más histérica de lo que hubieras deseado.

Un montón de gritos de diferentes voces sigue escuchandose , y buscas la voz de Hannibal entre aquel revoltijo sonoro. Esperaras solo unos segundos más antes de correr, tienes la esperanza de que al menos verás a Crawford salir.

No quieres irte sin el, no quieres que para siempre el recuerdo de esta escuela sea aún peor, no quieres irte en una patrulla.

-¡Corre!- le escuchas decir a Crawford pasando junto a ti con dos policías atrás. - Los que iniciaron el tiroteo se han ido, pero no es seguro quedarse cerca, debemos evacuar de inmediato- te informa jadeando y con sangre en las manos y el traje gris profundo que usa.

-¿Donde esta Hannibal? - le gritas por inercia mientras corres junto a él fuera de la escuela.

Pero no tiene necesidad de responderte, el hombre en cuestión ya estaba encendiendo su camioneta a toda velocidad, y puedes respirar con más tranquilidad ahora. Puedes respirar con más tranquilidad sabiendo que está a salvo, más no por ello estar tranquila al notar como se quitaba su saco, algo sucio de gotas de sangre, y lanzarlo al asiento trasero, su camisa estaba bastante más manchada de sangre a la altura de su hombro, un pequeño charco de sangre que se ah marcado en la parte superior de su brazo izquierdo.

No tienes tiempo de pensártelo mucho, subes a la camioneta de inmediato y vez a Crawford intercambiar unas cuantas palabras con Hannibal, los escuchas dado que se gritan rápidamente aquello sin apenas detenerse, pero no le pones atencion a aquello, la adrenalina te comienza a marear y comienzas a escuchar inexistentes balazos, los dos hombres terminan su conversación exprés y no demoran en seguir con lo que hacían, Hannibal en dar marcha atrás a la camioneta y Crawford en subir a la patrulla en la que venía para ir a toda marcha de vuelta al FBI.

Sientes, tanto por su expresión como por el tono apresurado de su voz, que Lecter esta molesto, y la forma tosca en que conduce a alta velocidad no te ayuda a tranquilizarte en lo absoluto.

Pudiste haber muerto ahí, pudo haber muerto Hannibal, o Crawford, y aunque no le tienes tanto cariño a este último sientes un vacío casi irreal de solo pensar en una masacre más contigo como espectadora.

-¿Estas bien?- le preguntas con un par de lágrimas sobre tus mejillas, se lo preguntas sin mirarlo y con temor por varios motivos.

No lo miras directamente, pero lo sientes voltear a mirarte y exhalar antes de responder.

-Era una trampa... - te dice, y al mirarlo lo ves bastante molesto. - Nos esperaban ahí y te llevamos junto a donde querían.- grita casi en un gruñido.

Así que eso es lo lo tenía molesto.

-Yo estoy bien... - susurras quitándote las lágrimas. - Solo me asuste mucho, no me pasó nada...- dices intentando sonreírle.

No recibes respuesta a tu pregunta inicial, pero algo más llama tu atención, no se dirigían ni a casa de Hannibal ni al edificio del FBI, el psiquiatra había tomado un camino distinto y bastante desconocido, había conducido a tan alta velocidad que no pudiste notar como llegaron hasta ahí.

Frente a ambos se muestra un parque muy grande y verde, casas a tu parecer bastante lujosas llenan varias calles tranquilas hasta donde alcanza la vista. Te ha llevado a una de las colonias más costosas de la ciudad, lejos de su casa en realidad, y solo entonces, estacionadose junto a ese parque, lo ves relajarse un poco.

-¿Estas segura de estar bien?- te pregunta reclinandose en su asiento y dejando caer la cabeza para atrás, cerrando los ojos mientras respira profundamente.

-Claro que lo estoy, tu eres al que le sangra un brazo. - dices señalando el brazo cuyo hombro apenas podías ver desde tu lugar, pero puedes notar la camisa manchada.

-No es nada...- te responde confiado. -... Un par de esquirlas debieron haberme atravesado el traje. Estoy bien.- es su respuesta mientras saca del bolsillo de la prenda en el asiento trasero su celular.

-Esperaremos aquí... - te dice mirando su celular. - Si alguien nos siguió Crawford tiene nuestra localización y la policía de esta zona está más alerta.- Hannibal te sonríe un poco para tranquilizante. - Cuando me avisen que nadie sospechoso esta en la colonia volveremos a casa.-

Te sientes un poco más segura, solo un poco, el terror de que tu amiga o quien quiera que sea que este ayudándole les haya seguido no te deja pensar más que en otras paranoicas ideas, ni siquiera deseas bajar el vidrio de la ventana, quieres ocultarte bajo el asiento por una hora o dos.

-No debieron haber presionado para que fueras a ver eso... - se lamenta en voz alta.

-Tampoco debí caminar descalza todo este tiempo... - le dices intentando bromear acerca de un "Debí" que ya no tenía valor. - Pero igual lo hice y me dio gripe... Ahora que lo pienso la gripe me hizo más daño y por más tiempo que un tiroteo- dices risueña. El estrés te hace bromear para disimular tu miedo.

Pero lo ves sonreír un poco y eso lo tomas como un triunfo tras verlo verdaderamente furico.

-¿En que mundo es más peligroso no usar pantuflas que estar en mitad de un tiroteo?- te pregunta sonriendo, y tu ríes aliviada.

-Estoy bien... - le vuelves a repetir sin que el te preguntará, pero te lo dices a ti, te aseguras a ti misma que no te ha pasado nada, ni a ti ni a el, y eso es lo que importa por ahora, si llegando a casa había otro tiroteo ya te preocuparías entonces, un tiroteo a la ves. -... solo tenia mucho miedo de que algo te hubiera pasado, eso es todo.-

Respiras con tranquilidad y miras aquel pacífico y pintoresco lugar, las casas altas, los niños jugando en sus jardines, abuelas charlando, parecía sacado de una revista de inmobiliaria.

-¿Solo eso? - pregunta Hannibal entre extrañado y seguro de haber escuchado bien.

Estas muy exaltada aún como para comenzar una posición defensiva ante lo que acabas de decir tu misma, además... hace un buen clima.

-Si, igual que otros días, nada nuevo.- le dices mirándolo directamente, pero sonriendole inocente.

El también te sonríe, pero sabes, sientes realmente qué se ha concentrado súbitamente en otra cosa... y el silencio precedente al sonido del celular de Hannibal fue más incomodo de lo que era común entre ustedes.

-La colonia entera esta despejada y perimetrada...- confirma Lecter tras terminar la conversación y volver a encender el auto. - Crawford y otros agentes estarán ahí en cuestión de un par de horas.

Asientes con la cabeza y vuelves a tu expresión neutral. Estuviste cerca de morir, ya no puedes volver a escudarte tras falsas escusas a favor de tu comodidad, personas murieron, Crawford y Hannibal pudieron haber muerto, tu pudiste acabar tu vida hace sólo una hora o menos, y entre más profundo es el relativo silencio, aun con el ruido del auto en movimiento, de la calle, de la radio de otros autos cerca, tu mente vuelve una y otra vez con más nitidez al sonido de las balas de hace rato.

Oblígame (Hannibal Lecter x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora