Un buen desayuno, sí, eso es lo que te faltaba para iniciar aquel hermoso día que pintaba para ser, aunque no perfecto, si bastante mejor, el clima estaba fresco y ventoso, con algunos rayos de tibio sol iluminando cálidamente la vista a través de la ventana, estabas relajada y fresca para iniciar el día y el inconfundible aroma de huevos con tocino y hotcakes recién preparados te hace suspirar con una amplia sonrisa mientras te pones tus pantuflas y adormilada como estas bajas a la cocina estirándote.
La mesa ya está servida, justo lo que habías imaginado, y una taza de leche con chocolate acompaña el matutino pequeño festín, así que te sientas, suspirando de manera ensoñadora una vez más, dispuesta a comenzar aquel día sin problemas, ignorando casi la noticia del día anterior con respecto a tu amigo asesinado. Era un día con un clima perfecto a tu parecer y desde hacía mucho ansiabas un día tan perfecto, que diera ganas de vivir.
-Buenos días.- escuchas una voz que no creías tener que escuchar a esas horas. –Veo que ya has comenzado tu desayuno.- agrega Hannibal, por alguna razón no lo habías visto, estabas tan desconcentrada y tan adormilada que no distinguiste la silueta de un hombre de más de un metro ochenta rondando por la cocina.
-¿No deberías estar trabajando?- dices al tiempo que lo miras algo confundida, desde que habías llegado ahí el preparaba el desayuno, lo dejaba en la cocina y se iba a su consultorio, tu despiertas casi siempre una media hora después, por lo que solo hace falta calentar un poco el plato en el microondas.
-Y tu ¿no deberías responderme los buenos días?- te pregunta acercándosete un poco, tanto para darle más efecto a sus palabras como para tomar la miel frente a ti. Trae puesto el traje completo, corbata, camisa, chaleco, pantalón, zapatos, todo menos el saco.
-Disculpa, no es común verte aquí por las mañanas.- dices con una media sonrisa ¿Dónde estaban tus modales para el hombre que...? Entonces, como un golpe súbito y seco recordaste las escenas de esa madrugada, muy en tu subconsciente esperabas no tener que verle hasta muy tarde, cuando él estuviera muy cansado para hablar y tú tuvieras la escusa de estar muy estresada por el caso como para darle importancia. Pero lo tenías frente a ti, desayunando... la tensión se podía cortar con el cuchillo de mantequilla que sostenía en su mano.
Exhalas sin hacer ruido, debes relajarte, es peligroso verse alterada frente a un psicólogo, y más si despertaste en su cama, bien, seguir pensándolo no te ayudara en nada. Te relajas y te concentras en otra cosa, como en comer, por ejemplo, eres suficientemente mayor para disimular y mantenerte calmada.
La comida sabe muy bien, los panecillos dulces y el tocino salado contrastan de una manera muy extraña y deliciosa, en tu casa sería muy extraño comer algo así de desayuno, lo que te recuerda que no has visto a tu familia en días, sabes que están bien, se mandan mensajes continuamente y todo parece normal, pero están tan o más consternados que tú en el tema.
-Y... ¿No vas a comentar nada?- dice Hannibal limpiándose la comisura los labios con su servilleta, y das un pequeño salto del susto.
-¿Sobre qué? ¿Qué clase de comentario?- dices con rapidez.
El silencio fue incomodo un par de segundos, y la expresión algo confundida de él no te daba muchas pistas.
-El... porque no fui a trabajar- respondió él antes de tomar algo más de comida con el tenedor. Casi se veía indignado por tu falta de interés en su presencia, pero es su presencia lo que no te deja concentrarte esta mañana más allá de respirar y no ahogarte con la comida.
-Bueno...- dices para intentar arreglar las cosas. –Supuse que algún paciente te pudo haber cancelado una cita... ¿no? E ir a tu consultorio sin nada que hacer desde temprano no te pareció una idea... agradable...-piensas en que cuando no tienes clases en las primeras horas no te molestas en levantarte temprano o ¿sí? Fue tu respuesta lógica.
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Oblígame (Hannibal Lecter x Lector)
FanficTu vida a sufrido una desgracia que muy pocos podrían sobrellevar, la policía sigue investigando el caso y aunque eres fuerte tu salud física y mental se deteriora lentamente por los recuerdos de aquello. Por suerte, conociste a un muy buen psicólog...