Biblioteca

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   -Me aburro , ¡llévame contigo!- dices con desesperación fingida al ver al psiquiatra que debe encargarse de ti ponerse su saco y caminar hacia la puerta al tiempo que se acomoda el reloj en la muñeca.

Era común que a las seis o siete de la mañana el FBI te llamara para preguntarte algo o recordarte que debías ir a consultar con un psicólogo o dar testimonio frente a un abogado, claro que esos "recordatorios" los considerabas mas bien "consejos" los cuales podías rechazar o aceptar a tu conveniencia. Y veamos, ¿pasar el día con Hannibal hablando sobre temas interesantes e historias que recuerda sobre antiguos pacientes, o quedarte sentada escuchando a un psicólogo hablar sobre tus sentimientos mientras el "accidente" ocurría? Definitivamente prefieres quedarte con el interesante hombre, sin embargo, el interesante hombre debe salir por unos encargos y algunas compras, y te hace daño quedarte sola.

-No iré a hacer nada interesante hoy.- te repite Hannibal tomando su ligera bufanda del perchero junto a la puerta. –Biblioteca, carnicería, banco... no hay nada que te interese en esos lugares.- llevas diez minutos pidiéndole salir a pasear a donde sea, pero no encuentra razón para que vayas.

-Nunca he ido a una biblioteca con un psiquiatra, ni a una carnicería...- le haces saber. –Solo piensa en lo interesante que ello puede ser para mi, ¡toda una nueva experiencia!- Si, tu tampoco tienes razones para ir excepto no estar sola y salir a lugares aburridos... pero con él.

Hannibal se masajea las sienes, ha aprendido que finalmente no puede ganarte en tonterías como esta, tú no tienes razones reales para ir, pero él tampoco tiene razones para no llevarte a pasear a la biblioteca a dos kilómetros.

-Como sea...- dice con un tono un poco molesto. –No pienso que nos tardemos más de una hora. Y deberías ponerte otro suéter, el clima no está muy estable- te dice al verte levantarte para ponerte zapatos.

A veces podías comportarte algo infantil y berrinchuda, por lo cual estabas a nada de que Crawford te enviara a otro hogar temporal, pero te las arreglabas para conseguirle algún otro dato que sonara útil.

No tiene que repetirte su aprobación, ya te habías cambiado de ropa hace un rato, y subido a la camioneta antes de que el siquiera saliera con sus llaves en la mano.

-Primero iremos a un cajero para sacar el dinero.- te informa Hannibal desganado.

Hubo silencio, quizás te acabas de dar cuenta de que nunca habías pedido ir a un banco con tantas ganas.

-Wuuujuu, la aventura de una vida.- dices en broma y con alegría.

Pero no era el lugar al que llegaran, era el pasear en la camioneta de Hannibal, acompañada de él, en aquel fresco pero soleado día, ver más gente en las calles y sentir que aquel "accidente" pasaría pronto, se resolvería y la vida continuaría para ti.

-Tú no bajes del auto, no tardare.- te dice Hannibal al estacionarse frente a los cajeros automáticos del banco.

-¿No quieres que vea los miles de millones de dólares que tienes?- le preguntas sonriendo.

El te mira un momento y sonríe casi contra su voluntad ante una broma que le ha pasado por la mente para responderte.

-No, lo que pasa es que asaltare al hombre que está ocupando mi cajero favorito y necesito que alguien conduzca el auto de fuga- te responde con cierta seriedad inquebrantable, pero tú ríes al imaginar aquel atraco.

Suspiras al verlo alejarse un poco del auto para esperar su turno en la maquina del banco.

Aun así puedes sentir el aire frio en tu rostro al bajar la ventana, y era cierto, culposamente estabas tan cómoda y a gusto. Otra vez.

Oblígame (Hannibal Lecter x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora