He quedado a las diez con Caroline. Y ya son las nueve menos cuarto. Cojo una toalla y la ropa interior y voy al baño. Me doy una ducha mientras que escucho la música que suena en la radio. Tras una larga media hora, salgo y me seco. Me pongo la ropa interior y salgo a la habitación. Con la toalla todavía en la cabeza empiezo a vestirme. Me pongo las medias, la falda y el corpiño. Miro la hora y ya son las nueve y media. Justo el tiempo necesario para maquillarme y peinarme. Me echo la base, la raya de arriba y el pintalabios rojo mate. Me seco el pelo y me hago unas ondas con la plancha. Me miro al espejo y arreglo un poco la ropa. Bajo a dejar las toallas y demás en el cesto de la ropa sucia y subo a buscar los tacones que no sé dónde están.
-Darlene, vamos o llegaremos tarde.
Esa es Caroline. Y ahora me está metiendo prisa. Ha llegado cinco minutos antes. Y aquí estoy, buscando todavía los tacones.
-Darlene Marie Doyle Welles, o bajas o subo a por ti. Y no te aconsejo que me hagas subir.
Encuentro los tacones en el fondo del armario. Esto es peor que Narnia.
-Que ya voy pesada.
Me pongo los tacones y bajo a toda prisa.
-Vámonos.
Abre la puerta de casa y salimos. Me pongo la americana y empezamos a caminar calle abajo. Según ella, la fiesta no está lejos. Llegamos al cabo de unos 10 minutos. Se nota que hay buen ambiente. La música se escucha desde lejos y hay gente con vasos en el jardín.
Cuando me doy cuenta estamos en la casa de una de las populares de la universidad. Ashley. La Barbie Malibu. Rubia, bronceada, cuerpazo...
Entramos y hay un montón de humo y gente. Hace calor, así que me quito la americana y escucho como unos chicos uno o dos años más mayores que yo silban. El alcohol no es bueno, y menos para gente con una sola neurona.
Niego con la cabeza y ruedo los ojos girándome a mirar a mi amiga. Caroline está ya hablando con un chico bastante majete. Alto, cuerpo de atleta, sonrisa bonita y por lo que se ve, buena persona. Me río y busco el camino a la cocina.
Empiezo a caminar esquivando desde personas liándose a chicas en bikini camino al patio interior. Lo que hay que ver...
Cuando llego a la cocina me preparo un ron con coca-cola y salgo al jardín de la entrada de la casa. Hay gente que me suena y gente que no. Bajo las escaleras y llego a un banco que hay en el jardín. Miro al frente y veo en un coche apoyados a tres chicos. Uno de ellos me llama bastante la atención. Por lo poco que veo lleva una chaqueta de cuero y lo único que veo son los tatuajes que sobresalen de su cuello. Está bastante ejercitado, tiene un buen cuerpo por lo que se ve. Gira un poco su cabeza y me mira. Oh no, no puede ser él. Los otros dos están de espaldas así que no veo como son pero tienen un cuerpo bien formado también. Bebo un trago de mi bebida y saco el móvil para disimular. Cuando levanto la vista, SJ me mira y se muerde el labio. Me viene a la cabeza todo lo que pensé ayer, el sueño...
Noto que alguien se sienta en el banco y veo que es Caroline. La miro y veo en su cara preocupación.
-¿Qué te pasa?
-¿Ese al que estás mirando es SJ?
-Sí. Y lo peor de todo es que no puedo dejar de mirarle.
-¿Me he perdido algo? –pregunta frunciendo el ceño.
-Ayer soñé con él. Y lo peor de todo es que me gustó lo que soñé –echo la cabeza hacia atrás frustrada.
-¿Y qué soñaste? –me mira dudosa.
ESTÁS LEYENDO
El frío también quema.
Novela Juvenil¿Quién se resiste al típico chico con un cuerpo de infarto y con una labia increíble? Pues Darlene. Ella no quiere tener nada que ver con él ni con nada que esté relacionado con su persona. Intenta alejarse de ese chico que solo muestra una sonrisa...