Capítulo 26.

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Me desperté mejor que nunca. Hacía mucho tiempo que no dormía así y lo agradecía. Me estiré en la cama y me levanté. Fui al baño y me metí en la ducha. Cuando terminé me sequé y me puse la ropa. Unos pantalones color burdeos, una camiseta negra pegada al cuerpo y mis zapatillas de puma. Me alisé el pelo con el secador y me arreglé un poco; cubre ojeras, base y rímel. Bajé al salón y saludé con un "Buenos días" a mis padres, mis abuelos y Alfred. A SJ no le vi hasta que entré en la cocina y le vi dejando un vaso en el fregadero. Me acerqué a él sigilosamente y le puse una mano en el hombro izquierdo. Miró de reojo y dejó un beso en ella. Sonreí y cuando se giró se lanzó a besarme. Le seguí el beso pero me separé de él.

-Nos pueden ver –él me abrazó y apoyó su cabeza en la mía.

-A mí no me importa, pero si quieres que no sepan nada, más vale que no te acerques mucho a mí –sonreí y le rodeé la cintura con mis brazos.

-No es eso bobo, lo decía por si no querías que pensaran que eres un asaltacunas –su pecho vibraba debido a la risa que le dio. Me separé y le miré –Hasta esta noche mejor que no sepan nada.

-Te tendré todo el día para mí solo así que acepto tu condición –se aleja de mí unos pasos –Te espero en el coche, no tardes.

Sonrío y me dirijo al salón para avisar a mis padres de que nos vamos. Salgo al porche no sin antes coger una chaqueta y el móvil. Me meto en el coche y me pongo el cinturón mientras que él arranca. Tras un par de horas llegamos a la ciudad. SJ aparca en el parking y salimos a la vez del coche. Se pone a mi lado y me da la mano. Sonrío por el gesto y andamos en dirección a las escaleras mecánicas. Llegamos a la primera planta y empezamos a mirar tiendas. Después de una media hora SJ le ha comprado un regalo a su padre. Unos gemelos para las camisas. Y yo todavía nada. Entre risas, besos y bromas seguimos mirando. Entramos en una joyería y veo un juego precioso de anillo y pendientes y no dudo en cogérselo a mi madre. Le va a encantar. Al rato entramos en otra tienda y le cojo un perfume a mi padre de los que él usa. Y ya van dos.

-¿Vamos a tomarnos un café y luego seguimos mirando? –SJ me abraza por detrás y me besa en el cuello.

-Me parece perfecto, no he desayunado nada y sin el café no soy persona –apoyo mi cabeza en su pecho y dejo un beso en su mandíbula.

-Vamos.

Caminamos hacia la zona en la que se encuentran los restaurantes y todo y vamos hacia una cafetería. Pedimos un café cada uno y nos sentamos a hablar, el uno al lado del otro.

-Darlene –SJ se remueve en el asiento y se tensa a la vez que toma una postura intimidante. Me giro y veo a Derian en frente de nosotros con cara de asombro –veo que no has perdido el tiempo para irte corriendo a los brazos de él –pone una mueca de asco y mira a SJ que sonríe mirando hacia otro lado intentando relajarse, pero ambos sabemos que en cualquier momento va a saltar.

-¿Dónde te has dejado a tu perrito faldero? No veo a Natalie contigo, ¿problemas en el paraíso quizá? –le desafío con la mirada.

-No estoy con ella, pero tampoco creo que te importe mucho mi vida, veo que tienes otras cosas que hacer –dirige la mirada a la mano que tengo apoyada en el muslo de SJ.

-Estás en lo cierto, tengo cosas más importantes que hacer, como disfrutar de unas vacaciones increíbles con la mejor compañía posible. Al menos sé que él no me va a dejar tirada a la primera de cambio y es un hombre que vale la pena, no un niñato como tú –SJ me mira y me guiña un ojo. Sonrío y giro la vista hacia Derian.

-Wow, veo que os va genial. Dime, ¿eres tan puta en la cama como parece? Porque aunque vas de santa, eres como todas las demás –SJ inspira profundamente y se levanta tan rápido que no me da tiempo a actuar cuando tiene a Derian cogido por el cuello de la camiseta.

El frío también quema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora