Capítulo 7: Realidad

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Sí, estoy exhausta, la llamada de Norman nos tomó a Víctor y mí por sorpresa, pese a que lo veía venir, se supone que es mi novio y debería haber pasado la noche con él. Le inventé que me había ido a casa, que Kylie me fue a dejar en el coche de su acompañante. No sé si me habrá creído o no, no es lo que me preocupa en este momento. Los pensamientos que tengo no son tranquilos, ni mucho menos van dirigidos a Norman. El fantasma de Víctor Blair ocupa espacio en mis recuerdos felices y los no tan felices también. Me gustaría saber que significó lo de anoche. Quizás nada, a lo mejor estaba tan borracho que los recuerdos atacaron sus ojos y nublaron la realidad.

Estoy acostada en mi cama desde las 4:00 am, me duelen los pies a montones, Víctor me vino a dejar a casa, pero no en coche. Caminamos mucho tiempo, casi 1 hora a paso lento. No tuvimos una gran conversación. Nos limitamos a hablar sobre el Cascanueces y nuestros roles. Cuando llegamos a casa, se despidió con un beso largo y profundo, tal como si se estuviese despidiendo de la fantasía que vivimos.

Eso mismo fue lo sentí, ese beso fue una bienvenida a nuestra realidad. Él me odia, yo lo odio. Eso es todo.

Por el sonido de mi teléfono sé que me llama Kylie por cuarta vez. Finalmente decido coger el móvil y enfrentarme al interrogatorio.

― hasta que al fin te dignas a contestar malcriada ― hace una pausa esperando a que le diga, pero me limito a rodar los ojos porque no me puede ver ― sé que ruedas los ojos Lena, cuéntame todo ― ¿cómo es posible que pueda saber eso? Me pregunto extrañada a mí misma.

― ¿Qué quieres saber? ― pregunto sin interés.

― ¿Que, qué quiero saber? ― Kylie da un gran suspiro ― acaso crees que no sé qué hacías con Víctor.

― No pasó nada, si eso te intriga ― me siento como una condenada ― no nos acostamos ¿vale? Solo nos besamos y ya ― hago una pausa porque tengo un nudo en la garganta ― no me importó sabes, no es como si no lo hubiéramos hecho antes.

― Oh no cariño, claro que te importó, estás a punto de llorar ― ¿qué? ¿Llorar? Claro que no ― te conozco como la palma de mi mano Lena, cuantas veces lo hemos hablado ― ahora si estoy llorando ― Blair no te hace bien, lo único que hace es molestarte y juzgarte.

― Basta Kylie no necesito esto ―

― No, no lo necesitas, deja este cuento ya. Norman te ama ― dice convencida ― él es tu novio, o quieres otro escándalo en la boca de la compañía, justo ahora que tienes el protagónico ― guau, parece una madre.

― Ya, tienes razón ― dije secándome las lágrimas ― debo ser Clarita en el escenario y nada más importa.

― esa es mi chica.

Corto la llamada. Mañana será otro día.

Es hora de ir a ensayar, como de costumbre, tomo mi bolso y me dirijo a la compañía. No me puedo mentir, en el trayecto solo he repasado el cómo debe ser mi actitud hoy día con Víctor para que nadie ― y sobre Norman ― se entere o siquiera sospeche lo que pasó ayer.

En mi casillero guardo todo lo que no necesito, incluso a Víctor. Esta vez los ensayos serán personalizados, por lo que bailaré juntos con los principales, es decir, John y Robert, mi hermano y el padrino respectivamente. Con ambos he trabajado durante años, así que bailar con ellos se me da bien. Robert es el mayor de los tres por lo que su experiencia nos sirve de sobre manera para mejorar la técnica y la actuación de la obra. Cuando la música suena corro por la habitación dando saltos, piruetas, jugando como una niña pequeña junto a su hermano. Bailar es como una droga; me hace olvidar las complicaciones de la vida y a quienes la complican.

En el break de almuerzo, decido comer alguna proteína con ensaladas, pero hoy también quiero comer un postre. Registro con la mirada el bufet de postres; jaleas, flanes, tortas, muffins, frutas.

― mmm... quiero un muffin de zanahoria ― digo en voz alta con la intención de convencerme.

Me siento junto a Kylie quien ha ensayado con el grupo secundario. Hablamos un buen rato sobre el ensayo, los compañeros, los pasos hasta que una voz me sobresalta.

― miren que tenemos acá... ― dice Víctor casi gritando para que todos los presentes lo escuchen, yo me giro para mirarlo ― ¿no es Lena engulléndose un muffin? ― todos sus amigos se ríen a carcajadas ― no, esperen es de zanahoria ― hace una pausa y se pone tan cerca que me roza la nariz ― buen intento de comer calorías preciosa pero esa cosa no te hará subir ni un gramo.

― ¡ya basta Blair! Si quieres conseguir a Lena de vuelta, te prometo que así no lo conseguirás ― dice Norman del otro lado del casino.

― oh no, ya se armó pelea ― dice en voz baja Kylie.

Antes de que mi mente reaccionara, mi cuerpo lo hizo primero. Me levante de la silla y corrí en dirección a Norman.

― Sácame de aquí ― le suplique.

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