Capítulo 13: La invitación

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Han pasado exactamente 4 días desde el incidente ― o accidente mejor dicho― de Víctor, esos mismos 4 días en que no me ha dirigido ni una sola palabra desde que me fui de su casa.

La verdad es que fue mi idea que nos fuéramos a su casa, estaba tan exhausta por el ensayo y la preocupación que me genero este asunto que me quedé dormida mientras conversábamos de cosas sin sentido. No me explicó del todo cómo fue que se hizo esa herida o quién se la había hecho, pero sospecho que debió haber estado bebiendo o quien sabe qué otra cosa más. Sin embargo no quiero y no me siento preparada para escuchar lo que le paso aquella noche.

Los ensayos van de maravilla y la fecha para el estreno del cascanueces se acorta día tras día. Sin duda alguna Edmond es muy bueno en el piano por lo que tiene encantados a los maestros de la orquesta. Es un buen chico pero a medida que le alimentan el ego más creído se pone. Me lo he encontrado un par de veces en los ensayos, aunque sinceramente trato de evitarlo por los sentimientos encontrados que me produce su buena actuación versus a la herida de Víctor que no le permite defenderse, porque es realmente bueno ― o quizá yo lo veo así ― pero sé de lo que hablo, llevo años escuchando a diferentes músicos de todos los instrumentos conocidos en esta tierra y eso fue lo que me llamó la atención de Víctor. La pasión que tiene al tocar un par de notas en esas teclas blancas y negras fue lo que me enamoró.

Kylie me trae una botella con agua cuando el ensayo de la mañana termina. Aún no puede creer lo que pasó en la cena en casa de Norman. Siempre me está diciendo que averigüé de donde viene esa tal prima, pero lo cierto es que no me interesa en este momento. Claro que le conté acerca del accidente con Víctor y ¡casi me mata! A veces llego a pensar que conspira más en mi vida que yo misma.

Nos vamos al casino a tomar algo de almuerzo, un guiso de verduras con un trozo de carne magra, hoy no quiero postre, ni jugos. Mientras mi amiga me hablaba de lo bien que se lleva con el chico de la fiesta nos interrumpe una voz conocida.

― ¿Qué tal preciosas? ― pregunta Edmond a modo de saludo.

― Hey... hola ― respondo.

― Que pesada eres Lena, Hola Edmond ― dice la embobada de Kylie ― ¿quieres sentarte? ―

― Oh bien... aquí vamos ― digo en voz baja.

― Lena ― comienza Edmond ― me imagino que debes estar muy cansada de bailar todo tiempo ― hace una pausa para pasarse la mano por el cabello ― quería invitarte ― se gira a mirar a Kylie ― a invitarlas, a una fiesta que realizaré en mi departamento este fin de semana.

― ¡Encantadas! ― responde Kylie antes de que yo abriera la boca para negarme.

― Muy bien, las espero entonces, que disfruten de su almuerzo chicas ― se despide de ambas no sin antes besarme en la mejilla y decirme muy bajo al oído ― sabes que tu noviecito no está invitado.

El rostro me ardía de lo rojo que se puso cuando me dijo esa frase mientras Kylie yacía casi desmayada en la mesa junto a su comida. Mi celular sonó y el nombre de Norman aparecía en la pantalla. Contesté solo por curiosidad.

Norman me pidió que nos juntáramos luego de terminar la práctica, su voz sonaba un tanto extraña por lo que no me pude negar. El resto del día no me pude concentrar lo suficiente en el ballet ya que me preocupaba el hecho de vernos. Quizás sea la hora de terminar nuestra relación ―no lo sé ― no lo quiero, aunque no niego que esa primita suya me saca de quicio. Me di una ducha antes de salir, me vestí con jeans unas botas de tacón no muy alto y un abrigo rojo. Arregle lo mejor que pude mi cabello aún mojado por el baño así que decidí dejarlo peinado pero suelto. Salgo de la casona al encuentro con "mi novio" a quien diviso de espaldas con el móvil en la oreja.

― Claro que nos veremos ― dice Norman ― está bien, mañana, adiós primita ― dice con un tono... ¿sexy?

¿Qué mierda está pasando con Norman y esa perra?

― Hola ― digo carraspeando.

― Hola amor ― se acerca para darme un beso forzado en los labios ― ¿te apetece ir a cenar?

― Seguro ― esto no se va a quedar así Norman.

Llegamos a un restaurant muy elegante, clásico de mi noviecito quien va de terno y corbata. Me da mil y un excusas por no vernos esta semana, ya que ― según el― el trabajo le absorbe mucho tiempo y últimamente hay mucho talento dando vueltas en esta ciudad ― claro, como no ― Norman ha trabajado este último año con su padre, quienes son caza talentos con el objetivo de integrar a nuevos artistas a la compañía. Viajan bastante por varios países buscando ideas de cómo mejorar el teatro para que lleguemos a tener un lugar en el mundo de las artes. La ensalada de hojas verdes que pedí estaba deliciosa pero la conversación me tenía un tanto incómoda hasta que yo misma inconscientemente escupí:

― Norman, deberíamos replantearnos esta relación ― dije antes de que mi cerebro reaccionara.

― ¡¿Qué?! ― pregunta Norman realmente sorprendido ― ¿de qué hablas amor?

― Norman... por favor, ni siquiera nos vemos, poco hablamos, no se prácticamente nada de ti...

― Espera muñeca eso se puede arreglar ― hace una pausa y me toma las manos ― puedo chequear mis horarios y darte más tiempo.

― No necesito tiempo.

― Es acaso por ese idio...

― ¡No lo digas! y no es esa la razón, no desvirtúes el tema ― digo casi gritando.

― Esta bien preciosa, arreglaremos esto ― dice con voz tranquila.

No sé qué significa el: "arreglaremos esto" pero no me deja muy tranquila que digamos. Paso todo el camino a casa tratando de dilucidar a que se refiere, pero cuando llegamos hasta mi casa, el muy pasivo me da un abrazo bien apretado ― de esos que de verdad sientes que te transmiten algo ― me mira directamente a los ojos y me declara un bonito: Te amo.

Lo cierto es que no pude responder nada porque el latido de mi pecho era tan fuerte que mi cuerpo no reaccionó a nada más que a una estúpida sonrisita al momento en que mi ángel malo me decía: "eres una idiota Lena, te dicen palabras lindas y se te cae la baba" y bueno es verdad, pero no me quedaré tranquila hasta saber que traman la perra de la prima y Norman.

No me aguanté y marco el número de Kylie porque necesito contarle lo que pasó. Para mí no sorpresa mi amiga salto de felicidad ― está del otro lado del teléfono pero lo sé, la conozco ― aunque yo no creo del todo, ese "amor" oculta algo o alguien. Cuando termino de hablar con Kylie, bajo las escaleras a saludar a mi padre quien cariñosamente me da las buenas noches.

Estoy sola en mi cuarto, mirando el techo tratando de conciliar el sueño contando ovejas ― y estas en mis sueños tienen caras, una es Kylie, otro es Norman, otra la perra de la prima "Abby", Edmond, mis compañeros y por supuesto, Víctor. Cuando casi caí en manos de Morfeo, el móvil vibró.

Víctor: estoy suspendido un mes de la compañía.

Ese era el plan.


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