Capítulo 15: Oscuridad

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No me queda más remedio que hacerme la tonta con respecto a Abby, la muy perra se atrevió a amenazarme, me gustaría preguntarle que hacer a Kylie, pero la conozco muy bien y por eso sé que armará un escándalo de aquellas y me obligará a contarle todo a Norman. No es que me las dé de valiente pero este es un problema en el que yo me metí. Demás está decir que ni hablar de mis ganas de terminar con mi relación, sin embargo me da miedo pensar que es lo que pasaría con la carrera de Víctor.

― ¡Lena! ― me grita Kylie pegándome un codazo.

― Lo siento ¿Qué decías? ― digo tratando de ponerme al corriente.

― Ya sabes que Edmond es un chico guapo... ― pausa ― y bueno NOS invitó a su fiesta.

― Y ¿que con eso? ― Ahora que lo recuerdo me invitó a mí y por cortesía a mi amiga ― espera...

― Sí, sí, yo estaba con un chico, pero déjame decirte que Edmond es mucho más....

― Y supongo que quieres un empujoncito ― digo molesta (no soy cupido, bastantes problemas tengo yo) mientras Kylie me mira con ojos de gato con botas ― ya.

Mi estilista amiga, me hace unos rizos en las puntas de mi cabello aun adolorido por la jalada. Decido ponerme unos jeans negros bien ajustados y una blusa blanca lo suficientemente larga para taparme el culo. Me abrigo con una chaqueta de cuero negra y unos infaltables tacones no muy altos para poder caminar hasta el departamento de Edmond.

Tranquilas caminando por la calle, no dejo de pensar en Abby, y más aún cuando llegamos al parque, se me pone la piel de gallina tan solo recordar lo que pasó en ese lugar. Mi amiga va tan ilusionada que no se alcanza a enterar de mi estado. Estamos cerca de nuestro destino, confirmo con Edmond el número de su departamento: 42 por lo que tomamos las escaleras. Desde el pasillo ya se escucha el sonido de la música. Estuve a un segundo de pedirle a Kylie que nos fuéramos a casa cuando abrió la puerta con una enorme sonrisa mi "querido" amigo Edmond. Nos invitó a pasar dentro de su ― oh dios mío ― enorme departamento. La verdad estoy sorprendida de la capacidad económica de este chico. Todo es muy sobrio y masculino para mi gusto pero muy elegante. Hay también bastantes hombres dentro de los invitados así como también bastante alcohol en las mesitas y los odiosos pero "clásicos" vasos plásticos. Saludamos a la gente en general con un hola a todos, y como era de esperarse la mayoría de sus amigos se quedaron babosos por mi linda amiga.

Al cabo de unos minutos, ya en confianza y por sugerencia de Kylie, tenía en mis manos un vaso de vodka con bebida de fantasía, lo cierto es, que antes de venir no comimos nada por lo que me aseguro de comer alguno de los bocadillos que están en la bandeja; aunque se todos modos sé que dentro de un rato todo me dará vueltas. Convenzo a mi amiga de no irnos muy tarde de este sitio por la razón anterior a lo que accede sin convencimiento ya que justo en ese momento un chico ―bastante guapo― la invita a bailar y claro ella acepta.

Estoy sentada en un sillón mientras veo a una sensual y desinhibida Kylie, las cosas me dan un poco vueltas ya que este es mi segundo vaso. Desde el pasillo de habitaciones veo a Edmond sonriente ― quizá tuvo algún encuentro con las pocas chicas que hay en este lugar ― que se yo. Tengo unas inmensas ganas de orinar, la bebida me ha llenado la vejiga y necesito descargarla. No tengo idea de donde estará el baño en este departamento, pero he de suponer que tengo que ir por el pasillo. No me gusta mucho eso de andar abriendo puertas porque quien sabe lo que podría encontrar ―o peor ― ver. No aguanto más así que camino lentamente por el pasillo. La primera puerta está cerrada y no se ve ninguna luz de su interior; decido continuar. La segunda esta entreabierta por lo que me acerco a ojear. Es una habitación "de invitados" al parecer, tiene una cama perfectamente hecha, huele a vainilla y no parece haber ni un alma dentro. El pasillo se torna oscuro por lo que me entra un poco de miedo, mi pasos son aún más lentos. La tercera puerta se ve igual a la primera por lo que sigo caminado hasta la cuarta.

La cuarta puerta era blanca como todas pero olía a desodorante ambiental, así que supongo que este es el baño. A penas tomo la manilla de la puerta un susto invade mi interior. Una persona ― eso es obvio ― me empuja hacia la habitación. Intento hablar pero la persona es más rápida. Siento como la puerta del baño ―ahora sé que realmente es un baño, porque huele a baño ― es inútil gritar básicamente por dos cosas: la primera porque la música está a todo volumen, y segundo porque quedaría como estúpida en casa ajena. Sólo por el perfume descubrí la identidad del secuestrador. Edmond. La luz ciega mis ojos cuando se enciende iluminando el pequeño baño también "de visita".

― ¿Por qué tan sola belleza? ― pregunta muy cerca de mí.

― Nada, estoy bien, gracias ― digo tratando de sonar tranquila, aunque mis pulsaciones dicen lo contrario ― pensé que estabas con Kylie.

― ¿Kylie? ― dice tocándose la frente ― nooo ¿Qué va? Ella no es mi tipo, es linda pero más linda eres tú ― señalándome con el dedo índice.

― Creo que estoy borracha, debería irme a casa ― intento salir pero Edmond me toma de los hombros para acercarse a besarme o algo así ― ya basta Edmond no es gracioso.

¿A veces me pregunto de donde saco tanta fuerza? Le pegué entre las piernas lo mejor que pude y salí del lugar dejando la puerta cerrada tras de mi para que nadie sospechara lo que estaba pasando. El poco alcohol que me tenía mareada bajo por completo y un sudor helado corría por mi espalda. Rápidamente ubique a Kylie ¡Dios! ¡Ahora no por favor! Mi coqueta amiga estaba colgada del cuello de uno de los amigos de Edmond. Me acerqué sin ganas de interrumpirla para decirle que me iba a casa primero a lo que me respondió:

― claro, como quieras ― dice casi sin despegarse de la boca del chico ― ¡espera!

― ¿Qué? ― ya estoy cabreada.

― Si te llama mi madre dile que estoy durmiendo en tu casa ¿de acuerdo? ― Claro ¿cómo no? bueno amigas son amigas.

Me cuelgo la mini cartera que llevaba en el hombro y salgo rápido del departamento, bajo corriendo los 4 pisos del edificio. Estoy tan alterada que llego jadeando a la entrada. La temperatura ambiente es bastante baja por lo que involuntariamente llevo mis brazos alrededor de mi cintura. A pesar de lo que creía, el alcohol aún no había salido totalmente de mi cuerpo porque siento que estoy caminado de un lado a otro. Como es fin de semana hay mucha gente ebria en la calle ¡si, no soy la única que se tambalea! Camino rápido y el sonido de mis tacones calma el fuego que siento por dentro, pero no del todo. Otra vez en el parque maldito, veo la figura de una mujer con un vestido muy pero muy corto, de color rojo meneando el trasero a lo que supongo que debe ser un hombre. No le prestó atención hasta que escucho el nombre Víctor.

― Vamos nene ¿no quieres una noche de pasión? ― dice la mujer

― Déjame en paz chica ― dice Víctor.

Sí, sí la lava ahora corre por mis venas y como un bruja cuarentona grito descargando toda la furia.

― ¡Víctor! ― me acerco a donde se encuentra mi ex, sin embargo antes de que llegara la chica sale corriendo.

¡Esperen! No sé si estoy tan ebria que podría jurar que esa puta era... era... Abby. Víctor no alcanzo a emitir palabra alguna antes de que la palma de mi mano impactara en plena mejilla.

― ¿pero qué mierda te pasa? ― por fin habla Víctor agarrándome ambas muñecas.

― ¿Qué hacías con ella? ― Lo encaro.

― ¿Qué? ― mira hacia atrás como buscándola ― no sé, solo se acercó a pedirme un cigarro y empezó a coquetearme ― me mira directamente a los ojos buscando credibilidad ― ¿la conoces?

― Sí ― le creo, le creo, dios le creo ― lo siento ― digo como calmándome a mí misma.

― ¿Quién es? ― pregunta.

― La peor de nuestras pesadillas.

Tengo tanto frío en el cuerpo y tanto ardor por dentro, que sin pensarlo ― ni él ni yo ― nos estamos besando en medio del maldito parque. 

MiénteleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora