Capítulo 16: Into you

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Lo que siento por Víctor Blair es algo de otro mundo. La pasión entre nosotros es inevitable. La atracción es más fuerte que la lógica y la moral. El calor de su cuerpo me quema y los recuerdos surgen desde lo más profundo de mi mente y mi corazón.

― Vamos a otro lugar ― dice Víctor tomándome de la mano y arrastrándome a no sé dónde.

Otra vez siento frío, aunque la mano de mi ex está sudando encima de la mía. No hablamos nada interesante en el camino, me limito a mirar a la gente que está en las calles, algunos se ven felices, ebrias, enamoradas, otros solitarios y amargados; todas esas emociones son las que siento en este mismo instante. Miro a Víctor mientras seguimos caminado, el luce... luce cansado, melancólico pero el brillo en sus ojos me hace ilusión. No sé realmente donde me lleva y no me importa salvo que sea a un... ¡no estará pensado que...! El ángel malo que habita en mi cabeza dice: ¡qué más da Lena! ¡Tú noviecito anda de viaje y no volverá en todo el fin de semana! ¡además quieres terminar con él! Entre tanto pensar Víctor habla.

― Llegamos ― dice.

Levanto la vista para saber de qué lugar se trababa aunque las luces de neón algo me decían. La soledad de las calles, el frío, los besos, bueno no es que no quiera, pero mi ángel... ¿una discotheque? ¿Es enserio? ― no es que esté desilusionada ― de todo el tiempo que estuvimos en una relación jamás fuimos a bailar ¿bailar? ¡lo hago todos los días!.

― Creo que ambos necesitamos esto Lena ― hace una pausa, observando detenidamente la expresión de mi rostro― ¿estabas pensado que te llevaría a...?

― ¡No! ― chillo antes de que lo dijera ― es solo que me parece extraño ¿desde cuándo vienes a estos lugares?

― Si supieras Lena.

― ¿Qué? ― pregunto sorprendida.

― Da igual, entremos.

El lugar olía realmente mal, estaba repleto de gente demasiado feliz, bailando, saltando, gritando. Víctor nuevamente me toma de la mano y avanza entre la multitud. El espacio no es muy grande, menos con todo esta gente. Llegamos a la barra ― y les juro que ya estaba transpirando ― pedimos unos mojitos cubanos de menta para comenzar. Lo cierto es que estaba tan delicioso y tenía tanto calor que en unos minutos mi vaso estaba vacío y ya estaba sintiendo los efectos del alcohol otra vez. Mire a Víctor buscando su aprobación para beber más, el accedió sin ningún problema por lo que el barman se puso a trabajar de inmediato. El sonido de la música era tan fuerte que apenas escuchaba lo que me decía, me limitaba a reír como idiota porque realmente estaba idiota con el alcohol. Me siento tan libre, tan liviana que me da igual que alguien pueda vernos, me acerco a mi ex en postura coqueta, me cuelgo en su cuello y comienzo a besarlo desesperadamente. Él no se resiste así que debo suponer que le gusta. Al cabo de unos segundos lo suelto porque me faltaba la respiración, sigo riendo como una tonta mirándolo a los ojos. me toma la cintura para pegarme más a su cuerpo ¡este hombre me va a matar! Antes de que siguiera comiéndomelo a besos me interrumpe.

― Lena... ¡dios! Deja de hacer esto ― dice y luego me da un pequeño beso ― te traje acá para otra cosa.

― Ay no... Víctor vámonos de acá ― suplico haciendo pucheros.

― No preciosa, estás borracha y necesitamos mover el esqueleto ― su cara es indescifrable.

Llegamos justo al centro de la pista de baile. Víctor ― que yo sepa ― no es muy bueno para el baile, sin embargo me invita a bailar haciendo unos pasos que francamente me hacen reír. Está bien, si eso quieres... ¡bailemos!

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