Capítulo 23: Beethoven v/s Mozart

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Acto seguido, salgo corriendo al baño desesperada y con el corazón a mil por hora como si hubiese cometido un delito o algo por el estilo. El sonido de las zapatillas de punta producen eco por el vacío pasillo, mi pecho sube y baja rápidamente pero no solo porque estoy corriendo sino por el esfuerzo que hice en la danza íntima que le dedique a Blair.

¿Se puede amar y odiar a alguien a la vez? uff puede que muchas de nosotras las mujeres nos hayamos hecho esa pregunta millones de veces sin llegar a un consenso total. Sin embargo las que han pasado por mi situación de seguro lo entenderán; y es que definitivamente Víctor Blair ha sacado lo mejor ― sobre todo en momentos como este ― y lo peor de lo peor cuando solíamos pelear por... por... ya saben... él bebe.

Abrí la puerta del baño hasta atrás corrí hasta el lavamanos, me mire al espejo tratando de buscar un punto de equilibrio en mi cabeza. Aquí estoy, huyendo de mi pasado, escapando del amor, presa de mis temores. Pero esta vez ¡no me ganarás Víctor Blair! ―lo dije en voz alta sin querer ―

― No lo creo nena ― giro para darle la espalda a Víctor quien aparece como un fantasma en el umbral de la puerta del baño de mujeres.

Le doy la espalda en señal de que no quiero hablar y me incliné hacia abajo para desatar las cintas de mis puntas, hasta que me doy cuenta que fue lo peor que pude hacer. Miro de reojo entre mis piernas que mi ex novio se está acercando a mí a paso lento, cierro los ojos y espero el siguiente paso.

Si pudieran estar aquí creerían que están a punto de observar una película triple x. Víctor me toma de la cintura mientras que yo sigo doblada con las manos apoyadas en mis tobillos. Aprieto más los ojos cuando siento las caricias que me propina alrededor de la cintura, caderas... no aguanto. Me enderezo repentinamente girándome en el acto para quedar frente a frente.

― ¿Qué quieres? ― pregunto.

― A ti ― dice silenciosamente acercándose a mi boca.

Momentos y besos como estos no se olvidan jamás. Mi cuerpo entero está hecho de mantequilla derretida en este preciso instante, la conciencia desaparece por completo, reinando la pasión, la lujuria y el deseo. Víctor es mucho más alto que yo por lo que literalmente estoy de puntas agarrada a su cuello. Su cuerpo entero emprende una lenta y suave caminata al lavabo pero sin dejar de besarme como loco. Me toma por la cintura sentándome de espaldas al espejo, se mete entre mis piernas para acomodarse, pero esta vez sus manos van hacia mis mejillas. El calor que experimento es tormentoso, me estoy ahogando por el fuego y la falta de oxígeno, así que lo empujo hacia atrás.

― Necesito aire ― digo casi sin aliento.

Solo esboza un sexy sonrisita y se aleja un poco de mí, baja la mirada encontrándose con las cintas de mis zapatos de punta aun cuelgan por el lavabo, coge mi pierna entre sus manos, termina de desatar las cintas y me quita cuidadosamente la zapatilla, hace el mismo proceso con el otro pie. Me mira como estuviera hipnotizado por algo, me encanta esa mirada. Aun con mi derecho en la mano, inicia un suave y tierno masaje por el tobillo vendado.

― Me haces cosquillas ― digo divertida

― ¿Está bien? ―

― Si, no fue nada ― lo miro de reojo ― es precaución.

― Te pasa por estar mirándome ― se acerca lentamente y me planta un beso corto

―Eso no es cierto ― le digo sacando la lengua

― Claro...

Toma mi izquierdo y hace lo mismo, me masajea tal y como en viejos tiempos, cuando llegaba muerta de cansancio a su casa, juro que es tan bueno que parece que hubiese tomado para clases para hacer esto, ya que ni las enfermeras de aquí logran los resultados de Víctor Blair. Esta vez estamos en silencio, solo me limito a mirar como hace su trabajo con mis pies. De pronto lleva mi pierna hacia su hombro estirándola lo más posible ¡Es el dios de los masajes! luego la otra y así. Da un paso hacia atrás haciendo posible que estire mis piernas juntas frente a él, toma mis pies en sus manos, se inclina un poco hacia adelante para empezar a darles tiernos besos... pero una tos nos interrumpe.

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