Eric
Esta mujer está loca.
Oh, no. No, no, no. Yo debía estar soñando. Sexy hablaba mucho como para poder capturar todas las palabras pero la idea en general parecía, bueno, perfecta e imposible.
—Creo que cometí un error respecto a la idiotez.— la oí murmurar a su secretaria Señorita Piernas Kilométricas quien asintió con la cabeza velozmente.— Briggs, ¿Por qué no usas ésta cabeza en lugar de la de abajo para pensar?— añadió, golpeando sus dedos de perfecta manicura en mi cabeza.
—Claro, amor, pero no uso la de abajo para pensar, la uso para golpear, ¿Quieres probar?— pregunté, pero dirigí mi última mirada a Piernas. Cariño, esta chica era caliente y podía tenerla contra ese escritorio por un buen rato.
Sexy suspiró cansada y le hizo una seña con la cabeza a Piernas. Ella bajó la mirada y salió de la habitación lentamente, cerrando detrás de ella. La perseguí con la mirada, por supuesto, porque con esas piernas, su trasero era como una dulce manzana que apetecía morder.
—Escúchame, Briggs, no tengo tiempo para estar jugando con un inmaduro como tú pero eres mi mejor opción y aparté muchas citas por ti.— dijo Sexy, su voz amenazadora calentándome. Ella era caliente.
Tomó cada brazo de mi silla y se inclinó hacia el frente amenazadoramente, pero solo me dio una mejor vista de su escote. Oh, a Sexy le gustaba el encaje en su sujetador, tenía un enorme par que no me molestaría recorrer con mi lengua. Su cabello castaño claro, ondulado caía a cada lado de sus hombros, rozando mis tatuados brazos. Era el tipo de cabello que podría enredar en un puño para sostener su cabeza mientras la tenía de rodillas frente a mí.
—¡Oh dios mío! ¡Deja de pensar en sexo por un minuto, maldición!— gritó Sexy alejándose de mí y miré su dulce trasero.— Briggs, ponte serio por un segundo, ¿Podrías?
—Podría ponerme...
—No, basta. No más palabras con doble sentido, no frases insinuadoras y nada de coqueteo conmigo. Te dije todo lo que quería hablar y quiero que te pongas serio conmigo, en este momento.— me ordenó Sexy. Oh, Sexy era sexy cuando era así de mandona.
—Hagamos arreglos, Sexy, y podría ser todo tuyo.— le guiñé, flexionando mis brazos detrás de mi cabeza, exponiendo mis músculos. Las chicas caían con algo así pero Sexy solo cruzó sus brazos. Mmm, eso me sonaba a un "Eso no funciona conmigo, muchacho" ¿Cómo lo sé? Porque nunca antes lo había visto.— Tengo hambre, Sexy, me trajiste aquí justo cuando desperté.
—¿Si almuerzas te pondrás serios?— dijo, con el ceño fruncido y le sonreí, sin darle una respuesta. Eso fue suficiente para Sexy. Se inclinó hacia atrás sobre su escritorio, lindo, Sexy tenía esas piernas kilométricas también, con esa falda de tubo negra, ceñida en sus caderas. Esos zapatos "Fóllame" estaban haciendo muy bien su trabajo. Ella estaba presionando el botón de su altavoz cuando volvió a hablarme.— ¿Qué vas a comer?
—Estoy antojado de pollo frito, eso sería genial, amor.— sonreí, levantando mis pies sobre su escritorio. Sexy le dictó mi pedido a Piernas por el altavoz y volteó hacia mí, frunciéndome el ceño. Al ver mis botas (posiblemente sucias) de rockero sobre la madera de cerezo de su impecable escritorio, tomó uno de los bolígrafos y golpeó con fuerza mi pantorrila.— ¡Oye!
—Vuelves a poner tus mugrosas botas sobre mi escritorio de nuevo, Briggs, y personalmente te lanzaré por la ventana.— me amenazó y crucé mis brazos sobre mi pecho con una sonrisa complacida. Sexy me gustaba.
Aspen
He cometido un error...
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Sonríe, y dí que me amas (Sonríe y dí que me amas #1) [TERMINADO]
RomanceDos personas. Un trato. Una familia. Y una tonelada de mentiras... Luego de muchas relaciones destinada al fracaso y varias citas que no dejaban ninguna potencial pareja, Aspen Sanders decide que antes de cumplir los treinta necesita casarse y tener...