Eric
La encontramos.
Jodidamente, la encontramos.
Tomó un buen tiempo, varios días, no seguidos, pero varios días aún. La encontramos una semana después del drama de la cena, hacía tres semanas atrás y aquí estábamos. La encontramos.
—¡Briggs, creí que dijimos que escogeríamos ambos!— oí de un grito de Sexy y no pude evitar sonreírme mientras caminaba de regreso a la sala.
Elegí unos jodidos sillones perfectos mullidos, en los que te sentabas y tenías la posibilidad de hundirte y desaparecer del mundo. Sexy había elegido unos sillones de cuero, negro, que crujían cada que te sentabas, pero cambié la elección antes de que dejáramos la tienda. Sexy había estado distraída, eligiendo cobertores, alfombras, cortinas y lámparas, y yo cambié muchas de sus elecciones: La televisión, uno de los teléfonos, algún que otro mueble.
—Sexy, ambos escogimos, tú primero y yo luego.— me burlé, al verla con los brazos en jarra. Un mechón de cabello se desprendió de su moño desordenado y tomó todo de mí no derribarla sobre el sillón y follarla un poco. Parecía pervertido, pero me encantaba cuando se ponía en su rol de mandona.
—¡Eric! ¡No creas que no noté lo de la televisión y el teléfono con forma de lengua! ¡No soy una idiota, pero éste sillón...!
—Deja de gritar, ven aquí y prueba este sillón conmigo.— le sonreí, dejándome caer en la bola negra que te devoraba. Oh dios, esto sí que era cómodo.
—Briggs...
—Sólo una vez, y te prometo que si no te gusta, regresaré por el sillón que escogiste.— dije y con una mueca, Sexy dejó caer sus brazos con resignación a cada lado de su cuerpo, antes de acercarse. Se dejó caer a mi lado y una pequeña sonrisita se dibujó en su rostro.
—Bien, bien, es cómodo pero, ¡No es estable!— se quejó y me lancé sobre ella, obligándola a acostarse.— Eric...
—Lo elegí por una buena razón, Sexy.— le sonreí, acomodando mis piernas a cada lado de su cuerpo. Aspen arqueó una ceja hacia mí como advertencia y bajé mis labios hasta su cuello.— Es muy cómodo, especial para...
—¡Eric! Los empleados de la mudanza aún están en la casa. Deja tus lujuriosos pensamientos por un rato, ¿De acuerdo? Quiero que acabemos de ordenar esto así puedo echarme en la cama y...
—¿Y tener buen sexo?— pregunté, porque ¡En serio! Soy un hombre, demonios, y no había tenido sexo desde hace una semana atrás, ¡Una semana! ¿Quién soy yo? ¿Un monje?
—Eric, tus padres llegarán en una hora, compórtate un rato.— exigió y me incliné para robarle un beso. Sexy mantuvo su ceño fruncido, obligándome a apartarme. Está bien, ganó por ahora. Que hubiese estado un poco más flexible acerca de las "reglas" estos días no significaba que lo estaría siempre.
—Voy a hacer algunas compras, ¿Necesitas algo?— pregunté, levantándome de mi sitio y Aspen me sonrió.
—Tampones, se llaman Suaves, de los pequeños. Oh, jabón íntimo, no, ¿Sabes qué? Te daré la lista, pasa por la farmacia.— dijo con una sonrisa, revisando en un bolsillo de su blusa. Puse los ojos en blanco y Sexy soltó una carcajada.
—Es broma, ¿Verdad?— pregunté y ella me entregó una lista, que efectivamente era tan larga que me tomará todo el día.
—Sí, lo de los tampones lo es, pero sería lindo que pasaras por la tienda.— dijo con voz adorable, inclinándose para darme algunos besos. Bien, si quería convencerme así...— Pero cómprame una prueba de embarazo, Briggs, ayer debía comenzar mi periodo y...
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Sonríe, y dí que me amas (Sonríe y dí que me amas #1) [TERMINADO]
RomanceDos personas. Un trato. Una familia. Y una tonelada de mentiras... Luego de muchas relaciones destinada al fracaso y varias citas que no dejaban ninguna potencial pareja, Aspen Sanders decide que antes de cumplir los treinta necesita casarse y tener...