Eric
Dos semana después del jodido incidente de la tienda sexy, del que compré algunos atractivos juegos de lencería para Aspen, ella me saludó antes de irse a la cama. Sí, su cama. En su habitación, con la puerta cerrada, lejos de mí.
En esta semana habíamos estado pasando tiempo juntos, viendo algunas cosas para la despedida de soltero de Justin. No entiendo como pero accedí a hacer un baile nudista (sí, nudista, o casi, porque la ropa interior que me dieron era bastante pequeña) para él, Aspen y sus amigas. Me gané una noche de asombroso sexo con Aspen, para demostrarme su agradecimiento por el favor. Usó varias de las cosas que había comprado en la tienda erótica, aunque la lencería no le duró mucho tiempo puesta.
Las otras noches solo nos quedamos viendo televisión hasta tarde, cosa que disfruté bastante porque ella usó un pijama largo y aún así se sentía asombroso acurrucarme junto a ella en el sillón nuevo (hizo que tirara el que teníamos porque lo "usé" con una "zorrita" y ella no quería "contagiarse" nada); a menos que yo debiera ir por conciertos o alguna reunión con la banda y hoy, cuando realmente teníamos tiempo para una ronda de sexo, ella solo tomó una ducha y se metió en la cama.
Me recosté, esperando que ella se metiera en la cama conmigo, pero como no lo hizo en dos horas, solo dormí. Y dormí, jodidamente asombroso, soñando con la noche en que Aspen me despertó con una jodida mamada y la próxima vez que desperté, veía todo borroso, oscuro y no sentía más que placer.
Tal vez continuaba dormido, o eso creí hasta que sentí labios suaves jugando con mis bolas. Levanté mi cabeza solo para verla, allí, entre mis piernas, con sus manos sobre mis muslos, mis bolas tirantes y algo que no dejaba de vibrar sobre mi polla.
—Jodida mierda, ¿Otra vez, Sexy?— balbuceé pero antes de controlarme, estaba viniéndome como un adolescente viendo porno. Esto era mi porno, su risita mientras jugaba con mis soldaditos esparcidos sobre mi abdomen, ella bebiendo de mí. Pero el placer y el dolor no se detuvieron, continuaron en mí, la cosa alrededor de mi polla continuaba vibrando.— ¿Qué es eso, qué me pusiste?
—Se llama anillo vibrador, sabía que te encantaría.— ronroneó, metiéndome en su boca una vez más. Gruñí-gemí, despegando mis caderas de la cama para intentar balancearme en su boca.
—Oh, mierda, solo quiero tu coño...— gruñí de nuevo y Aspen rió mientras se montaba sobre mi polla, suave y bajaba con lentitud. Aspen gimió.
—Y sirve para estimularme, también.— susurró, balanceándose sobre el aro vibrador.— Esto te llevará a otro nivel.
—A ambos.— murmuré, porque si creía que su interior era el cielo para mi polla, ahora estaba a punto de conocer el Infierno... Y sería jodidamente caliente.
Mientras nos movíamos, solo verla puso mis ojos llorosos y me pregunté que era esa sensación dentro de mí. No el placer, no la lujuria, había algo más. Su sonrisa brilló hacia mí y eso se intensificó, algo que parecía acelerar mi corazón (y, de nuevo, no por el sexo) y agitarlo a tal punto que creí que explotaría. Esta vez, cuando compartimos la calma del éxtasis, mis labios se movieron en un silencioso susurro:
Quiero estar aquí contigo para siempre.
***
El despertador sonó en la mesa de luz y pensé en dejarlo sonar, ya que sentía el cálido cuerpo de Aspen envuelto alrededor del mío, pero entonces su grito fue tan fuerte que casi hizo estallar mi cabeza.
—¡¡Es tarde!! ¡Tarde! ¡Tarde! ¡La boda! ¡Hay tanto que hacer!— gritó, saltando fuera de la cama y dirigiéndose directamente hacia mi ducha.— ¡Eric, levanta tu trasero de ahí si quieres que te lleve!
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Sonríe, y dí que me amas (Sonríe y dí que me amas #1) [TERMINADO]
RomansaDos personas. Un trato. Una familia. Y una tonelada de mentiras... Luego de muchas relaciones destinada al fracaso y varias citas que no dejaban ninguna potencial pareja, Aspen Sanders decide que antes de cumplir los treinta necesita casarse y tener...