You're missing me a lot

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¿Te acuerdas de aquel día, cuando regresaba de Londres? Yo sí, porque fue el día en el que admitiste que me habías extrañado.

En ese momento no pude evitar sonreír y llenar tu rostro de besos, expresando que también te había extrañado. Tu reías y decías que no hiciéramos una escena en el aeropuerto.

También recuerdo que pasaste todo el día a mi lado, con la excusa de que necesitábamos recuperar el tiempo perdido.


Doy otra vuelta sobre mí misma en la cama, y suspiro; hacía ya un largo rato que intentaba conciliar el sueño. Pero me encontraba como al principio: las mantas sobre mi cuerpo, cubriéndome de la brisa que se filtraba por la ventana que estaba un poco abierta, con la vista clavada en el techo.

Extiendo una mano hacia la mesa de noche y enciendo la lámpara; miro la hora que el reloj digital marcaba. Tomo la almohada y me cubro el rostro con ésta.

El reloj marcaba las tres de la mañana, y aun seguía despierta. Gimo, con la cara tapada.

Aparto la almohada de mi cara y me incorporo en la cama; prendo la televisión por el simple hecho de que iluminara, aunque sea poco la habitación, y también para ver si lograba encontrar algun programa con el cuál entretenerme hasta dormirme.

Termino poniendo un canal en el que están pasando un documental sobre el Amazona; tomo mi teléfono.

Odio esto, lo odio mucho.

Presiono el botón enviar y cierro los ojos; capaz no debería de molestarlo con algo tan absurdo como esto.

Su respuesta llega rápidamente.

¿Qué pasa, nena?

Tecleo una respuesta, pero la borro y escribo otra en su lugar.

Nada, Cal. Perdón por molestarte; seguramente el concierto empieza en cualquier momento.

Dejo el aparato a un lado y pongo atención al documental sobre el Amazonas. Pero no por mucho tiempo.

Mi teléfono suena; lo tomo y ruedo los ojos.

-No hacía falta llamarme, Hood.

-No es mi culpa que quiera saber por qué mi novia me mandó aquel mensaje expresando su odio a algo que desconozco, y después no quiera contármelo-replica.

Suspiro. -En serio, Cal. No es nada.

-Alisson-dice mi nombre completo; eso significaba que quería que le dijera la verdad.

-No puedo dormir, tengo que entrar a trabajar a las seis de la mañana, y no hay nada en la televisión con lo que pueda dormir-miro la televisión-, sólo un estúpido documental sobre el Amazonas.

Ríe desde el otro lado de la línea, provocando que frunciera el ceño.

-No es gracioso, Calum. Tu no tendrás grandes ojeras imposibles de tapar-me quejo.

-Pasa que me pasa exactamente lo mismo-logra decir, aún soltando alguna risilla.

-¿Qué?

-Todas las noches tardo en conciliar el sueño, porque me falta algo. Me acostumbré a sentir tu cálido cuerpo contra el mío, de que duermas entre mis brazos, que se siente raro-sonrío sin proponérmelo-. Eso ocurre porque te extraño, y mucho Ally.

-Puede ser que te extrañe un poco.

-¿Poco?

Reí; podía apostar que estaría enarcando una ceja, sonriendo divertido, porque sabía que no era completamente cierto.

Ruedo los ojos. -Está bien; te extraño y mucho.

Antes de que pudiera decirme alguna otra cosa, de fondo se escucha que dicen su nombre.

-Suerte con el concierto.

-Te amo, nunca lo olvides-y finaliza la llamada.

Dejo el teléfono en la mesa de luz y apago la televisión; me acuesto nuevamente, pero esta vez, en su lugar.









Voy a tratar de subir uno o dos más mas tarde.

Open when; cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora