Capítulo 1

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Mirémonos cara a cara. Somos hiperbóreos; sabemos perfectamente bien hasta qué punto vivimos aparte. "Ni por mar Ni por tierra encontrarás un camino que conduce a los hiperbóreos"; ya píndaro supo esto, mucho antes que nosotros. Más allá del Norte, del hielo, de la muerte; nuestra vida, nuestra felicidad... Hemos descubierto la felicidad, conocemos el camino, hemos encontrado la manera de superar milenios enteros de laberinto, ¿Quién más la ha encontrado? ¿El hombre moderno acaso? "estoy completamente desorientado soy todo lo que está completamente desorientado", así se lamenta el hombre moderno... De este modernismo estábamos aquejados; de la paz ambigua, de la transacción cobarde, de todas la ambigüedad virtuosa del moderno sí y no. Esta tolerancia y largeur del corazón que todo lo "Perdona" por qué todo lo "comprende" se convierte en Sirocco para nosotros. ¡Más vale vivir entre ventisqueros que entre las virtudes modernas y demás vientos del Sur! ... Éramos demasiado valientes, no teníamos contemplaciones para nosotros ni para los demás; pero durante largo tiempo nos habíamos encauzar nuestra valentía. Nos volvimos sombríos y se nos llamo fatalistas. Nuestro fatum era la plenitud, la atención, la acumulación de las energías. Ansiábamos el rayo y la acción; de lo que siempre más alejados nos manteníamos era de la felicidad de los débiles, de la "resignación"... Nuestro ambiente era tormentoso; la Naturaleza en que consistimos se oscurecía, pues no teníamos un camino. La fórmula de nuestra felicidad: Un si, un no, una receta, una meta...

El AnticristoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora