Capítulo 25

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La historia de Israel es inestimable como historia típica de una desnaturalización total de los valores naturales. Voy a esbozar cinco hechos de este proceso. Originalmente, sobre todos en los tiempos de los reyes judíos, también Israel se hallaba en la proporción justa, vale decir, natural con todas las cosas. Su Jahveh era la expresión de la conciencia de poder, del goce mismo, de la esperanza depositada en sí mismo; en él se esperaba victoria y ventura, con él se confiaba en que la Naturaleza había de dar al pueblo lo que le hacía falta; sobre todo, lluvia. Jahveh es el dios de Israel, y, por ende, el dios de la justicia; lógica de todo pueblo que tiene poder y goza de él con la conciencia tranquila. En el culto de las fiestas se expresan estos dos aspectos de la autoafirmación de todo pueblo: gratitud por los grandes destinos gracias a los cuales llegó al poder, y gratitud en relación con el ciclo de las estaciones y toda fortuna en la ganadería y la agricultura. Este estado de cosas siguió siendo el ideal durante mucho tiempo, incluso cuando hacia mucho había acabado de una manera lamentable a causa de la anarquía interior y la intervención de los asirios. El pueblo continuó alimentado como aspiración suprema esa visión de un rey en el que el buen soldado se aunaba con el juez severo; sobre todo Isaías, ese profeta típico (esto es, crítico y satírico de la hora). Sin embargo, todas las esperanzas se desvanecieron. El antiguo Dios ya no estaba en condiciones de hacer nada de lo que en un tiempo había sido capaz de hacer. Lo que correspondía era desecharlo. ¿Qué ocurrió? Se modificó su concepción; se desnaturalizó su concepción; a este precio se lo retuvo. Jahveh, el dios de la "justicia", ya no se consideraba identificado con Israel, expresión del orgullo de su pueblo, sino un dios condicionado... Su concepción pasa a ser un instrumento en  manos de agitadores sacerdotales, que en adelante interpretan toda ventura como premio y toda desventuranza como castigo por desobediencia a Dios, como "pecado": esa interpretación más mendaz en base a un presunto "orden moral", con la que se interviene de una vez por todas el concepto natural "causa y efecto". Una vez que con premio y castigo se haya abolido la casualidad natural, hace falta una causualidad antinatural, de la que se sigue entonces toda la demás antinaturalidad. Así, al dios que ayuda y que resuelve todas las dificultades; que en el fondo encarna toda inspiración feliz de la valentía y confianza en sí mismo, se sustituye por un dios que exige... La moral ya no es la expresión de las condiciones de existencia y prosperidad de un pueblo, su más soterrado instinto vital, sino que se vuelve abstracta y antivital: la moral como imaginación mal pensada, como "mal de ojo" a todas las cosas. ¿Qué es en definitiva, la moral judeo-cristiana? El azar despojado de su inocencia; la desgracia envilecida por el concepto "pecado"; el bienestar denunciado como peligro, como "tentación"; el malestar fisiológico infectado del gusano roedor de la conciencia...

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2016 ⏰

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