Ni la moral ni la religión corresponde en el cristianismo a punto alguno de la realidad. Todos son causas imaginarias ("Dios", "alma", "yo", "espíritu, del libro albedrío", o bien "el determinismo"); todo son efectos imaginarios ("pecado", "redención", "gracia", "castigo", "perdón"). Todo son relaciones entre seres imaginarios ("Dios", "animas", "almas"); ciencias naturales imaginarias (antropocentricidad; ausencia total del concepto de las causas naturales);una psicología imaginaria (sin excepción, malentendidos sobre si mismo, interpretaciones de sentimientos generales agradables o desagradables, por ejemplo de los estados del nervus sympathicus, con ayuda del lenguaje de la idiosincrasia religioso-moral, "arrepentimiento", "remordimiento", "tentación del Diablo", "la próxima de Dios"); una teología imaginaria ("el reino de Dios", el "juicio final", "la eterna bienaventuranza"). Este mundo de la ficción se distingue muy desventajosamente del mundo de los sueños, por cuanto éste refleja la realidad, en tanto que aquél falsea, desvaloriza y repudia la realidad. Una vez inventado el concepto "Naturaleza"en contraposición a "Dios", el término "natural" era por fuerza sinónimo de "execrable"; todo ese mundo ficticio tiene su raíz en el odio a lo natural (¡a la realidad!), es la expresión de una profunda aversión a lo real. Pero con esto queda explicado todo. Sólo quien sufre de la realidad tiene razones para sustraerse a ella por medio de la mentira. Más sufrir de la realidad significa ser una realidad malograda... El predominio de los sentimientos de desplacer sobre los sentimientos de placer es la causa de esa moral y religión basadas en la ficción; más tal predominio es la fórmula de la décadence...
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El Anticristo
ClassicsEl anticristo constituye la más dura e implacable crítica jamás lanzada, no ya contra la "buena nueva" de Jesús, sino contra la manipulación que de la figura y el mensaje de éste hizo, según Nietzsche, la Iglesia católica y, en concreto San Pablo. E...