Capítulo 11

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Diré aun dos palabras contra el moralista Kant. Toda virtud debe ser la propia invención de uno, la íntima defensa y necesidad de uno; en cualquier otro sentido sólo es un peligro. Lo que no está condicionado por nuestra vida, la perjudica; cualquier virtud practicada nada más que por respeto al concepto "virtud", como lo postulaba Kant, es perjudicial. La "virtud", el "deber", el "bien en sí", el bien impersonal y universal; todo esto son quimeras en las que se expresa la decadencia, la debilidad última de la vida, lo chinesco a la Konigsberguiana. Las más fundamentales leyes de conservación y crecimiento prescriben justamente lo contrario: que cada cual debe inventarse su propia virtud, su propio imperativo categórico. Un pueblo sucumbe si confunde su específico deber con el deber en sí. Nada arruina de manera tan profunda a íntima cualquier deber "impersonal", cualquier sacrificio en aras del Moloc de la abstracción. ¡Cómo no se sintió el imperativo categórico de Kant como un peligro mortal!... ¡El instinto de teólogo llevó a cabo su defensa! Un acto impuesto por el instinto de la vida tiene en el placer que genera la prueba de que es un acto justo; sin embargo, ese nihilista de entrañas cristiano-dogmáticas entendía el placer como objeción... ¿Qué arruina tan rápidamente como trabajar, pensar y sentir sin que medie una necesidad interior, una vocación hondamente personal, un placer?, ¿cómo autómata del "beber"? Tal cosa es nada menos que la receta para la décadence, hasta para la idiotez... Kant se convirtió en un idiota. ¡Y fue el contemporáneo de Goethe! ¡Esta araña falsa ha sido, y sigue siendo, considerada como el filósofo alemán!... Me cuido muy mucho de decir lo que pienso de lo alemanes... ¿No interpreto a Kant la Revolución francesa como el paso de la forma inorgánica del estado a la forma orgánica? ¿No se preguntó él si había un acontecimiento que no podía explicarse más que por una predisposición moral de la humanidad, así quedaba demostrada de una vez por todas la "tendencia de la humanidad al bien"?; ¿y no se dio esta respuesta: "este acontecimiento es la Revolución"? El instinto equivocado en todas las cosas, la antinaturalidad como instinto, la décadence alemana como filosofía; ¡He aqui Kant!

El AnticristoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora