Navidad

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Murmullos, decoraciones navideñas, aroma a pavo recién horneado y villancicos significaban una sola cosa: la cena de Nochebuena.
La hermana de Cam se encontraba hablando con una de sus primas sobre unos libros, sus padres comentaban cosas de negocios con los tíos y los abuelos se ocupaban de entretener a los nietos, él era el único que sentía que no encajaba pero no le importó, alguien desde el otro lado lo esperaba ansiosamente. Se levantó de la mesa y salió al jardín decorado con miles de luces.

Cameron Duncan
Buenas noches, srita. Anderson. ¿Le apetece tener una velada a distancia?

Charlotte Anderson
¡Ron! ¡Lo hiciste! Creí que no vendrías.

Cameron Duncan
Soy un caballero, y los caballeros cumplen sus promesas. ¿Eso fue un sí?

Charlotte Anderson
Un absoluto sí. Pero... ¿no deberías estar con tus familiares?

Cameron Duncan
Soy un bicho raro, nadie me extraña adentro. ¿Y tú?

Charlotte Anderson
Eh... Ya he cenado. Ahora me acompaña un chocolate caliente con unas galletas de jengibre.

Cameron Duncan
Al menos no tenemos que pasar un momento incómodo. Al menos, me tienes a mi.

Charlotte Anderson
No me quejo. Eres mejor que nada.

Cameron Duncan
Sé que me quieres. Eres mi regalo de Navidad.

Charlotte Anderson
Poquito. Como... ¿Alguna vez llevaste pizza a la escuela?

Cameron Duncan
Sí, ¿eso qué? Jaja.

Charlotte Anderson
Bueno, supongo que te han dejado solamente con migajas porque todos quieren y no puedes negarte porque quieres ser cool.

Cameron Duncan
Sí, le dije a mamá que jamás volvería a llevar pizza, me dejaron únicamente con la orilla.

Charlotte Anderson
Bueno, pues así te quiero, como las migajas de tu lunch.

Cameron Duncan
Auch.
¡Cuánta crueldad corre por tus venas!

Charlotte Anderson
Me vas conociendo perfectamente, Ron.

Cameron Duncan
Bueno... no tan perfectamente, de lo contrario sabría lo que estás pensando justo ahora.

Charlotte Anderson
A ver, ¿qué crees que pasa por mi mente, Duncan?

Cameron Duncan
Dos cosas.
Que quieres tu esperado y anhelado regalo de Navidad. Y otra es que seguramente piensas en mí.

Charlotte Anderson
Uhm.
Pienso en ti porque tú eres quien me va a dar mi regalo.

Cameron Duncan
¡Buen truco, señorita Anderson! Sabe cómo librarse de momentos incómodos, me enorgullece.

Charlotte Anderson
Lo sé, gracias por eso. Y bien, ¿cómo vas a sorprenderme? Son casi las doce.

Cameron Duncan
Esperemos.

Entonces, el reloj sonaba con el famoso tic-toc en ambos lugares y tenían la misma luna por encima de ellos.

Cameron sostenía el móvil entre sus manos mientras estaba sentado en la banca del jardín, vestía una chaqueta negra, pantalones claros, zapatos casi deportivos pero elegantes, guantes negros cubriendo sus manos del frío, y su cabello se movía a favor del viento, los rulos no se oponían a ello. Para él, hace dos horas que eran las doce, por esa razón miraba el reloj, porque para Lottie aún no era Navidad.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora