Año nuevo

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Por fin terminó de contar todo lo que le había sucedido con Cameron desde hace semanas, tenía una sonrisa demasiado amplia y unos ojos brillosos como los de su madre, el mismo sonido pausado se escuchaba al fondo e intentó ignorarlo. Poco a poco aquellos ojos fueron cambiando y la sonrisa desaparecía ante la imagen frente a ella. El nudo en la garganta le apretaba tanto que sentía que iba a romperse en cualquier momento. Pequeñas gotas de agua se fueron acumulando en los ojos, haciendo que le fuera imposible el mirar sin ver borroso, apretó los puños con una fuerza que le blaqueaba los dedos y finalmente dejó caer la cabeza encima de su madre. Los brazos de la pequeña Lottie rodearon a la mujer sobre la cama para así poder abrazarla delicadamente. Las lágrimas mojaron la tela y estas se expandieron en cuestión de segundos.
-Regresa, por favor. Quisiera escuchar al menos mi nombre pronunciado por ti, mamá.
Pero no hubo una respuesta, ni un movimiento, mucho menos una mirada. Charlotte estaba destrozada, ni siquiera sabía si su madre la escuchaba y cada día de la semana ocupaba al menos cinco minutos para hacer lo mismo, hablar con un cuerpo conectado a miles de aparatos, aparatos que la mantenían con vida. Hace unos años que su madre quedó desconectada del mundo y con cada día que pasaba, Lottie sentía que el mundo se le destrozaba. Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada cosa que involucrara el tiempo le daba menos esperanzas. Deseaba verla sonreír una vez más, deseaba que todos los momentos que ha estado sin su madre volvieran a repetirse pero estando ella presente y no sola, como lo ha estado desde entonces.
-Es un año más sin ti... ¿cómo puedo vivir con esto? Tienes que regresar, me haces falta, y mucha.
Charlotte miró a su madre con el corazón destrozado y cerró los ojos dejando caer las lágrimas de cada fin de año hasta que su mente fue ocupada otra vez por Cameron, su chico de ojos verdes. Tomó las fuerzas necesarias y respiró profundo para cesar las gotas que salían de esos hermosos ojos.
-Tengo una cita virtual, mamá -Lottie sonrió por un instante, se puso de pie limpiándose el rostro húmedo con las manos y se inclinó a besar la frente de su mamá-. Feliz año nuevo -murmuró.

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Los familiares llegaban poco a poco, Cameron se encontraba en la sala recibiéndo a cada uno con abrazos cálidos, la familia era demasiado cercana y si a alguno le pasaba algo, era seguro que todos iban a estar ahí apoyándolo. El chico de ojos verdes apreciaba lo que tenía, sin embargo, este año no le importaba tanto como aquella pelirroja que se metía en sus pensamientos. Miraba el reloj en su muñeca a cada minuto que pasaba, aún no sabía cómo iba a escapar de todos ellos, y por más que pareciese egoísta, quería y deseaba con todas sus fuerzas hacerla feliz. La mayor parte del tiempo, Cameron suele reservarse lo que observa en otras personas, como cuando se dio cuenta que los padres de Alexander tenían problemas, su mejor amigo se la pasaba rayando sus libretas con garabatos y fruncía el ceño, Ron se dedicó por unos meses a distraerlo hasta que todo se solucionó y sólo dejó que él le dijera la verdad. Ahora algo similar sucedía con Charlotte. La chica reflejaba tristeza, no es que la haya escuchado o pudiese verla, sino que por medio de las pláticas la notaba apagada, sin ánimos.
No quería suponer nada, tampoco preguntarle pues eso hace que la persona se sienta incómoda, él más bien estaría ahí para ella en todo momento, después de todo, a sus familiares podía verlos en cualquier momento.

-Cameron, mamá quiere que estés con nosotros, ¿está todo bien? -preguntó su hermana al acercarse por detrás del sofá donde él estaba sentado con el móvil entre las manos.
-Necesito un favor, Cami. ¿Me cubres?
Su hermana mayor entrecerró los ojos cruzándose de brazos, no le convencía para nada el ayudarle.

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-Demasiado elegante, absurdo, infantil, horrible, no me queda... -Lottie aventaba varias prendas a la cama conforme las sacaba del armario, ¿desde cuando permitió que eso pasara? Sus ropas debían venderse bien para montar una película de hace tres años. Bueno, ¿qué más daba? Cameron no iba a verla.
Eligió un vestido negro ajustado hasta la cintura y suelto a partir de ahí, con un largo que llegaba unos centímetros abajo de la rodilla-. Definitivamente no sé por qué hago esto.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora