Lo siento

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Lottie se levantó de un sobresalto, tenía la respiración agitada y su corazón latía con fuerza. El final de su sueño fue como ser absorbida hasta la realidad, todavía recordaba las caras de los chicos y el que más llamó su atención fue Cameron, quien apareció en su sueño como si lo conociera de años. Se pasó la mano por la frente, percatándose de que su cuerpo estaba helado, miró el reloj en su pared, apenas eran las cinco de la madrugada, sería imposible volver a dormir. Buscó a tientas sus pantunflas y se puso de pie para bajar a la cocina.

Para su sorpresa, ahí estaba Aaron tomando una taza de café y leyendo el periódico que dejaron seguramente hace un rato.
-¿Queda más café? -preguntó Lottie tallándose los ojos, su cabello estaba suelto y revuelto.
Aaron levantó la mirada a ella sonriendo, él rara vez la veía de otro modo.
-Uhm, sí. ¿No pretendes dormir más?
-No. Apenas es el segundo día de enero y he tenido suficiente, ni dormir es una opción -dijo sentándose en el banco. Sobre la barra habían galletas que su nana había dejado, como para un año y un par de donas que Theo mandó por la noche como obsequio. El dulce nunca cae mal, menos en momentos difíciles.
-¿Tienes pesadillas? Suelen ser frecuentes cuando...
-Lo sé -Lottie dejó caer la cabeza sobre la barra, al igual que los brazos-. Tendré ojeras enormes. Por cierto, no quiero hablar de mi padre. ¿Porqué no hablamos de la nueva vecina?
Aaron casi dejó caer el sobre de azúcar, por lo que Lottie rió con ganas.
-No sé de que me hablas, pecas.
-Oh, sí sabes. Hasta te pones nervioso. ¿Acaso vino a visitarte? ¿Te pidió una taza de azúcar?
-¿Qué tienes tú con el azúcar?
-Es todo lo que necesito ahora -bromeó al sentarse bien nuevamente cuando Aaron le asentó la taza caliente al frente.
-En realidad fui yo quien le hablé. -Ella abrió los ojos de par en par, jamás se imaginó que él daría el primer paso- Ayer cuando te fuiste con el idiota -Lottie lo señaló con el dedo índice y entrecerró los ojos-, bien... con Theo, ella estaba arreglando el jardín...
-Qué típico eres, Aaron. No me digas que le preguntaste la hora o qué tipo de flores eran. -Bebió del delicioso café.
-No, le pregunté por la vecina pasada, porque no la había visto y ella me dijo que es su tía, se mudó y le dio la casa por estudios, pero más bien para que alguien la cuidara pues su intención no es venderla por ahora.
-Si tuviera esa casa tampoco la vendería, es muy acogedora. ¿Se te hizo bonita? -la pelirroja movió las cejas sonriendo y él tomó asiento.
-Es muy preciosa. No me gustan las rubias, pero tiene una mirada demasiado tierna, es gentil y parece que puedo hablar con ella de cualquier cosa.
-Definitivamente necesitas algo así. Fuera de esta cueva. -Suspiró produndamente y tomó otro gran sorbo de la bebida.
-Hablando de cueva, hoy no creo que tu casa lo sea. Tu padre me ha mandado un mensaje diciendo que vendrá hasta la noche. Tienes la mañana y la tarde libre, bonita. -Aaron la animó dándole una dona y ella sonrió.
-Perfecto. ¿Crees que alguien puede estar arrepentido de verdad? -le dio una mordida a la dona, el hambre no llegaba del todo pero tampoco quería preocupar a Aaron.
-Sí, más si esa persona te ha querido. ¿Te refieres a Theo?
Ella negó una sola vez y bajó del banco.
-Tengo que ir a ver a alguien que puede ayudarme. No pienso que mi padre me arruine la vida.
El chico asentó la taza caliente dejando el periódico en la barra también.
-¡Pero son las cinco aún!
-¡No me importa! -gritó al subir las escaleras rápidamente.

Pensándolo bien, no debió salir tan temprano, estaba congelándose al caminar pero le faltaban dos esquinas y llegaba a su destino.
Corrió para entrar un poco en calor y así llegó en menos tiempo. Agitada, tocó el timbre tres veces, esperaba una respuesta inmediata. Se escucharon pasos rápidos y la puerta se abrió.
-¿Charlotte? -su tía paterna creyó que estaba soñando.
-Sí, ¿puedo pasar? Lamento venir temprano pero no tengo otra opción -otros pasos sonaron detrás de la mujer y Lottie miró por encima del hombro ajeno antes de soltar un grito y correr sin el permiso.
-¡Charlie! -el chico extendió los brazos para recibir a su prima. Tenía mucho tiempo que ninguno de los dos se veían debido a los problemas y distanciamientos, ellos solían ser los mejores primos y amigos al mismo tiempo. Lottie quería llorar ahí mismo, quería decirle a Demian que fue estúpido haberse alejado cuando ellos estaban bien. Más que Aaron, más que Theo, más que cualquier persona en el mundo, incluso más que Jhon, Demian era la mano derecha de la chica.
-Demian, voy a matarte si nos volvemos a separar... -susurró abrazándose de él con fuerza.

La mujer, madre de Demian veía la escena con tristeza, ojalá pudiese haber hecho algo con el pasado para que ellos no tuvieran que haber pasado por eso, ahora le alegraba un poco que estuvieran juntos. ¿Cuál sería la verdadera razón de la visita?

Por fin se soltaron y Demian la miró, ahora era toda una señorita, en su mente sólo tenía la imagen de una pequeña pelirroja corriendo por la casa, y Lottie recordaba a su primo como un enano que la perseguía a todas partes. Las imágenes de la adolescencia eran muy pocas, pero no las menos importantes, pues en ese tiempo fue cuando ambos se volvieron más unidos.

-Charlotte, yo... -dijo Madge al cerrar la puerta con la mirada puesta en su sobrina.
-Está bien, deja que yo hable -bajó la capucha que la cubría del aire frío y respiró hondo-. Ahora más que nunca te necesito, no sé cuáles fueron las razones para irte, tenías mucha razón, debí escucharte cuando quisiste contármelo, he venido para eso. Y también para intentar olvidar el pasado. Mi padre ha vuelto y no quiero caer en lo mismo, sé que tú más que nadie sabías lo que pasaba con él porque mamá te lo contaba... Por favor, quiero que me ayuden, sea como sea.

Madge quedó sorprendida por la palabras y contuvo las lágrimas al asentir.
-Te ayudaría mil veces, primero quiero contarte todo y dejaré que tú decidas. ¿Estás lista?
Demian y Charlotte se miraron, él asintió como si supiera las razones, lo que le dio más confianza a ella de responder con un sí.
-Quiero saber toda la verdad.

• • •

-¿Qué tal va todo con Charlotte? -preguntó Alexander presionando las teclas del control con una rapidez inigualable.
-¡No! ¡¿Qué haces?! ¡Por ahí no, Alex! -Cameron gruñó al terminar la frase y dejó caer el control, habían matado a su personaje pero Alex seguía jugando-. Situación sentimental: igual a mi personaje del videojuego.
Alexander enarcó una ceja y le puso pausa, la pantalla quedó congelada.
-Pero todo estaba yendo bien. Ya hasta podía verlos casados. -Bromeó, dándole una palmada suave en la espalda.
-No es tan fácil como parece. La distancia es una mierda, y esa chica no sabe lo feliz que me hace. Voy a acabar mal -dejó el control en el sofá y se puso de pie revolviéndose el cabello lleno de rulos rebeldes.
-Jamás te había visto así, si que te ha pegado -Alexander continuó la partida del videojuego, pero seguía escuchando a su amigo.
-Ella es muy hermosa, es diferente a las demás chicas y la pasamos bien. Ojalá no estuviera tan lejos. Siento que algo pasa en su vida y ella no me lo dice, ayer discutimos por eso.
-Que ella no te quiera decir no significa que no confíe en ti. Puede ser que al hablar contigo olvide sus problemas. No sé mucho de chicas, duro con ellas dos meses, idiota. -Rió levantando los brazos sin soltar las teclas.
Cameron enarcó una ceja cuando vio que su mejor amigo había ganado la partida.
-Eso fue truco. -Soltó en reproche. Lo cierto era que no se concentraba para nada en el videojuego, tenía a Lottie en sus pensamientos, debía arreglar las cosas con ella. Alexander estaba en lo cierto.
-Quisieras.

Charlotte Anderson

Sé que me comporté como un imbécil contigo. Lamento lo que haya pasado, Char. ¿Podemos hablar pronto? Te echo de menos, necesito a mi rojita pronto.


¡Hola chicos!
Les traigo otro capítulo. En el que viene habrá información MUY importante. 👌
¡YA CASI A LOS 2K! MILLONES DE GRACIAS.

Les recuerdo... (Responde en el capítulo "A mis lectores")

 (Responde en el capítulo "A mis lectores")

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