Trato hecho

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Un leve dolor lo despertó de golpe, Aaron sentía como si le hubiesen apuñalado justo en el centro de la espalda, se fue sentando poco a poco para no hacer un movimiento brusco que empeorara la situación, miró a ver a su izquierda y ahí estaba la pelirroja descansando placenteramente encima del sofá. Por la noche, la había tomado entre sus brazos para colocarla donde él estaba, por lo que él terminó durmiendo en el suelo.

El sonido de la máquina conectada al cuerpo de la madre de Lottie era lo único que rompía el silencio en la habitación y los rayos del sol entrando por pequeños espacios entre las cortinas iluminaban el lugar. Miró el reloj en su muñeca, era mediodía, justo a tiempo para medicar a Meredith.

Se levantó y cogió un par de frascos de la mesita para llevarla con él hasta la cama. Cada vez que se detenía a mirarla soltaba un suspiro, si tuviera todo en sus manos para despertarla, no dudaría en hacerlo, su pequeña pelirroja era muy fuerte pero por dentro estaba derrumbándose, lo sabía desde que aquella sonrisa se fue apagando con el paso del tiempo.
Sostuvo un frasco en el aire y con la jeringa, tomó cierta cantidad, lo mismo hizo con los demás. Le suministró los medicamentos vía terapia intravenosa pues estos le ayudaban mientras estaba en estado ausente, observó el tono de su piel, ligeramente pálido y recordó que no se había movido en meses, rezaba porque no esté empeorando.
Dejó todo en su lugar, desechó la jeringa y el timbre de la casa resonó alrededor. Rose no estaba, así que a él le tocaba abrir.

Se llevó una gran sorpresa cuando vio quien estaba frente a la puerta.
-¿Se te perdió algo? Me parece que estás en la casa equivocada.
Theo le dio una mirada enfurecida.
-Sé perfectamente lo que hago y a dónde voy.
El enfermero soltó varias risas colocando la frente contra su mano que sostenía la puerta.
-En eso tienes toda la razón, por eso dejaste a Charlotte, sabías perfectamente que estabas mejor lejos, ahora ya te desviaste bastante de tu camino.
-No quiero discutir, ¿puedes decirle que vine a verla?
El ex enamorado de la pelirroja posó la mano en la puerta para empujar en cualquier momento.
-Está durmiendo, y no creo que quiera verte. ¿Sabe que estás aquí?
-Ya la he visto mientras tú no estabas, ¿o acaso es que no te ha contado? ¡El hermano no sabe las nuevas! Qué triste.
Eso enfureció también a Aaron y de un paso se acercó a él empujando la puerta, Theo retrocedió sin dejar de mirarlo.
-Imbé...
-¿Podrían no pelear en mi ausencia? -interrumpió la chica pero ninguno se movió-. Por los dioses, son lo peor.
Se colocó en medio de ambos e hizo que Aaron entrara de nuevo a la casa dejando a Theo afuera.
-¿Ya comiste algo? Pensaba invitarte a comer...
-Ella no tiene permiso.
Charlotte se cruzó de brazos y Aaron rodó los ojos.
-Vayamos a comer, vuelvo en un rato. No tardo -le dijo a su hermano adoptivo y él se perdió dentro de la casa con los brazos levantandos y enojado.
-Lo siento, no sabía que él estaba aquí, te hubiese llamado de haber...
-Ya, no importa. Vamonos antes de que me obligue a quedarme. -Dio una rápida mirada a su móvil, Cameron aún estaba durmiendo.
Theo observó de reojo aquel gesto y metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta deportiva, hizo como si no hubiese visto nada, lo que daría por estar en el lugar de ese otro chico.
-¿Qué tal el año nuevo?
Ambos comenzaron a caminar por la orilla de la calle, el aire estaba helado pero el sol ayudaba un poco a disminuir el frío.
-Mejor que las pasadas -recordó la voz de Cam grabada en su mente y sonrió sin darse cuenta.
-¿Qué te tiene así? -enarcó una ceja ante la curiosidad, Theo tenía unos ojos azules tan preciosos que parecían el mismo mar.
¿Debía decirle la verdad? ¿Por qué no? Se supone que ahora eran amigos, y ella no le hizo nada malo.
-Cameron -soltó de repente y sus pasos se alentaron.
-Uhm, debí imaginarlo. El chico con suerte. -Rió sin ganas, sus errores se asemejaban a cargar miles de sacos en la espalda.
-Si no quieres hablar del tema, lo entenderé...
-Está bien, puedo lidiar con ello. Me preocupa que te pueda mentir y hacer daño -dijo lo más sincero posible.
-¿Tuviste miedo cuando fuimos algo más?
Theo se detuvo de golpe, su semblante cambió a uno triste y dolido.
-¿Podrías dejar de estar a la defensiva, Charlotte? Estos días he estado intentando recuperar un poco lo que éramos sin importar que me pisotees y recuerdes a cada segundo el gran error que cometí. Necesito... -apretó el puño conteniéndose pero al final lo dejó ir- necesito tenerte a mi lado una vez más, quiero recuperarte, al menos como amiga y eso no quita que me preocupe por ti. Me di cuenta de todo, por eso he regresado, gasté todo mi dinero para estar de vuelta a tu lado porque me sentí el imbécil de todo el mundo. Perdí algo muy bueno, estoy jodidamente arrepentido de haberte dejado.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora