A la luz

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-¡Camille! -gritó Cameron desde el estudio donde sus padres trabajaban, llevaba revisando cada uno de los cajones en busca de tinta para la impresora.
-¿Qué sucede? -su hermana mayor acudió a ella corriendo como si fuese una madre primeriza preocupada por su hijo.
Él frunció el ceño y cerró el último cajón del escritorio antes de mirar a la chica de cabello rubio café.
-¿Tienes idea de dónde guardan nuestros padres las tintas? -preguntó al señalar la pantalla de su laptop con un documento abierto-. Necesito imprimir algo pero resulta que en nuestra familia a todos les da por dejar las cosas vacías -dijo en broma.
-Sabes que en vacaciones nadie ocupa estas cosas, está casi prohibido -respondió la chica caminando hasta un pequeño armario de papelería para sacar un paquete pequeño de tintas-. Buscaste en todos lados, menos aquí. ¡Qué hermano tan inteligente!
-Oye, se supone que estás para ayudarme cuando me pierdo -le quitó la cajita enseguida y corrió a colocarlas dentro de la impresora.
-¡Hey! ¿Qué es lo que vas a imprimir? Luces desesperado, pequeño Cameron -ella tomó asiento en la silla con rueditas, típicas de una oficina.
-Algo, no te atrevas a mirar, son cosas del más allá. Te asustarás -rió entre dientes presionando un botón y luego dio click en una ventana que se mostraba en la pantalla-. Listo.
La chica se detuvo a leer mientras Cameron se entretenía en ver como la hoja iba saliendo con algo ya impreso en ella.
-¡Por Dios, Cameron! ¿Tienes novia? -Su hermana aumentó la voz al pronunciar las palabras y él sólo se echó a reír con algo de nerviosismo-. Por cierto, es un lindo detalle el de la chica. Yo ni me atrevería a mirar todo lo que le he dicho a un chico y tomarme el tiempo para colocarle incluso las fechas. Qué afortunado eres, hermanito.
-Se supone que debes decir que ella es la afortunada porque yo soy tu hermano -tomó la hoja impresa con una amplia sonrisa y la recortó para meterla en un portarretratos negro.
-Se supone que debes contarme porque soy tu hermana -lo amenazó con el dedo índice frunciendo el ceño- para que coloques eso en tu habitación, debe ser muy importante para ti. ¿Es de la escuela? ¿Es bonita?
Cameron se revolvió el cabello con una sola mano, las preguntas siempre lo ponían nervioso, más cuando venían por parte de algún familiar y el doble si eran sobre temas incómodos.
-Ella es hermosa, es mi pelirroja. Y no, no es de la escuela. Es... es un tanto difícil de explicar -dijo tomando asiento en un pequeño sofá individual-. No creo que quieras escucharlo.
-Estamos a dos días de fin de año, no tengo trabajo hasta enero, tampoco tengo deberes. Habla ahora, esto suena interesante -ella sonrió con dulzura al mirar a su hermano intimidado, pocas veces se comportaba así.
Él asintió una sola vez, tenía dos opciones: decirle a su hermana y tener con quien desahogarse o quedarse callado e inventarle cualquier cosa pero sufrir solo.
-Se llama Charlotte, es pelirroja y tiene unos hermosos ojos cafés. Es una chica muy dulce y divertida, creo que ha sido la primera chica que me ha caído bien, hablamos de cualquier tema que se nos cruce por la mente, ella no juzga, no cree que soy el típico chico popular que se acuesta con miles de chicas y que ama el deporte más que así mismo, ella ve a un chico normal, no tiene un estereotipo absurdo sobre mí -dijo cada palabra mirando el portarretratos entre sus manos, no iba a mirar a su hermana por timidez.
-Ella puede ver al chico auténtico que yo conozco -Camille volvió a sonreír.
-Es que tu sabes que en la escuela ser popular te clasifica en algo, pero yo no soy así. Creo que soy un chico nerd popular -levantó la mirada riendo a carcajadas y negó.
-¿Es tu novia? ¿Desde cuándo traes estos pensamientos tan ocultos, Cam? -cruzó los brazos entrecerrando los ojos.
-Ella no es mi novia, Camille. Lottie es únicamente mi amiga, nos conocimos hace casi un mes. Somos mejores amigos.
Hasta a él le sonó extraño usar ese término para referirse a la relación que tenían, porque podría apostar a que su hermana no iba a tragarse ese cuento tanto como él.
-Bien, si no es tu novia, entonces nada más te gusta, pero... -miró las manos de Cameron aferrándose al marco del portarretratos- opino que te estás enamorando y más allá de preocuparme, me intriga saber de dónde la conoces, parece muy buena chica.
-Eh... ese es el problema. Charlotte vive en otra parte del mundo, no es de aquí, la conocí por Facebook.
Camille abrió los ojos de par en par y entreabrió los labios como si fuese a darle un sermón por ello, pero en vez de eso, golpeó su frente con la palma de la mano negando repetidas veces.
-Cameron, Cameron, Cameron, ¿qué voy a hacer contigo? ¿Sabes acaso lo peligroso que puede ser eso? O puede que ella no sea quien dice ser -ahora si venía el verdadero problema.
-Escucha, Cami. Ya no estoy en la edad de piedra como para que digas que no sé usar el internet, tampoco tengo quince años, sé dónde me meto. ¿De acuerdo? -Le puso la mano encima del hombro para reconfortarla, aunque ese papel tendría que ser el de ella, esto iba a ser más difícil de lo esperado-. En realidad... quiero conocerla mucho más, quiero escuchar su voz algún día o verla por el medio que sea.
Ella soltó un suspiro, confiaba bastante en su hermano e iba a apoyarlo, prefería que él le contara todo con detalle para mantenerlo a salvo, que mantenerlo alejado y corriendo peligro. Quizás si tenía razón, había demasiadas herramientas para probar que esa persona era real, mucho más que las herramientas para mentir. Además, ¿qué persona cruel se tomaría ese tipo de detalles con alguien?
-De acuerdo -ella le revolvió el cabello a Cameron con una sonrisa dibujándose en el rostro- cuenta conmigo para lo que sea. Por mientras lo mantendremos en secreto, no quiero que nuestros padres se asusten, pero lo que sea que suceda, estaré aquí para apoyarte y aconsejarte.
Ambos se pusieron de pie, él estaba demasiado agradecido con su hermana mayor, Alexander no era un buen consejero, y quería la opinión de otra persona, no sólo de su mejor amigo.

Kilómetros [En pausa y en edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora